Contenido creado por Martín Otheguy
Sin casete

Límites

Sin casete: Luciano Supervielle

Como no podía ser de otra manera la charla con Luciano Supervielle comienza hablando de Wanderers -cuadro del que es notorio hincha-, pero en esta nueva entrega de Sin Casete habla además sobre Bajofondo, su carrera solista y el desafío de ser creativo en estas épocas. Por Andrés Torrón.

15.05.2014 10:12

Lectura: 8'

2014-05-15T10:12:00-03:00
Compartir en

Con un pie en la música clásica y otro en el mundo de la electrónica y el hip hop, Luciano, además de ser integrante del colectivo Bajofondo desde el inicio y de grabar su primer álbum solista en 2004 bajo el padrinazgo del proyecto, ha compuesto música para cine, tocado con músicos como Jorge Drexler o hecho arreglos para artistas tan disimiles como La Vela Puerca, la Camerata Punta del Este o el Cuarteto de Nos.

Hace unos días se presentó en el Palacio Taranco con un recital pianístico que piensa repetir en algún teatro montevideano.

"Este año voy a ser papá de nuevo y no quiero tener tanta actividad musical"- me cuenta.

"Este proyecto me obliga a componer cosas nuevas y hacer arreglos de temas viejos. Seguir ampliando las ideas y desarrollar cosas para un próximo disco que pienso grabar el año que viene.

Tengo ganas en este disco de aprovechar todas mis herramientas. El piano es algo que por supuesto tengo incorporado, pero la computadora también es parte fundamental de mi trabajo. La idea es no generar un límite previo, como sí pasaba por ejemplo en Rêverie, que estaba basado en lo acústico".

-Tu primer disco, "Bajofondo presenta: Supervielle", está por cumplir diez años...

Es mucho tiempo. Igual yo tengo la sensación de que aunque tengo solo dos discos, nunca dejé de hacer cosas. Hice la música para un par de películas, trabajé en los discos de Bajofondo, compartí proyectos con varios artistas. Pero es verdad que diez años es muchísimo. Yo cambié mucho en este tiempo, pero me sigo identificando mucho con ese disco.

Es difícil de definir la propuesta de ese disco, pero nunca pretendió ser un disco de vanguardia, ni de nuevas tendencias. Yo nuca me propuse hacer algo "moderno". Por supuesto que tengo muchas influencias de música actual y me interesa nutrirme de lo nuevo, pero siempre traté de hacer música atemporal.

-¿Lo ves como un álbum solista o como parte de Bajofondo?

Es un disco que nunca hubiera podido hacer solo. Desde la producción, porque tanto Gustavo Santaolalla como Juan Campodónico fueron fundamentales a la hora de traer ideas y de ser guías. Aunque Bajofondo aún no existía totalmente como banda en ese momento, Javier Casalla y Gabriel Casacuberta fueron importantísimos como instrumentistas y como motor de una cantidad de ideas que están en los temas.

-¿Sentís a Bajofondo como un proyecto tuyo, o como un grupo del que sos un integrante más?

Sin lugar dudas Gustavo y Juan son los directores de orquesta y los que toman las últimas decisiones, pero yo siempre me involucré mucho en los discos de Bajofondo. Dentro de lo que ha sido la evolución creativa de Bajofondo siempre ha sido muy importante que tengamos proyectos paralelos, porque eso evitó que cada uno tuviera la necesidad de volcar todo en los discos de Bajofondo. Nos sacó esa presión de mostrar todo lo que cada uno tiene para decir. Eso ha sido muy sano para la creatividad de la banda. Yo he traído algunas ideas al grupo tanto de composiciones, como de arreglos, como todos los integrantes. Aunque Juan y Gustavo son los principales conductores, hay mucho de mí en todos los discos de Bajofondo, no solo en los temas que yo compuse.

-En tu último disco, Rêverie, te metiste más en el mundo de la canción. ¿Es muy diferente para vos el hacer música con palabras al mundo de la música instrumental?

Es algo muy distinto. Es una limitación en el sentido positivo. Genera pautas. Y es también una manera de enriquecerte, porque te enfrentás a distintas situaciones de comunicación.

