Contenido creado por Inés Nogueiras
Seré curioso

"No tiramos la toalla, no estamos jubilados"

Seré Curioso: Lucía Topolansky

Al otro día de dejar de ser la esposa del presidente más mediático y pintoresco de los últimos tiempos, Lucía Topolansky no se quedó un rato más aferrada a la almohada. Madrugó y se fue a Cerro Norte, el barrio que eligió para retomar el idilio con la gente en la recta final de la campaña municipal.

03.03.2015

Lectura: 26'

2015-03-03T09:50:00-03:00
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Al mediodía nos recibió en la sede del MPP con muchas ganas de hablar. Y dijo de todo. Así como Mujica "agarró la changa" de ser presidente "por pedido de la barra", su alma gemela -nunca más literal, ella parece ser su calco en versión femenina- aceptó candidatearse cuando en principio "no tenía ganas". Ya en el trillo conversó con todos y tiene pensado caminar la capital cual Forrest Gump cansado. Y parece tener un plan maestro para el transporte y el tránsito, la limpieza y los carritos de hurgadores.

Los ataques de la vereda de enfrente no le hacen cosquillas. Dijo que el colorado Ricardo Rachetti es "un ilustre desconocido" y desafió a Edgardo Novick a ir a una feria vecinal para ver a quién conocen y saludan más. Y aprovechó la oportunidad para fundamentar su tirón de orejas a los periodistas que la "descontextualizan" con frecuencia.

Por César Bianchi
@Chechobianchi

-¿Qué le pareció la ceremonia de cambio de mando del domingo?
-El único defecto que tuvo fue el calor. Capaz que debió haber sido de tardecita, pero los tiempos eran esos. La Asamblea General tenía que funcionar, estuvo muy lindo en el Parlamento. Me gustó lo que dijo Tabaré centrando todo en la figura de Artigas, una figura que nos une. Creo que su mensaje fue apelar a la unión y al diálogo, habló de la salida de la dictadura, y habló de los valores artiguistas. Las medidas concretas las dijo a la noche, y las irá desarrollando con los días. El Palacio [Legislativo] impone su solemnidad por su mismo edificio, por el mármol. Me quedé contenta con la ceremonia y sobre todo con el afecto de la gente, eso no tiene precio.

-¿Va a extrañar algo de ser la esposa del presidente de la República?
-Yo que sé... en unos días le cuento. Mi casa sigue tan colapsada como cuando era presidente.

"Tenía la intención de tomarme 10 o 12 días en enero, y los borré de plano. Y me tuve que poner a estudiar ese inmenso almacén de ramos generales que es la Intendencia"


-En diciembre usted le dijo a Gerardo Tagliaferro para este portal: "No tengo ninguna motivación para ser intendenta de Montevideo". El colega le preguntó si no le gustaba la idea, y usted reafirmó que no. ¿Qué cambió?
-Varias cosas. En primer término, una decisión del Frente Amplio [FA] de habilitar la candidatura múltiple en Montevideo. Esa decisión del FA implica una autocrítica, porque yo y otros compañeros nos dimos cuenta que hace cinco años cometimos un error de percepción, que en vez de habilitar a los dos compañeros que estaban en carrera (Daniel Martínez y Carlos Varela) y que la gente decidiera, tratamos de buscar un consenso y que se ajustara más al estatuto, y la gente no nos entendió. Entonces, a raíz de eso, los grupos que veníamos coordinando a través del sublema para la campaña de octubre y otros más empezaron a plantear la necesidad de presentar un candidato que representara esa parte del FA, y llegaron a la conclusión de que era mi nombre. Yo soy una mujer de partido, te lo aclaro, aunque suene antiquísimo. Mi partido me lo pedía y yo soy militante. Y mi sentimiento [de no aspirar a la IM], ¿por qué era así? Porque yo había hecho toda la campaña [de cara a las elecciones nacionales], me maté —al punto de que tengo un menisco hecho bolsa— y siempre me posicioné en el Senado, para lo que los compañeros me habían puesto. Estuve en lo chiquitito, en el presupuesto, en todo lo que hay que lidiar, me había concentrado en eso. Y de golpe me cayó esto... y bueno, tuve cierto desconcierto. Ahora ya estoy en este circuito.

