Tiene 106 años y atribuye su longevidad a no haber salido jamás con un hombre

La británica Madeline Dye nació en 1912 en Heeley, South Yorkshire. Jamás tuvo una cita, y la primera vez que puso los pies en un pub fue a los 90 años. Ella está convencida de que haberse mantenido libre del "estrés" y las dificultades de las relaciones, le permitió llegar a los 106 gozando de buena salud.

Sin embargo, su familia advierte que las largas caminatas de ida a y vuelta al trabajo que realizó durante décadas, podrían haber contribuido. Según cuenta en declaraciones al periódico Metro, el lugar donde trabajaba como encuadernadora quedaba a unos cuatro kilómetros de su casa. Como su horario era cortado, ella hacía el trayecto cuatro veces al día.

Hasta los 103 años vivió sola y sin ninguna clase de ayuda, hasta que una caída la obligó a mudarse a un residencial. Sin embargo, allí mantiene una vida independiente.

"Camina sin bastón, se viste sola y va todo el tiempo al salón de la residencia a conversar con la gente. Siempre gozó de un gran sentido del humor, y no lo ha perdido", cuenta su sobrina Diane Heaton, de 80 años.

"Cuando alguien le pregunta por sus pasadas aventuras románticas, siempre recuerda que jamás salió con nadie. ‘Eso me ayudó a llegar hasta aquí', dice. Es muy irónica".

Madeline celebró su cumpleaños número 106 el 28 de abril, con un viaje familiar a Baslow, Derbyshire y una fiesta en el hogar donde vive.

Su padre Ernest murió en la Primera Guerra Mundial cuando era niña, y ella vivió la mayor parte de su vida con su madre Mary y su hermana Auralie, sin casarse ni tener hijos.

"Siempre vistió de forma inmaculada, y era muy buena tejiendo y cuidando del jardín", subraya Diane.

El año pasado fue visitada por Kit Sollitt, un hombre de 97 año del que fue vecino en su juventud. Habían perdido contacto, y él la contactó luego de ver en la prensa un artículo sobre su cumpleaños 105.

Cuando finalmente se reunieron, tuvieron ocasión de repasar numerosos recuerdos. Ambos tenían muy frescas las duras experiencias vividas durante la Segunda Guerra Mundial, cuando debían guarecerse en un pequeño refugio subterráneo para librarse de los bombardeos alemanes.