Contenido creado por Inés Nogueiras
Las 40

El lado oscuro del mostrador

Hugo ''Piruja'' Brocos cantó Las 40

''Vos ves a un borracho y a un perro en la calle, los dos durmiendo, y te dicen 'lleve a uno', y vos te llevás al perro'', dijo Hugo ''Piruja'' Brocos, fundador y director de Falta y Resto, que cantó Las 40 de Montevideo Portal. Por Gerardo Tagliaferro

08.03.2016

Lectura: 21'

2016-03-08T00:00:00-03:00
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El tipo no está acá. O sí está, pero no se da cuenta. La mirada perdida, el rostro enrojecido, casi en llamas, el cuerpo grotescamente encorvado sobre la mesa, las manos que temblequean pero igual sostienen el vaso. En eso no fallan. Da dos o tres sorbos y se levanta torpemente. Se bambolea hasta el baño, apoya las manos en la pared y vomita líquido.

Sale, pide que le llamen un taxi y enfila hacia su casa. El vómito le devolvió algo de aire, entonces se baja en la estación y compra dos petacas. Una la despacha mientras camina, la otra llega con él a destino. Se acuesta en la cama vestido y coloca la botella sobre su vientre. Su madre duerme en la habitación de al lado. Es lo único que ha quedado en pie tras el lento y persistente desbarranco. La madre, siempre la madre. Pero ella tampoco importa.

Hasta que un día Dios -no el de barba detrás de una nube como si fuera, también, un mostrador, sino el que siente en su interior- le dice que tendrá otra oportunidad. Entonces se aferra a ella, escapa y vive para contarlo.

Esto es lo que Hugo "Piruja" Brocos ha hecho con su libro Mi peor cuplé, mi mejor retirada, de reciente publicación. El fundador y copropietario de la murga Falta y Resto ha pasado los últimos nueve años reconquistando la vida que se timbeó en los mostradores y las mesas de boliche, hasta llegar a esa dramática confesión en forma de libro.

Desde mayo de 2007, cuando acudió a Alcohólicos Anónimos -que él llama "la comunidad"- no ha vuelto a tomar, pero sabe que la batalla en la que se metió no tiene fin. Dura 24 horas, pero se reproduce cada día. De aquel espectro tembloroso a este abuelo feliz de poder disfrutar a sus nietos media un camino plagado de obstáculos pero que conduce a la tierra prometida.

En la sede de la Asociación Cristiana de Jóvenes, desde donde un día emergió el espíritu de "la Falta", el Piruja habló de su drama y de una victoria que siempre está en riesgo y, por tanto, debe consolidarse cada día. Pero también habló de la ya veterana murga que concibió en los albores de los 80 y de aquellos carnavales de "guapos y bandidos", al decir de Tabaré Cardozo.

Por Gerardo Tagliaferro
tagliaferro@montevideo.com.uy

1) ¿Por qué "Piruja"?
Yo vengo a la Asociación (Cristiana de Jóvenes) hace muchísimos años y en el año 67 o 68 fui al Campamento Artigas y estaba muy mal vestido. Entonces uno quiso decirme "parecés un ciruja", pero dijo "parecés un piruja" (se ríe). Chau, ahí empezaron piruja, piruja, piruja... y ahí quedó. Mi viejo, Luis Alberto Brocos, fue un gran deportista. Jugó por la selección de básquetbol en 1933, 34, y después fue juez internacional. Conjuntamente con mi tío Castiñeiras hicieron la final del Sudamericano de básquetbol de 1959, en Chile. Un día se encuentra con Saúl Comba, que había jugado en Atenas y fue uno de los fundadores del Campamento Artigas. Y como yo iba a los campamentos, mi viejo le dice: "¿No conocés a mi hijo?" "Brocos... Brocos... no, no lo conozco". "Va a los campamentos, le dicen Piruja". Y él le dice: "¡No me digas que el Piruja es tu hijo!" (se ríe).

2) En la ACJ nació Falta y Resto.
Sí, ahí en el primer piso. La Asociación se portó muy bien en época de dictadura, no tuvo una posición amanuense con los milicos. Al contrario (señala una fotografía que se ve en la pared de una oficina contigua), allá hay una foto de la Intersocial, que se reunió acá (N de R: la Intersocial fue un agrupamiento opositor a la dictadura que se formó entre partidos políticos y organizaciones sociales en 1983). La Asociación fue un aglutinador de democracia.

