Contenido creado por Gerardo Carrasco
Curiosidades

¡Toma mi dinero!

Brasil: súbito apoyo popular a un vendedor ambulante deja a autoridades con las manos vacías

Le iban a requisar la mercadería, pero el pueblo se adelantó. Llovieron billetes para comprarle al instante todo lo que llevaba.

23.03.2018 17:27

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2018-03-23T17:27:00-03:00
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Montevideo Portal

La escena resultaba surrealista, o al menos curiosa, y llamó la atención de los viandantes en una plaza de la localidad de Montes Claros, en Minas Gerais: varios agentes de la Policía Militar y de la Policía Civil, y varios inspectores municipales, rodeaban a un hombre de delantal blanco cuya única arma era una caja de espumaplast llena de botellas de jugo y algunos bocadillos.

Los agentes informaron al hombre que estaba cometiendo una infracción al vender sus productos sin la debida autorización, por lo que su mercadería sería requisada de inmediato.

Decenas de personas habían formado corro junto a la escena, y las manifestaciones de inconformidad hacia las autoridades no se hicieron esperar. "Déjenlo trabajar", gritaban algunos, insistiendo en que no se castigara al vendedor. Estas manifestaciones no hicieron cambiar de idea a los inspectores ni a la policía, pero cuando se disponían a poner las manos en la mercadería y cargarla en un furgón, los hechos se precipitaron.

El primer ciudadano que intervino fue un hombre de camiseta roja, quien hizo caso omiso de la presencia policial y alargó al vendedor un billete de dos reales, asegurando que quería comprar un jugo. Esa simple acción desencadenó una rápida avalancha humana, motivada por la solidaridad hacia alguien que parecía estar siendo víctima de un abuso de poder.

Así, todas las personas que estaban en el lugar echaron mano a sus monederos y billeteras y comenzaron a comprar jugos y pasteles, empujando literalmente a los uniformados. De hecho, la gente entregaba billetes al vendedor sin siquiera preocuparse de recibir algo, y en la confusión el trabajador no sabía tampoco si las manos que le daban dinero eran las mismas que recibían la mercadería que él entregaba.

En menos tiempo del que lleva relatarlo, la caja de espumaplast quedó vacía y el vendedor, con lágrimas en los ojos, apretaba un puñado de billetes.

"Se juntaron como treinta personas a mi alrededor. Algunas sólo querían ayudarme. Hubo gente que me dio billetes de diez reales (unos 86 pesos) y no se llevó nada. Me puse a llorar, y también entregué jugos y bocadillos a algunos que no me habían dado nada", cuenta Leonardo Ferreira, de 44 años, en declaraciones a la cadena BBC.

La escena protagonizada por el vendedor fue registrada en varios videos, algunos de los cuales superaron los tres millones de reproducciones en Facebook. Como dato curioso, una de las fotos que se viralizaron en las redes fue tomada por Andreia Aparecida Santos, alcaldesa del lugar, que se topó con el incidente cuando regresaba a su oficina.

"Siempre lo veo allí, vendiendo. Fue muy triste y chocante ver una cosa así. Yo no le compré nada porque no llevaba dinero, sino lo hubiera ayudado", dijo al citado medio.
Durante el operativo, los policías intentaron llevarse las bandejas de pasteles y también el carro metálico donde Ferreira transporta la mercadería. Con una pierna fracturada en dos sitios (tibia y tobillo), camina cada día una hora de ida y otra de vuelta para vender en la plaza.

"Lo que hicieron conmigo fue inhumano, parecía que yo era un ladrón. Me puse a llorar, no iba a pelear con ellos, no soy peleador. Lo que más me molesta es que nunca aparece nadie a retirar la basura de la plaza, pero para sacar a un trabajador viene una multitud", lamentó Ferreira.

Desde el Departamento de Prensa de la municipalidad de Montes Claros, se defendió la legitimidad de la operación, asegurando que se procura inhibir la "desenfrenada venta de productos irregulares".
"La acción fue levada a cabo con la Policía Militar, así como con los organismos impositivos federales y del estado de Minas Gerais, no tuvo nada de irregular", dijo un vocero. Los reporteros intentaron saber la frecuencia de estos operativos y las cantidades de mercaderías incautadas, pero no obtuvieron respuesta.

Por su parte, Ferreira dice que lleva cuatro años vendiendo en el mismo sitio y nunca le había pasado algo así.

"Todos los días me levanto bien temprano para freír todo y distribuir en panaderías y comercios pequeños. A eso de las 13.00 salgo de casa con el carrito repleto. Camino más de una hora llevando por lo menos 60 kilos, y ahora ellos quieren llevarse todo ¿Por qué tratan así a un trabajador?", se preguntó.

Desempleado hace cuatro años, Ferreira afirma que la venta ambulante fue la única alternativa que encontró

"Trabajaba como vendedor en el sur de Sao Paulo y me mudé para acá luego de distanciarme con mi hermano. Intenté poner una cantina, pero no dio resultado y me quedé con una deuda de 20.000 reales (170.000 pesos) que arrastro hasta hoy". Ferreira vende jugos de diversas frutas, así como pasteles de mandioca, pollo, pescado o carne. Sin embargo, en su casa el menú suele ser menos diverso. "Me ha tocado comer arroz solo, por no tener más nada", cuenta el vendedor, que paga 350 reales de alquiler por la vivienda donde vive junto a su esposa.

El trabajador asegura que el antiguo alcalde le compraba jugos, pero ahora las amenazas de los inspectores se han vuelto constantes. Por esa razón, tiene miedo de regresar a su lugar de venta.
"No soy ambulante por elección, lo hago porque no tengo otro medio de vida. Con seguridad, lo cambiaría por cualquier empleo", concluyó.

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