Contenido creado por Jorge Luis Costigliolo
Entrevistas

Por la fe que lo empecina

Con Gabriel Soria y Santiago Monteverdi, de Crepar

La banda Crepar publicó recientemente “Esencia”, su último trabajo, y lo presenta este sábado en BJ. Antes del show conversamos con Gabriel Soria y Santiago Monteverdi, cantante y baterista respectivamente, y hablamos de sentimientos, discriminación, heavy metal, tecnología y marketing.

18.10.2013 16:27

Lectura: 11'

2013-10-18T16:27:00-03:00
Compartir en

Jorge Costigliolo | Montevideo Portal
jcostigliolo@montevideo.com.uy

A 15 años de su zozobrante debut y ya consolidada como una de las bandas referentes en la raleada y marginal escena metalera local, Crepar presenta Esencia, su tercer disco. Un trabajo original, contemporáneo y serio, en el que el grupo moderniza su sonido, en función de la canción rockera de raigambre urbana.

Surgida en el 98, Crepar comenzó a caminar su senda a principios del milenio, y pudo haber pegado el gran salto en 2004, en épocas en que casi todo lo que tuviera viola y batería sonaba hasta en la Clarín, y chiquilines con más horas de espejo que de ensayo aparecían en revistas, programas y foros de internet, y alternaban en los festivales que, como hongos, se hacían a lo largo y a lo ancho del suelo patrio.

Pero a Crepar nunca le llegó ese cuarto de hora que podía haber usado para arañar un lugar en lo que quedó cuando pasó la ola y se llevó lo que encontró de raíz más débil. O sí.

"Creo que de costado igual un poco comimos", dice Gabriel Soria, vocalista de la banda. "Nosotros nos vimos favorecidos con pila de toques y cosas. Incluso se arrimaba gente del rock nacional, que iba a ver a bandas como Hereford, y la enganchábamos. En 2005 tocamos con O'Connor, participamos del Pilsen Rock... hubo cosas buenas que pintaron. Es cierto que nunca explotamos".

Para Santiago Monteverdi, baterista, "siempre se carga con el estigma de banda metalera, que a la gente le choca un poco". En ese sentido dice que "hay una culpa compartida, de parte del público, de no querer investigar esas tendencias nuevas, y también de esas bandas que se sienten las ovejas negras y dicen de una 'ah, no nos quieren escuchar'. Además, hay carencias de todo tipo, no hay muchas bandas de metal buenas, y otras se dedican a copiar lo que suena en otro lado".

"Y está también eso de autodiscriminarse...", agrega Gabriel. "A Rey Toro le ha pasado... en el under hay mucha gente que no los soporta porque piensa que se comercializaron. Nosotros nunca fuimos 'el metalero de ley', nos importa tres huevos. Hacemos la música que nos gusta, y va variando de acuerdo a cómo vamos madurando nosotros. Y eso lo ves en los discos, que cambian de uno a otro. A nosotros nos dicen también 'eso no es metal'. Y no sé: es lo que vos quieras".

Gabriel Soria- Crepar l Foto: Gerardo Carrasco- Montevideo Portal

Y lo que para el rock local en general es difícil, para el género más duro (por usar un término que conforme a los heavys de la Guardia Vieja y a los metaleros menos ortodoxos), es casi una misión imposible. A la compartimentación del público se suman las carencias de infraestructura que impiden el crecimiento de las bandas nuevas.

"Los lugares que tenés para tocar son limitados", dice Gabriel. "Si sos una banda under, hacer un show para 300 personas, que debería ser lo básico, no podés, no te dan los costos. Se tienen que juntar tres bandas, ver qué hacer, todo a las apuradas, y entonces tampoco tenés desarrollo de escenario, no aprendés a sacar tu sonido, enfrentarte con el público".

"Y hay, además, una limitación económica", apunta Santiago. "La mayoría de las bandas que han tocado metal a lo largo de la historia siempre vienen de los márgenes para abajo, de los sectores más pobres. No todo el mundo puede ir y comprarse equipos, buenos instrumentos, ahí ya hay una desventaja".