-Por esos días de diciembre, Mujica había dicho que usted estaba recibiendo "presiones" para candidatearse. ¿De quién?
-La palabra "presión" capaz que no fue feliz. Ningún compañero presiona a otro, pero cuando todos los compañeros te piden... yo trato de ser una persona comprometida con la lucha. Es como un mandato, y yo sentí el mandato ineludible. Eso supuso que yo cambiara todos mis planes. Tenía la intención de tomarme 10 o 12 días en enero, y los borré de plano. Y me tuve que poner a estudiar ese inmenso almacén de ramos generales que es la Intendencia. Porque hay que preguntarse qué no hace. Apelé y apelo ahora a mi vieja vocación de estudiante de Arquitectura. En la Facultad de Arquitectura se enseña la construcción de la ciudad, el urbanismo, el ordenamiento territorial, el hábitat y los edificios que pueblan una zona urbana. No culminé la carrera porque la vida me llevó por otros caminos, pero seguí leyendo sobre el tema porque me gusta. Y tengo en mi cabeza la idea de cómo funciona una ciudad, un territorio. A eso sumado que estuve unos años en la Junta Departamental y trabajé en la Comisión de Medio Ambiente, Movilidad, Transporte y Tránsito... y en el primer plan de ordenamiento territorial que tuvo el país, con ese basamento me zambullí en la realidad de la IM. Me reuní con directores, funcionarios, recorrí todo lo que pude, y en un segundo round, la otra media naranja: las empresas de transportes y los empleados transportistas, el sector de limpieza tercerizado en Ciudad Vieja, la gente de los carritos organizada en Ucrus, los municipios y alcaldes, la gente de Cambadu, me queda poca cosa...

-Y este lunes 2 inició activamente su campaña, recorriendo el barrio Cerro Norte. ¿Por qué eligió ese barrio?
-No fue casual, fue a propósito. Porque siempre hubo una estigmatización sobre ese barrio y allí se meten a todos en la misma bolsa, y hay gente que trabaja, que es muy bien, y tienen el estigma. Nos juntamos con las dos comisiones de fomento, recorrimos a pie el barrio, conversé con un montón de vecinos. Me llevé la grata sorpresa de que hay un grupo de teatro organizado por el programa Esquinas que tiene 150 personas que trabajan en él. Están dando una obra que se llama Cosmopolita, que habla de los primeros trabajadores de un frigorífico. Se va a hacer la obra en la puerta del salón comunal y voy a ir a la presentación, acompañada de Pepe, porque creo que la buena convivencia, la cultura y la seguridad está todo encadenado. Ese barrio tiene saneamiento, le falta algo de iluminación, los espacios verdes están siendo acondicionados, hay una escuela grande y en frente, cruzando Santín Carlos Rossi, el Liceo 70, que es último modelo. ¿Cómo nació Cerro Norte? Fue un decreto de la Junta Departamental de la época de [Juan María] Bordaberry. Su señora junto con ediles desalojaron familias de la Ciudad Vieja y los llevaron allí, bien lejos de su barrio original: primer error. Y el decreto de la Junta dice que era un traslado provisorio... y ahí quedaron. Y las casas están muy cerca, la separación no tiene buen espacio, son corredores, y eso generó situaciones no deseables. Claro que hay vecinos que no quieren que ingrese la civilización y las políticas sociales, porque aprovechan la zona para otras cosas, y apedrean los centros comunales. Pero estos [otros] vecinos se han plantado firmes, y por eso quise estar al lado de ellos en mi primera recorrida oficial de campaña. Quiero ayudarlos.

"En forma personal, sólo dos personas fueron las únicas que se acercaron y criticaron cómo veían a Montevideo. Ese clima [de fuertes críticas a la gestión] a mí no me llegaba. Y mire que yo trillo..."


-Usted dijo en entrevista con El Observador TV que ha recorrido muchos barrios de Montevideo y sólo encontró a dos frenteamplistas descontentos con la gestión en la capital. ¿En serio? ¿Nadie más se quejó de cómo está Montevideo frente a usted?
-Eso lo dije en alusión a la campaña de octubre, porque había un runrún que decía "Los desconformes tal cosa, los críticos tal otra", y yo estaba asombrada de que no había escuchado hablar a ninguno. Y un día en una actividad se me acercaron dos señoras, una maestra y otra más, que apoyaban el No a la Baja, pero iban a votar en blanco. En forma personal, fueron las únicas dos que se acercaron y criticaron cómo veían a Montevideo. Lo que quise decir es que ese clima [de fuertes críticas a la gestión de Montevideo] a mí no me llegaba. Y mire que yo trillo... son más de 60 barrios y quiero recorrerlos todos... después veré cómo quedo.