"El Flaco Castro me dijo: ‘Quiero una murga que cante contra la dictadura'. Yo pensé que era un tira que venía a tirarme la lengua"


3) ¿Qué actividades se hacían?
Acá organizamos los llamados "Canto para que estés". Había una cantidad de jóvenes -y como jóvenes, opositores a la dictadura- y hacíamos lo que luego se llamó la "resistencia cultural". Los "Canto para que estés" fueron los primeros intentos de difusión del canto popular. Y se hicieron acá. El primero de todos fue en el Shakespeare Café Concert, que estaba en 21 de setiembre, donde después fue La Candela. El espectáculo se llamó "Nosotros tres", con Jorge Galemire, Eduardo Rivero y Eduardo Darnauchans. Fue en el año 76 y yo fui uno de los 40 o 50 que estuvimos ahí, porque había mucho temor a lo que se cantaba.

4) ¿Cuál fue tu papel en la formación de la Falta?
Y bueno, en los "Canto para que estés" faltaba la murga. Entonces, un día en 1980 llamo a José Morgade, porque había salido La Reina de la Teja y yo dije: "Esto es La Soberana". Entonces lo invité, pero me dijo que terminaban el carnaval y no salían más. Entonces Carlos Viana, hoy director de Cyranos y gran actor y director de teatro, conjuntamente con el "Choncho" Lazarof me dicen de hacer una murga. "Estás loco" le dije yo. La hermana del Choncho, Rosario, estaba en ese momento casada con Raúl Castro, y entonces nos conectamos. Fuimos al "Lindo bar" y ahí conocí al Flaco (Castro).

5) Te escuché contar que Raúl Castro dijo: "Yo quiero una murga que cante contra la dictadura".
Claro. Era un día de invierno, mucho frío, plena dictadura. Tenías que tener toda tu sintonía anti-represiva alerta. Y él llegó y dijo eso. Los muchachos hoy no tienen ni idea, pero en aquel momento no podías ni decir la palabra "dictadura". Entonces, cuando dijo eso, yo no hablé más. Dije "éste es un tira, vino a tirarme la lengua". En ese momento entra Carlos Viana y dice: "Ah, ya están juntos" (se ríe). Ahí recién empecé a hablar.

6) ¿Por qué dejaste de salir en la murga?
Salí de 1981 al 91. Hice once temporadas, podía haber tirado muchos años más pero le di paso a los jóvenes, quise hacer otras tareas en la murga... no hubo otra razón.

7) ¿Cuál es tu papel hoy en Falta y Resto?
Soy el dueño, junto con Raúl.

8) ¿En algún momento fue cooperativa Falta y Resto?
Sí, fue desde el 80 hasta el 94. Hay una anécdota muy jugosa con el Canario Luna al respecto. Él vino a decirnos, en 1981, que quería salir en la Falta. Había hablado con dos murgas, Los Diablos Verdes y Araca la Cana, y no había arreglado. Era el 5 de enero de 1981, nosotros éramos unos papas fritas, no nos conocía nadie. Pero estábamos en el Fénix, estaba Ovidio Cabal, que en ese momento era presidente de Fénix y nos había dicho que él ponía la plata si salíamos del club y bueno... Y el Canario pidió, ponele, 100 mil pesos de ahora como fijo por salir con nosotros, más una bicicleta para el hijo, Ernesto, que hoy es un gran actor de teatro en Chicago. Estábamos Raúl, Ovidio y yo. Entonces Raúl y yo dijimos "este tipo está loco", pero Ovidio dijo "no, vamos a dárselos". No nos conocía nadie, íbamos a los tablados a primera hora pero hicimos una cantidad. Y cuando termina el carnaval el Canario nos dice: "Les aviso que el año que viene salgo como cooperativista", porque habíamos ganado más nosotros que él (se ríe). Como cooperativa cada uno había superado el fijo que había pedido él. Y el Canario ese año fue impresionante, hacía unos editoriales arriba del tablado que nosotros temblábamos.

"La CNT no dejó desfilar a Los Diablos Verdes en un 1.° de mayo. La murga era despreciada, era el lumpen, el borracho"


9) ¿Por qué?
Porque hacíamos un cuplé y en un momento le preguntábamos: "¿Usted apuesta por el carnaval?" Y él decía cualquier cosa. A la gente le fue gustando, lo aplaudía, y él se soltaba cada vez más. En ese momento decías o hacías cualquier cosa que fuera transgresora y te aplaudían.

10) ¿Como qué, por ejemplo?
Si nosotros llegábamos en pedo a una actuación la gente se daba cuenta y nos aplaudían mucho porque era una transgresión al clima opresivo que había. Y el Canario era un personaje, estuve 29 años con él. Venía acá (a la ACJ) cada tres días, se sentaba y me decía: "Pirujita, si se acuerda de su amigo" y yo le tiraba algo. Después, por suerte, pudo hacer cosas importantes con Jaime Roos, con nosotros y se enderezó. Pero nunca fue tan desprolijo como se manejó por ahí.