"Pasa también que los metaleros se atacan", comenta Gabriel. "Los tipos que escuchan death metal no escuchan power metal, y no van a los toques. Entonces dentro de un fenómeno en el que somos cinco, hay subgrupos. La movida del metal acá está recontra dividida, siempre lo estuvo. Sumale que la gente va los recitales, se aburre, se cansa, a cierta edad se abre y deja de ir, tira la toalla... nunca termina de evolucionar. Ponete a pensar cuánto duran las bandas de metal acá... está Herrumbre, que son eternos, los Rey Toro, que vienen de Sátrapa y Chopper, estamos nosotros, y no sé cuántas bandas más habrá. Los proyectos de banda acá duran tres, cuatro años. En ese tiempo, en Uruguay, con suerte sacás un disco. La mayoría, si puede, alcanza a grabar un demo con dos o tres temas y se disuelve. Así no hay evolución posible".

Santiago Monteverdi - Crepar l Foto: Gerardo Carrasco- Montevideo Portal

Amo este lugar


Y si la fama no existe y dinero no hay, ¿cuál es el motor? Gabriel Soria tiene una respuesta contundente y a prueba de reparos. "Con Crepar he tenido mil calenturas, mil quemazones. Son más los momentos malos que me ha dado que los momentos buenos. Pero no puedo estar sin tener la banda, y además llega un momento en que le dedicás tanto tiempo a un proyecto, y realmente le tenés fe, que le seguís dando. Nos han pasado cosas re buenas, hemos tenido toques re buenos, para pila de gente, ediciones en el exterior, participamos de tributos, de todo un poco. Personalmente no me da para tirarlo a la basura, es algo que no quiero dejar morir. Seguimos con eso: yo voy a seguir con la bandera levantada hasta que me parta un rayo. No creo en eso de armar una banda y dejarla por la mitad".

"El fin de todo esto", agrega, "es el sueño del rock. Acá nadie quiere ser estrella del rock y vivir de la música... si se puede, de más, pero sabemos que es imposible. Lo que sí pedimos hoy en día es que la banda sea más o menos rentable, y lo hemos logrado, aunque hay veces que tenemos que poner platita de nuestro bolsillo. Sin contar que ya los ensayos los pagamos nosotros. Es clarísimo. Tratamos de no ir a pérdida en los toques, y por suerte hace mil años que no nos pasa. Es eso, y que después venga alguien y te diga que 'Hasta morir' lo marcó, y ver cómo se contagia la energía cuando estamos tocando. O estar en un boliche, cualquiera, y que venga un pibe a hablarte de un tema que le parece tremendo y que vos lo hiciste en tu cuarto, con un amigo, y de repente lo están cantando otros que no conocés, eso es lo mejor. No por mamártela, sino porque generaste en alguien una emoción con algo que vos compusiste en tu cuarto. A mí me han pasado cosas locas, me han regalado este collar (un dije con el logo de la banda), pequeñas cosas que a mí me llenan. Significa que todo lo que estoy haciendo no es en vano. Esas cosas me parece que están de más: que se hagan remeras, que pinten banderas... Y la satisfacción de tocar y conocer gente. Hemos tocado con Helloween, con Rata Blanca, con Exodus... quieras o no estamos haciendo el pequeño sueño del rock en Uruguay, en la esquina lejana de América del Sur".

Gabriel Soria- Crepar l Foto: Gerardo Carrasco- Montevideo Portal

Ahí, dice Santiago, "la satisfacción va por otro lado. De alguna manera, uno está resignado a que no exista 'fama y dinero'. Gracias a esa resignación muchas veces te llevás sorpresas, y cuando pinta algo bueno te quedás mucho más contento, y no andás esperando que te llueva la guita".

"Tampoco te podés quedar en la onda de decir 'ah, toqué con Helloween para dos mil personas, y ahora no me bajo de esa'. Tu realidad es otra, y eso es un bonus que te pinta", apunta Gabriel, que agrega que esa realidad que les toca tiene que ver con el medio en el que eligieron desarrollarse.