-¿Cómo convence a los montevideanos de que no será más de lo mismo?
-Más de lo mismo sería quedarse quieto. La propia consigna que planteamos, "Montevideo en acción", es para decir que nos estamos moviendo, aquello de "Uruguay no se detiene". Estamos planteando el Montevideo de 2030 y eso pasa por la infraestructura, por el hábitat, por la convivencia, la seguridad, la limpieza, por un montón de cosas. Yo tengo una plataforma de 25 años donde se hizo mucha cosa -en el acierto o en el error- y no son más aquellas intendencias coloradas, donde se ingresaba con una tarjeta (no había llamados). Eso ya es una enorme diferencia... no existía el presupuesto participativo, no existían los consejos de vecinos.

-Cuando usted dice "Se ingresaba con una tarjeta" alude a clientelismo político, a entrar a dedo, por amiguismo...
-Sí, por decisión de los directores. Hay un puñado de funcionarios que son de confianza, y esos empiezan y terminan con el jerarca, estamos hablando de gente presupuestada...

-Pero muchos ediles de la oposición denuncian que hoy siguen habiendo acomodos y amiguismo en la Intendencia...
-No, hoy hay cargos políticos que cesan con Ana Olivera, y el que viene tendrá sus cargos políticos. Lo que sucede es que para ingresar a la Intendencia tenías que conocer a alguien y ser presupuestado. Eso cambió. Y eso lo sabe la gente, no es un misterio... Y hubo un interesarse en poner en el centro de la cuestión al ciudadano. Yo recuerdo una frase de Tabaré cuando fue intendente [1990-1995]. Tabaré dijo: "Entre tapar un pozo y dar un litro de leche, no me caben dudas lo que tengo que hacer". Nosotros vamos en esa sintonía: hay que poner al ser humano en el centro. Y Tabaré empezó con un proceso de descentralización que ahora tuvo la frutilla de la torta con la Ley de Descentralización. En estos cinco años de los municipios y sus alcaldes hemos aprendido muchísimo de la real participación ciudadana, y nos proponemos darle a esos ocho municipios todo el peso que deben tener. Son verdaderos gobernantes. Queremos que todos sean miembros de una orquesta y que el director de la orquesta sea el intendente o intendenta.

-Usted dijo que Uruguay es el primer país de Latinoamérica sin hacinamiento carcelario. ¿Sabía que The New York Times incluyó esa afirmación suya como "una de las nueve mentiras que se escuchan por el mundo"?
- ¿Ah sí? Pero no es una mentira. Hay una cantidad brutal de plata que metimos en construcciones carcelarias y van a ver que no hay hacinamiento. Lo reafirmo: en Uruguay no hay hacinamiento. La prensa uruguaya puede recorrer las cárceles. ¿Por qué se pudo rehabilitar presos por la vía del trabajo y el estudio? Porque lo primero es deshacinar.

"El Corredor Garzón tienen pros y contras, pero no se puede valorar porque no está terminado, termina en Agraciada. La primera acción es evaluarlo cuando esté terminado"


-Pero hay más presos que hace cinco años...
-Y bueno, el delito va a estar siempre. Tenemos al convidado de piedra que es la droga. La policía está siendo más eficiente y nosotros hemos hecho en el plano de la seguridad una buena tarea, que no está terminada. Pero el deshacinamiento de las cárceles es real. Porque hay más plazas disponibles, se pueden clasificar los presos [no poner un primario con un reincidente], algo que ya se está haciendo...

