Imagen
Imagen
Imagen
Montevideo Portal
Envianos tu sugerencia
imagen

Fernando el temerario


Fue un personaje casi mitológico del fútbol local, enzarzado durante años en una lucha épica en las alturas con Luis Romero, en las épocas en que Kanapkis era zaguero tricolor y el Lucho Romero saltaba con la 9 aurinegra como si para él rigiera una suerte de gravedad lunar exclusiva.


En las épocas del segundo quinquenio aurinegro, Kanapkis supo perder pero también ganar ante Romero, cuyo duelo se repetía en cada clásico como si fuera un indicativo preciso de los destinos del partido: si Kanapkis ganaba, a Nacional le iba bien, pero si Romero vencía, era Peñarol el que festejaba.

Fernando Kanapkis era un jugador que imponía presencia, con su metro noventa y dos de dimensiones espartanas, una pierna capaz de trancar con el titanio (y dejarlo maltrecho) y un torso adecuado para ganar el cuerpo a cuerpo violentamente a los ingenuos delanteros que intentaban luchar a brazo partido. Se trataba de un zaguero recio, experto en el juego aéreo y seguro en el mano a mano para compensar su relativa lentitud.

Llegó al mundo un 6 de junio de 1966 bajo el nombre completo de Fernando Alfredo Kanapkis García. Con una pelota en los pies desde chiquito, Kanapkis debutó a los 16 años en filas de Fénix, pero fue en Danubio -equipo al que pasó en 1986- con el que cimentó la fama que lo llevaría luego a Nacional y la selección celeste.

Kanapkis fue uno de los integrantes de aquel equipo memorable de Danubio en 1988, campeón del Competencia y el Uruguayo de ese año por paliza a base de la explosiva combinación de la creatividad de sus volantes, la rapidez de los delanteros y una muralla de hierro defensiva comandada por Fernando. El Pompa Borges -al que ya supimos recordar en esta sección-, el Polillita Da Silva, Eber Moas, Ruben Pereira, Gustavo Dalto, Javier Zeoli, Kanapkis y el Pecho Sànchez fueron como novas en la constelación local de estrellas, si se permite la barata metáfora galáctica: desde entonces jamás volvieron a brillar con tanta fuerza.

Kanapkis continuó en el plantel en aquella recordada campaña en la Libertadores de 1989, cuando Danubio llegó a semifinales y pudo haber seguido adelante de no ser por el trato casi mafioso recibido en Medellín contra el Atlético Nacional (0-6 culminó el partido).

El zaguero pasó por varios cuadros a principios de los '90: entre ellos, Mandiyú de Corrientes en Argentina, Atlético de Mineiro en Brasil y Nacional en Uruguay, donde también se convertiría en ídolo. Muchos quizá no recuerden este dato, pero durante aquel tétrico año 1993 para la selección celeste, Fernando Kanapkis supo convertirse en la mejor figura uruguaya en las eliminatorias, el único que -junto a Enzo Francescoli- no dio pena en la debacle progresiva que nos dejó fuera de Estados Unidos 1994. El zaguero incluso se encargó de meter los goles, convirtiendo 5 tantos en 20 participaciones con Uruguay entre el '92 y '93.

La segunda mitad de la década de los '90 lo vio desfilar por varios clubes. Volvió a Nacional, manteniendo aquellos duelos ya narrados en los clásicos contra Peñarol, pero pasó también por Huracán Buceo, Rampla Juniors y Paysandú Bella Vista.

Con 34 años llegó a Racing, donde permaneció tres años, y se dio el lujo de seguir jugando casi hasta los 40 años en Alianza Montevideo, club que lo vio retirarse en el año 2005 para alivio de los delanteros que todavía lo sufrían.

La vida después del fútbol

¿Y qué pasó luego con el recio Kanapkis? Cuando dejó el fútbol en 2005 no muchos volvieron a escuchar de él, gracias al perfil bajo que mantuvo a diferencia de otros ex futbolistas. De vez en cuando los informativos lo mostraban participando en algunos partidos a beneficio, pero no era de los "habitués" que se sacaban los ojos para estar los domingos al mediodía en el programa deportivo de turno en la televisión.

En el 2008 uno de estos encuentros a beneficio lo llevó a Venezuela, en ocasión de un partido que la Mutual Uruguaya de Futbolistas Profesionales disputó contra ex jugadores venezolanos con el objetivo de recaudar dinero para la construcción de 160 viviendas destinadas a ex jugadores uruguayos "sin techo propio". A alguien se le ocurrió llevar este beneficio a terreno personal, ya que a Kanapkis le robaron el bolso de mano con todo el dinero que llevaba dentro.



Los campeones del 88, hoy en día. Foto: Danubio FC

Tras abandonar la práctica profesional del deporte, Kanapkis siguió vinculado de todos modos al viejo y querido balompié. Abrió escuelitas de fútbol en Montevideo y el interior junto a su ex compañero tricolor Juan Ravera, aquel flaco delantero que terminó como pastor en una iglesia evangelista italiana.

Hoy en día Kanapkis lleva adelante su propia escuela de fútbol, ubicada en las instalaciones de la cancha de Fútbol 5 Peturrepe en el Prado. Se desempeña también como dirigente honorario en la Mutual Uruguaya "ayudando al fútbol y jugadores en la gremial", según dijo a Montevideo Portal. Pasando al plano personal, tiene dos hijos: Lucía, de 5 años, y Silvestre, de 9 años, a quienes define como "gran parte" de su vida.

Han pasado muchos años desde que el ciclópeo zaguero se aburriera de desinflar pelotas a cabezazos en las canchas del país. Cada tanto, sin embargo, alguna charla de bar sobre fútbol se deriva hacia el pasado y recuerda al titán que llegara a integrar la selección ideal de América en 1993.

Compartir
Los que ya encontramos
Imagen