Para mí las canciones han sido un pretexto para hacer colaboraciones con otros artistas. Quizás algún día componga una canción de principio a fin: letra, melodía, arreglos. Pero hasta ahora nunca lo hice. Y siempre ha sido un motor generador el hecho de juntarme con artistas muy diversos a componer juntos. Compartir el proceso creativo con gente como Jorge Drexler, Juan Casanova, Dado Villalobos o Franny Glass es muy enriquecedor porque siempre termina generando algo nuevo, distinto a la música que hace cada uno. Es una manera de trabajar que parte de mi limitación -no soy un cantautor- pero que busca abrir nuevas ventanas.

-Siempre me dio la impresión que la gente que viene del hip hop y la música electrónica es más abierta a las colaboraciones y es mucho más amplia en gustos musicales...

Bueno, no sé. Yo conozco mucha gente del ambiente del hip hop que es muy conservadora. El hip hop en su esencia es una música que va a buscar sonidos e influencias en otros estilos, entonces eso puede llegar a hacerte más abierto.

Pero es posible que eso que decís tenga que ver con la historia y la evolución de los géneros. Si hubieras hecho esta misma pregunta en los años sesenta, la mayoría de los músicos de rock no tendrían como referencia a roqueros, porque era una música que estaba surgiendo, partiendo de otros estilos.

-Hace un tiempo escribiste un artículo que hablaba de cómo cosas que podían verse como copias o influencias demasiado directas se iban ramificando en cosas nuevas...

A mí siempre me atrajo mucho el seguir el rastro de donde provienen las distintas músicas. De alguna manera es darle un contexto. No existe nadie que haya inventado un estilo de la nada. Mozart estaba enormemente influenciado por los artistas de su época y también estaba influenciado por Bach. Él era un promotor de la música de Bach que en su tiempo no era un artista muy conocido. Es también una forma de desmitificar. A mí me encanta Sumo, por ejemplo. Pero es una banda que se toma como algo descolgado de su tiempo, y en verdad es un grupo que tiene una cantidad de referencias a música que se estaba haciendo en ese momento en Europa.

-El estar en una banda con gran difusión como Bajofondo, con gran cantidad de público en todo el mundo que espera de ustedes cierto estilo de música ¿no te genera limitaciones a la hora de crear?

Sí, claro, pero otra vez te digo que no tiene por qué ser algo negativo. Generar limitantes es parte de crear. Si le ponés un nombre al disco es una limitante, si generás un concepto te estás limitando. Pero son cosas que a la vez ayudan a la creatividad. Bajofondo es consciente del nivel de popularidad que tiene y a la hora de hacer los discos eso lo tenemos en cuenta. También nos damos un lugar para la experimentación, pero sabemos que tiene que haber temas que se pasen por la radio, por ejemplo.

Me siento un privilegiado de tocar en una banda que tiene mucha difusión. Lo tomo como una suerte enorme y lo agradezco. Pero también me parece muy importante estar en contacto con gente de distintas escenas y haciendo cosas que no pretendan tener ese grado de difusión. Me parece que es una manera de generar un sustento. Después el tiempo dirá que es lo que trasciende o no.

A veces veo que hay artistas que piensan demasiado en lo comercial y creo que no es lo único importante. La historia está llena de proyectos que no tenían ninguna pretensión de ser comerciales y terminaron vendiendo millones. Hay cosas que vos no controlás.

-Hay gente que dice que es mucho más difícil ser creativo hoy, ya que la cantidad de herramientas e información que uno tiene a disposición hacen todo más fácil y eso no estimula la creación. ¿Cómo lo ves vos?

Ser creativo siempre fue difícil. En todas las épocas y con las distintas herramientas que estaban a disposición. Todo lo que ocurre hoy en día con la masificación de la información, con la cantidad de maneras que hay de mostrar tu música son cosas que fomentan la creatividad. Te obligan a adueñarte de esas herramientas y encontrar caminos. Pero, si no estuvieran también estarías obligado a buscar formas de comunicarte. El contexto te condiciona en muchas cosas, pero no creo que sea más o menos difícil ser creativo. Siempre fue igual de difícil destacarse.