-Vayamos al tránsito de Montevideo: como medidas a implementar en el tránsito capitalino, usted propuso flechar la rambla en horas pico, sincronizar los semáforos, actualizar los recorridos de los ómnibus y evitar que el transporte pesado entre en zonas urbanizadas. Ahora, Montevideo ya impulsó una reforma en el tránsito con el Sistema Metropolitano de Transporte y se prometió que ahora sí —por fin— los buses iban a pasar en hora por las paradas. ¿Por qué usted cree que logrará lo que hasta ahora no se pudo lograr?
-El tránsito y el transporte —dos cosas que van unidas— es el gran problema que tienen todas las ciudades modernas en todo el mundo. Es verdad: yo hablé de que hay medidas en muchas partes del mundo —siempre me descontextualizan las cosas— en que el tráfico va en un sentido en un horario, y en otro sentido en otro, y que esa podía ser una solución para la rambla. Pero todo dentro de un plan. ¿El plan qué tiene que incluir? La rambla, la avenida Rivera, Camino Carrasco y Avenida Italia. Es toda la zona, por lo que tengo que mirar todo a la vez. Eso es urbanismo. Eso me gusta, porque requiere una fuerte presencia de policías de tránsito, para que la gente le agarre la onda, pero no requiere grandes gastos. Yo he dicho que los recorridos datan de tiempos inmemoriales, y la ciudad cambió y creció. Hay mucha gente que vive en la periferia, que es consumidora del transporte público, y que ameritaría sentarse con el mapa de Montevideo y rever todos los circuitos. Lo otro que he señalado es que el transporte para cada dos cuadras y eso no existe en otra ciudad del mundo; paran cada 10 cuadras, entonces gente que conoce de transporte nos sugirió tomar una línea equis con dos ómnibus en el mismo recorrido: el bus negro con las paradas tradicionales, cada dos cuadras, y el bus rojo con paradas cada 10. Y lo que está demostrado es que la gente se pasa al rápido. Esa sería una medida posible, pero todas las medidas hay que mirarlas juntas. Y también defendemos -que ya se licitó y se está adjudicando- el centro de control centralizado de todas las unidades a través del GPS (horarios de salida, recorrido y frecuencia) para poder dar por celular ese servicio, que ahora es parcial y la gente sepa en qué horario pasa el ómnibus por esa parada. Eso ya está en marcha, Cutcsa lo hace. Como ya está en marcha la licitación de los semáforos sincronizados, que va a tener que ver con la velocidad en el tránsito, y semáforos inteligentes que miden el flujo y van cambiando.

-También es partidaria de los corredores en el tránsito. Pero a la luz de la experiencia con el Corredor Garzón, ¿qué cree que habría que mejorar de cara al de Bulevar Artigas, avenida Rivera o General Flores?
-Son medidas urbanísticas que funcionan en todo el mundo y pueden tener mil diseños. El "solo bus" es un corredor, pero precisa una enorme adaptación: que la gente que no tiene que meterse en el "solo bus" no se meta. Se están haciendo varias obras, algunas tienen esa parte dedicada al "solo bus", que es muy amigable, y capaz que no debería serlo. En Argentina y en Brasil ponen un murito o alambrado para que nadie se pase a la senda del "solo bus". Nosotros arrancamos solo con la señalización, pero los autos se meten en el "solo bus". El Corredor Garzón tiene pros y contras, pero no se puede valorar porque no está terminado, termina en Agraciada. La primera acción es evaluarlo cuando esté terminado. Lo otro: se dijo que iba a aumentar la velocidad, no sé de dónde salió... Garzón no tenía semáforos y si pongo semáforos jamás puede aumentar la velocidad, lo que sí aumenta es la seguridad de los peatones. Creo que lo más importante a estudiar es [la ubicación de] la terminal. La terminal quedó mal ubicada. Ahí tenemos que ver qué posibilidades hay de [ponerla] en otro punto, y todo con una concepción de área metropolitana. La agenda metropolitana tiene que ser muy fuerte porque hay 100.000 uruguayos que ingresan y salen todos los días de la ciudad.