11) ¿Por qué lo decís?
Nunca le pegó a la mujer, como se dijo. Un día se quiso mandar un chiste y dijo una pavada, un chiste muy bobo por el que lo relajé todo. Cuando yo saqué otra murga, La Clarinada, lo llamé para invitarlo y le pregunté cuánto me iba a cobrar. Y él me dijo: "Piruja, los amigos son amigos en todos lados", y no cobró un peso. Esas cosas no se saben.

12) ¿Salió gratis?
Sí. Le daba para la cena y tres o cuatro cervezas, esas cosas, pero no cobró un mango.

13) El ambiente de las murgas hasta los 80 era, como dijo el propio Cachete Espert en un reciente reportaje de Voces, un ambiente de bandidos ¿no?
Totalmente. En las murgas se andaba armado, se andaba a los tiros. Recuerdo en el año 70 o 71, que Los Patos Cabreros, que venía a ser una murga de derecha, y La Soberana, anduvieron a los tiros. Como también anduvieron a los tiros Los Klapers y Los Gabys, y eso no fue por un problema ideológico. En general, la del carnaval era gente un tanto desclasada.

14) Eso cambió mucho.
Y... 180 grados. Una vez un cantante dijo que si tenías dientes no podías salir en una murga. Se cantaba con la boca para el costado. Pero gente muy bien también, había de todo.

15) Con los célebres "códigos".
Con los códigos sí: no cometer infidencias, no traicionar al amigo, el odio al buchón...

16) ¿Eso fue cambiando después de la dictadura con la aparición de las murgas de izquierda, las llamadas "murgas compañeras"?
Murgas de izquierda ya había antes. Estaban Los Diablos Verdes, estaba La Bohemia... las murgas de La Teja tenían todas determinado perfil ideológico. Pero estaban mal vistas en ciertos ámbitos. Te cuento algo que me contó Antonio Iglesias: en un acto del 1.° de Mayo en 1970 o 71, la gente de la CNT no dejó desfilar a Los Diablos Verdes.

17) ¿Por qué?
Porque se veía mal a las murgas. Eran fuente de desprestigio en muchos lados. La murga era despreciada, era el lumpen, el borracho, muchas cosas. Después vino el quiebre con las murgas que aparecieron al final de la dictadura. Entre ellas Falta y Resto, una murga con neto perfil clase media y de conciencia política. Y después vino una cosa maravillosa que fueron las murgas estudiantiles en el año 83, el antecedente de la murga joven.

18) Cuando aparecen la Falta, La Reina o la BCG y otras como Diablos Verdes o Araca la Cana comienzan a decir cosas que durante la dictadura no se podían decir, ¿ahí empieza el enfrentamiento con las murgas tradicionales, que apostaban solo al humor?
Mirá, ninguna murga cantó a favor de la dictadura. Ninguna. Hubo alguna que se hizo la distraída, "están los milicos pero qué le vamos a hacer". Pero después se habló del enfrentamiento de las murgas de La Teja y de La Unión y yo digo que ese fue un invento de Dalton Rosas Riolfo, que vio el guille ahí. Lo puedo decir porque lo viví: él vio que había como una disputa entre las murgas de La Unión, que se las asociaba a la derecha y tenían determinada forma de canto, y las murgas renovadoras o de izquierda, las murgas de La Teja. Nosotros nada que ver con La Teja pero nos encasillaron ahí. Y fue una jugada maestra de un gran tipo como Dalton, un crack.

"El alcohol me derrotó. Dejé de ir a trabajar, me pasaba el día tirado en la cama, sin bañarme"


19) Pero además de lo que podía ser un enfrentamiento ideológico había como una contienda sobre la visión de la murga. Recuerdo un año que La Nueva Milonga se presentaba a sí misma como "murga-murga y no otra cosa".
Claro, con el Tito Pastrana. Pastrana odiaba a (el director de la BCG, Jorge) Esmoris. "¿Cómo se va a tirar al piso un director de murga?" decía el Tito, que era lo más bueno que había. Se murió y yo quedé con una deuda enorme porque quería hacer un libro con él y con el Dalton. (Me muestra el brazo) Mirá, se me pone la piel de gallina. Se perdieron decenas de anécdotas jugosas.