"Yo, si quiero hacer algo, quiero que sea acá. Yo estoy atado a Uruguay y no me iría a otro lado, a no ser que tuviera una propuesta tremenda que no la tuviera ni que pensar. Pero no estoy dispuesto a agarrar la mochila y salir a hacer el sueño del rock con la banda. No es porque no lo quiera, porque la música y esta banda son de las cosas que más me mueven en la vida, pero quiero que sea acá", dice.


Hoy es el futuro

Esencia, disco número tres en la carrera de Crepar, se puede descargar gratis desde el sitio de la banda, una decisión que tiene que ver más con una estrategia de supervivencia que con una movida de marketing. Sin embargo, se puede comprar por una suma más que módica el álbum físico, que no es un disco, sino un pendrive de forma y tamaño de una tarjeta de presentación, que destaca por su originalidad y facilidad de transporte.

"Se prendió la idea", cuenta Gabriel. "Santi consiguió el contacto con China para traerlo. La cabeza fue que una vez estábamos hablando con Pablo, el guitarrista, y nos preguntamos cómo sacarlo. El disco anterior salió por el sello Banda Joven, que cerró, y este lo grabamos, golpeé puertas, pero nos dijeron que no, y lo teníamos que sacar. Ya estaba grabado, y no nos podíamos quedar esperando mucho tiempo más. Teníamos dos opciones: en CD-R no lo íbamos a sacar porque era bajar un escalón con respecto al trabajo anterior, no podíamos retroceder un casillero. Mandar a fabricar el disco a Argentina nos iba a salir un platal, y, si bien teníamos claro que queríamos que el material estuviera gratis en la web, teníamos que tener una edición física. Y se nos ocurrió sacar un pendrive, que genera dos cosas: en primer lugar te podemos dar la música en buena calidad, con videos y lo que quieras, y además no lo vas a tirar. Lo peor que podés hacer es borrar el disco, y seguir usando el pendrive. Y eso también me sirve porque me hacés propaganda.

Santiago Monteverdi - Crepar l Foto: Gerardo Carrasco- Montevideo Portal

Y ojo: lo podemos hacer porque somos una banda independiente: este pendrive, que vendemos a dos gambas, nos sale 160 pesos de costo. No es ganancia, pero sí nos genera la movida de ser la primera banda en editar en pendrive, damos que hablar, y, además es un formato que se adapta mucho más a los tiempos que corren. No hay con qué darle. Yo no sé si a los sellos les sirve editar un pendrive, pero los grupos pequeños, independientes, lo podemos hacer".

"Igual creo que no va a demorar el día en que la industria tenga que adaptarse a otros formatos. Quizás se mantenga el arte del disco, pero no sé si tendrá sentido seguir publicando CDs", acota Santiago. "Nosotros decidimos mostrar nuestro trabajo a todo el mundo, que esté abierto. No creo que las bandas saquen plata de vender discos hoy en día. Hoy uno se compra un disco, lo ripea, lo sube a internet y fuiste, te cagó todo el negocio. Hay que adaptarse a los tiempos de ahora. Prefiero, pensando con una cabeza comercial, tratar de generar dinero en un toque en el que vaya mucha gente que tratando de vender discos, hacernos conocidos por otro lado. De última, uno hace música para mostrársela a los demás. ¿Por qué uno tiene que vender ese trabajo?", dice.

"A nosotros, porque saquemos un disco, no nos van a pasar en todas las radios", asegura Gabriel, convencido. "Entonces, tenemos que pensar en la manera de hacérsela fácil a la gente. Nos cuesta mucho que les llegue: no tememos apoyo de los medios, no tenemos un sello que nos ponga en las radios y las disquerías, así que se la tenemos que facilitar al público: poner las canciones en la página, hacer clic y bajar las canciones".

Para Santiago, en ese sentido, "lo único que puede generar alguna rispidez es el tema de los derechos de autor, que creo que hay que proteger... pero no podés ser enemigo de Internet. Tiene que ser tu aliado. Siempre".

Jorge Costigliolo | Montevideo Portal
jcostigliolo@montevideo.com.uy