-El boleto subió cinco veces en dos años. Usted ha dicho que eso se debe al cálculo de una paramétrica (que tiene en cuenta el valor de las unidades, el aceite, las cubiertas, el combustible, los repuestos, el salario, y los subsidios del transporte), pero a la gente, en enero de 2013, se le prometió que no subiría más de una vez por año y acaba de volver a subir...
-La paramétrica no se calcula de forma sencilla y es un acuerdo entre el ente regulador que es la IM, las empresas que dan el servicio y los trabajadores. ¿Qué mide? El costo de la unidad, un promedio de todo eso que usted mencionó. Si yo aplico la paramétrica en frío, el boleto debería costar 33 pesos. Cuesta 10 pesos menos porque yo tengo un subsidio de 50 millones al año (30 pone el MTOP y 20 la Intendencia), y esto me permite dar el boleto estudiantil gratuito y a los jubilados. Y el fideicomiso del gasoil, que les permite a los transportistas tenerlo a otro precio. Yo no tengo ningún inconveniente en llevar el boleto a 18 pesos, como dijo alguno de mis contrincantes, pero le tengo que poner un subsidio. Para bajar de 24 a 18 son seis puntos, tendría que ponerle unos 25 millones de pesos más de subsidio... entonces si Astori y el Toto [Víctor] Rossi tienen a bien dármelos, vamo' arriba. En las cuentas de la Intendencia no me caben en este momento. Esto es bueno saberlo para hablarlo con fundamento, porque no es con voluntarismo, porque yo le puedo decir a las empresas: "Cobrá 18 pesos", pero si las empresas me quiebran, ¿con qué transporto a la gente? Y después me gustaría conveniar con AFE los trenes eléctricos de cercanía. No para sacarle clientes a Copsa, sino para sumarle oportunidades a esos 100.000 que todos los días vienen a trabajar.

"Nuestra idea es llevar a 0 la recolección particular. Si ahora me pregunta 'cuándo', le diré que no se puede decir, porque está el factor humano. Voy a trabajar para ese objetivo"


-Montevideo fue muy criticada por lo sucia y el no recogimiento de la basura. Usted ha dicho que parte de las críticas por la suciedad fue producto de una campaña para pegarle a Ana Olivera. ¿No la ha visto sucia a la capital?
-He dicho varias cosas sobre eso. Primero: ha tenido marketing, IVA y Cofis el tema de la suciedad, y eso lo tuvo que barajar Ana [Olivera]. Esto es: hablaban y hablaban todo el tiempo de que Montevideo estaba sucia, le dieron marketing. También dije que al lado de un contenedor de basura no se murió nadie, y en el tránsito sí. Segundo: la ciudad tiene que estar más limpia y hay que limpiar más, pero también hay que ensuciar menos. Puedo tener el doble de funcionarios de limpieza e igual seguir sucia, porque la gente no tira la basura donde debe tirarla, no saca la basura a la hora en que debe sacarla. Hay un 20 % de la basura que se tira fuera de los contenedores, es mucho. Pusimos los contenedores para reciclar, esa experiencia se va a ampliar (tenemos cuatro plantas de reciclaje para sacar gente de la calle), pero en el contenedor naranja viene mezclada basura húmeda. Si el uruguayo y el montevideano no me colaboran, va a ser un tanto difícil... Propusimos que la gente denuncie por un 0800 a los que están tirando la basura donde no deben.

-Usted dice que es una cuestión cultural. Hay contenedores de distintos colores para el reciclado, pero la gente no parece darle mucha bolilla... Usted propuso coordinar el servicio de videovigilancia para detectar quiénes tiran las cosas fuera de los contenedores.
-Claro. Tengo la Ley de Faltas y si el diseño de los contenedores hace que tenga que usar bolsas de nailon más chica, bueno... En una sociedad de consumo como la nuestra, las toneladas per cápita de basura se dispararon. La disposición final se ha mejorado en pila, la usina 5 de Felipe Cardozo obtuvo un premio de bonos verdes de carbono, porque esa basura genera energía, y eso no tuvo marketing. Eso no está descentralizado, pero la limpieza debe estar descentralizada en los municipios, porque cada barrio tiene que tener un diseño diferente. Por eso digo: hay un solo centro de donde salen los camiones, capaz que debería haber uno en el este y otro en el oeste, para ahorrar recorrido.

-¿Qué va a hacer con los carritos y los hurgadores? ¿Se puede llegar a sacarlos a todos?
-Hay un estudio de la Facultad de Ciencias Económicas que dice que hay 738 carritos tirados por caballos, 1.018 a tracción humana (a pie o en bicicleta) y 101 que son con motitos o cachilitos. Eso dice el relevamiento; la gente de Ucrus dice que son un poco más porque algunos alternan eso con sus changas. Cuando no tienen changas, agarran el carrito y salen como hurgadores. Se ha reciclado mucha gente de los carritos para [trabajar en] la construcción y para fábrica de pastas algunas mujeres. Nuestra idea es llevar a cero la recolección particular. Si ahora me pregunta cuándo, le diré que no se puede decir, porque está el factor humano. Voy a trabajar para ese objetivo, pero muchas personas en un carro sienten cierta libertad que no quieren abandonar. Nosotros apostamos por el reciclaje, por una ciudad más verde, pero precisamos que la gente nos ayude. Si la gente clasifica en origen, yo ya tengo una enorme ayuda. Y además, la basura vale, tiene valor. No solo lo que reciclo y meto de vuelta en el circuito (y eso es ahorro), y lo que es orgánico... caminos hay para mejorar todo esto, pero precisamos un cambio cultural. El barrido se hace en todos los municipios, pero cuando yo era chica, el barrido lo hacíamos los propios vecinos.