20) Contame alguna.
El Tito era el que manejaba el camión de La Nueva Milonga. Un día los murguistas no se acomodaban en la caja del camión y él: "¡Vamos muchachos que llegamos tarde, vamos, vamos!" Y los tipos seguían hablando, entonces levantó la caja del camión, que era volcadora, y los tiró a todos para abajo (se ríe). Él no se podía levantar antes de las 3 de la tarde, se quedaba toda la noche... sevelé ¿viste? Era un ambiente de mucho bandidaje. En el 83 estábamos en Buenos Aires y nos relacionamos con unos muchachos que para mí eran exiliados políticos. Yo era un banana, eran tipos que se habían rajado porque eran dedos largos. Entonces viene uno y me dice: "Estos muchachos están trabajando". "¿Qué hacen?" pregunté yo. "Tiran el cambio". Después de una actuación en La Trastienda estábamos con ellos en un bar y uno me dice "bueno Pirujita -eran veteranos, me trataban como a un niño- usted ponga atención". Entonces llama al mozo: "Sirva un vino", y todos con plata en la mano. Y empiezan "dejá que pago yo", "no, pago yo" y ahí lo marean al tipo. "¿Te diste cuenta cómo es?" me dice. Hacían que le pagaban, le daban 500 y el mozo les daba cambio de 1.000... Y yo pensaba: "¿Y yo estoy acá y quiero hacer la revolución?" (se ríe)

21) Una noche estaban cantando en La Trastienda, en Buenos Aires, y apareció Zitarrosa, que todavía no podía volver a Uruguay.
Sí, en el año 83, en La Trastienda vieja. Estábamos cantando, era un lugar chiquito, no entrábamos todos en el escenario, y de repente la gente se empezó a dar vuelta: "Mirá quién está". Ahí terminó la dictadura: al llegar Zitarrosa... se terminó la dictadura. Además, era como que llegara Dios. Nos fue a ver a nosotros. Nos tomamos doscientas mil, te podés imaginar.

22) ¿Qué te llevó a escribir este libro, "Mi peor cuplé, mi mejor retirada", que acaba de publicar Aguilar?
Es un libro que está escrito con mucho amor y con mucho dolor. Es la experiencia de un alcohólico. El alcoholismo fue declarado como enfermedad en 1957 por la Organización Mundial de la Salud. Somos portadores de una enfermedad, de la cual no somos culpables. Y ¿cuál es la diferencia entre un alcohólico como yo y los que no son alcohólicos? Que cada vez que un alcohólico comienza a tomar no se puede detener. Generalmente los alcohólicos -en mi caso es así- somos depresivos, yo hace años sé que lo soy.

23) ¿Cómo empezaste a tomar?
Era muy jovencito, 15 o 16 años, iba al IAVA y veía que una copa me estimulaba. Vencía los miedos que tenía, podía hablarle a una chiquilina, me sentía bien, miraba para adelante. Me fui acostumbrando a tomar, me gustaba el efecto que me causaba y cada vez fui necesitando más y más.

24) ¿En qué momento tomaste conciencia de que te estabas arruinando la vida?
Lo que pasa es que ésta es una enfermedad lenta, progresiva e incurable. Es una enfermedad de la familia... Yo tengo 35 años de carrera alcohólica, durante años no paré un solo día de tomar alcohol, a las 4 de la mañana, a las 2 de la tarde o a las 8, cuando te levantás.

25) ¿En qué consistió tu degradación?
Bueno, fue pasando el tiempo y me di cuenta que cada vez necesitaba tomar más. Tuve cinco internaciones alcohólicas y me daba cuenta que esas internaciones no hacían ningún efecto. Lo que hacían era sacarme limpito, dejarme cero kilómetro, pero a la semana estaba tomando de vuelta. Hasta que el alcohol me derrotó. Dejé de ir a trabajar, me pasaba el día tirado en la cama, sin bañarme. Mi pareja, hoy fallecida y a quien sigo amando y extrañando, me había dejado. Yo estaba con mi vieja -como siempre las madres son el último apoyo, hayas hecho lo que hayas hecho- y me pasaba las 24 horas tirado en la cama, me levantaba solo para ir a tomar. A duras penas me levantaba, llamaba a un taxi a las 2 o 3 de la mañana y me hacía llevar hasta el boliche. El mozo me veía venir y ya me traía un whisky doble. Yo estaba como anestesiado, no entendía lo que me pasaba, iba simplemente a tomar ya sin ganas, porque lo que estaba haciendo era un suicidio. Levantaba el vaso tembloroso, tomaba dos o tres tragos e iba al baño y arrojaba. Me quedaba la garganta y el pecho ardiendo, intentaba seguir tomando pero me daban puntadas enormes en el hígado. Me pedía dos más, me pedían un taxi y me iba de vuelta a acostar.