-La llevo a datos de la campaña propiamente: según una encuesta de Opción Consultores de enero, Daniel Martínez lideraba la interna en la intención de votos con 30 %, y usted iba segunda, con 27 %. ¿Le da bolilla a las encuestas? ¿Las consulta y escucha, como termómetro?
-Las tomo como lo que son: una medida puntual. Sí trato de saber cómo fue la pregunta, porque según cómo pregunto, según cómo respondo. En eso me fijo. Lo lindo que tuvo esa encuesta es que le daba ganador al FA, que es mi objetivo número uno. Así que yo, con esa encuesta, ningún problema. Yo lucho primero porque el FA permanezca en Montevideo; tengo dos compañeros más que están en la competencia [al momento de realizada la encuesta no estaba postulada Virginia Cardozo]. Y tampoco se sabía quiénes eran los candidatos de la Concertación. Fue apenas una avanzadilla... Pienso que en breve saldrán nuevas encuestas.

-Algunos analistas entienden que muchos votantes de partidos tradicionales que no simpatizan con usted votarían a Daniel Martínez para evitar que usted gane, en vez de votar a los candidatos de la Concertación. ¿Teme ese tipo de votos cruzados?
-Lo que me preocupa es que el FA pierda las elecciones. Y después, como estoy de candidata, peleo por mi candidatura. No me he detenido a pensar en eso. Los tres candidatos que tiene el FA somos bien distintos, así que el ciudadano tiene para elegir. Y si esa es la voluntad de la mayoría de los montevideanos, no hay drama.

-Hace un rato me dijo: "Siempre me descontextualizan los periodistas". Y con mucha frecuencia está criticando a los periodistas y a los medios, o diciendo que la malinterpretamos o la sacamos de contexto. ¿Cree que hay mala intención en parte del periodismo uruguayo respecto a usted?
-Es verdad: me descontextualizan. Creo que es multicausal: en primer término el espacio periodístico es tirano y el televisivo es más tirano todavía. Entonces, el editor corta, recorta, y al recortar, descontextualiza. Muchas veces pasa. Le pongo un ejemplo emblemático: hace muchos años le hicieron una entrevista a Pepe. El editor la editó bien a la nota, pero el [entonces diputado] colorado Washington Abdala descontextualizó una frase de esa entrevista y sacó aquello de "Como te digo una cosa, te digo la otra", que era referida a los partidos tradicionales. Si uno lee la nota entera, se da cuenta. Eso demuestra que cuando un medio me pone un titular, porque tiene que vender diarios, y me titula con lo menos jerarquizado de todo lo que le dije durante una hora, yo siento que me está descontextualizando. La otra cosa: ahora hay universidades donde se enseña periodismo, pero yo, que soy veterana, conocí periodistas de antaño que se hicieron en la redacción y tenían una cultura superlativa, y yo me encuentro con que hago una cita de algún libro... y el periodista no me entiende, y no hay nada peor que tener que explicar eso. Cuando hace poco un contrincante dijo algo insultante sobre mí, yo le dije a un periodista joven: "Ladran Sancho, señal que cabalgamos", y me miró raro...

"Conocí periodistas de antaño que se hicieron en la redacción y tenían una cultura superlativa, y yo me encuentro con que hago una cita de algún libro... y el periodista hoy no me entiende"


-Le voy a decir que esa frase no está en El Quijote, como se cree...
-No importa, pero se usa... Finalmente: el mundo está globalizado y uno ve periodismo de todos lados, y me parece que nos hemos "argentinizado" un poco: de mirar lo secundario y no lo principal. No puede ser que salgo de un hospital, de visitar un ser querido, y que me pregunten por los presos de Guantánamo, porque es aserrín con pan rallado. Cada momento tiene sus preguntas... entonces, a veces a uno le dan ganas de no contestar. Y los últimos días lo sufrí: a veces el periodismo no deja disfrutar. Yo quería saludar a la gente el domingo, tocar a la gente y saludarlos y se interpuso una valla de fotógrafos y cables, y empujones entre el amor de la gente y nosotros, que veníamos a saludarlos... ¿Soy de carne y hueso, sabe? [Se emociona]. Y me bato por mis ideas.

-¿Va a poder con Adeom (gremio duro si los hay)?
-Soy una negociadora, lo fui estos cinco años que terminan y para atrás también. Puede preguntarle a cualquiera de la oposición. Poner oreja y negociar me surge, y ese es el camino. Yo preciso, para la responsabilidad, pensar en un nombre de alguien con enorme capacidad de diálogo, enorme cintura, pero que tenga claro el "cúmplase". Yo creo que Ana Olivera condujo muy bien la relación con Adeom. Después de aquel momento difícil en que tuvo que recurrir a las medidas de esencialidad (es decir, el "cúmplase") no hubo grandes conflictos, sino los normales con cualquier sindicato. Pero además, yo quiero trabajar para que los trabajadores municipales, sindicalizados o no, mejoren su imagen con la ciudadanía de Montevideo. Hay que dar una batalla para que comprendan que son servidores públicos, como dice el nuevo estatuto, no es que son funcionarios. Y que cuanto mejor haga su tarea, ellos mismos van a vivir en una ciudad más amigable.

-¿Le dolió el exabrupto del colorado Rachetti (Partido de la Concertación), al que aludió recién?
-Le contesté eso de "Ladran Sancho..."... Ni lo conozco, no tengo nada contra él. Para mí es un ilustre desconocido, y no tengo claro por qué se la agarró conmigo. Hay dos candidatos de la Concertación que me han venido pegando, que se manejen así... ¡Yo estoy contenta porque recibí tantos abrazos en Cerro Norte! Y eso es lo lindo de la política.

-Edgardo Novick, el candidato independiente de la Concertación, me dijo para este espacio que no la veía a usted trabajando ni recorriendo los barrios con la gente, la veía legislando en el Parlamento.
-Será la percepción que él tiene. Vengo recorriendo los barrios en toda la campaña... Estoy segura que vamos a una feria, Novick entra por una punta y yo por la otra, y vamos a ver a quién conocen más. No vale la pena ni explayarse. Son picardías de la campaña.

-Acaba de terminar la administración de su esposo como presidente de la República. ¿Cuál cree que fue el principal logro de su gestión? ¿Cuál es su principal legado?
-Desde el ángulo técnico, es el desarrollo de la matriz energética, el no depender tanto del petróleo. Pero si lo miro desde lo social: haber colocado en el centro de la escena la estatura del ser humano, y eso se expresa en la vivienda. Nunca se construyeron tantas y tan buenas viviendas. Y el Plan Juntos. Toda la construcción, a nivel edilicio, en la educación. Destaco la dignidad de la obra: no se hicieron escuelas para pobres en barrios pobres, sino escuelas dignas en todos los barrios, y lo mismo pasó con las plazas de convivencia, compartido con las intendencias. Y Pepe le dio al país una proyección exterior que no tenía. Eso es innegable. Y eso puede suponer comercio, ver a Uruguay como un elemento de integración latinoamericana. El turismo también. Nos quedó mucho por hacer, pero no tiramos la toalla... No estamos jubilados.

-¿Y su mayor fracaso?
-Pepe siempre lo dice: él quería que el camino para desarrollar la UTU fuera darle un marco de autonomía y multiplicarla... y que esa UTU pariera la Universidad Tecnológica, y no el camino que se hizo. Y la otra frustración es que no nos dieron los votos para formar la Universidad de la Educación, que es la que forma maestros y profesores, y la precisamos como el pan. Son las dos grandes frustraciones.

-¿Es feliz?
-¿Con mi vida? Creo que soy feliz, porque en mi vida hice lo que quise. A veces me salió bien y a veces me salió mal. Y hoy también soy feliz. Ahora el 14 de marzo estaré cumpliendo 30 años desde que salí en libertad. ¡Qué le parece! Gracias a que se votó una ley de Amnistía, si no todavía estaba adentro. Tengo muchas razones para ser feliz.


Montevideo Portal | César Bianchi
Fotos: Juan Manuel López