"Nunca intenté suicidarme, pero muchas veces quise morir, porque no aguantaba más"

26) ¿Vivías solo con tu madre?
Sí, ella estaba en una cama, sin poder caminar. Llegaba a casa y ponía la cara contra la pared, tratando de bajar el calor que tenía por tomar whisky puro. A veces iba hasta la estación de servicio que estaba a dos cuadras de casa, a la hora que fuera pero generalmente de noche, y compraba dos petacas. Una me la tomaba mientras cruzaba Bulevar Artigas regresando a mi casa. Tiraba el envase, muchas veces venía el vómito en la calle, llegaba a casa, me acostaba y me ponía la otra petaca encima del estómago. Ahí, a medida que iba pasándose el efecto que tenía, iba retocándolo y así iban pasando las horas. Y permanentemente, durante tres, cuatro horas, con la vista pegada a la pared, viendo un arbolito y yo colgado de él.

27) ¿Pensaste en matarte?
Muchas veces. Nunca intenté suicidarme, pero muchas veces quise morir, porque no aguantaba más. Pero creo que Dios me dio otra oportunidad. Dios como yo lo concibo, no el de barba que está arriba de las nubes. Llegó un día en que no podía pararme, estaba frente a la ventana y no podía correr la cortina. "¿Qué me pasa? -decía. ¿Estoy paralítico?" Ya había estado en los grupos de la comunidad, en el año 93 empecé y dejé porque me creía más vivo que los que estaban ahí. Y entonces fui al grupo que está en la calle Solano García, en Punta Carretas. Y ahí encontré un mundo lleno de amor y me quedé.

28) ¿Cuándo fue la última vez que tomaste una copa?
La última copa la tomé antes de ir a internarme, por marzo de ese año 2007. Iba con una amiga, Lilián Carrara, que me llevaba a la quinta y última internación. Era un (hospital) psiquiátrico en la calle Bulevar Artigas casi General Flores, entonces le digo al taximetrista "agarre por General Flores", y a ella: "Voy a tomar la última acá, en La Pasiva". Nos sentamos, mi amiga pide un refresco y yo un whisky escocés. Le digo "ya vengo", salgo, entro en el boliche de al lado y me pido un whisky nacional doble, sin hielo. Pagué, me lo tomé de un golpe, volví. Mi amiga me preguntó dónde había ido y le dije a comprar unos caramelos. El alcohólico es mentiroso, es la enfermedad de la soledad... Anthony Hopkins dijo que no conoció peor soledad que cuando estaba alcoholizado.

29) ¿Cuándo entraste en lo que llamás la comunidad?
El 18 de mayo de 2007.

30) Has dicho que estuviste loco. ¿Cómo era tu locura?
Y... es estar tomando con dos personas más, que son borrachos de los fuertes, y decir "voy a comprarme un revólver". Ir a comprarlo, volver al boliche y empezar a tirar tiros al aire.

31) ¿Eso hiciste?
Eso hice, mucho tiempo. Íbamos con la murga y yo tiraba dos tiros al aire: "¡Vamos la Falta!"

32) ¿Nunca te generaste un problema?
No. Dios acompaña al borracho. Puedo decir que nunca inhalé cocaína y no soy amigo de la marihuana, a pesar de que consumí pero no me ha caído bien.

33) ¿Cómo trataba la murga tu adicción?
Con miedo. Primero porque soy el dueño y segundo porque los trataba mal a los muchachos.

34) ¿Por eso dejaste de subirte a los tablados?
No, no, yo dejé antes de salir en la murga. Pero me fui alejando un poco después porque una cosa que debés hacer es alejarte de los entornos que te llevan a tomar. Y si vamos a un bar, al principio me pido una Terma, pero un día voy y me pido un whisky. De repente digo "voy a tomarme una cervecita sin alcohol", como le ha pasado a compañeros, y no hay. Y alguien dice "tomate una con alcohol que no te va a hacer nada". Chau, se terminó.

"Me levantaba de mañana e iba a ver si el auto no tenía sangre, si no había matado a alguien"


35) A casi nueve años de haber dejado de tomar, ¿el cuerpo te sigue pidiendo alcohol?
A veces sí. Cada vez menos, pero a veces miro alguna copa con cariño. Muy de vez en cuando. También me cuido mucho. Intento no ir a festicholas... Yo usaba desodorante que me pasaba por todo el cuerpo y por la ropa, mentitas que me ponía seis o siete en la boca, me ponía descongestivos en los ojos, para evitar la cara irritada me maquillaba... Hacía todas las trampas que podía hacer un borracho. Pero hoy le digo a la gente que hay una salida a todo eso.

36) ¿Los primeros tiempos de abstinencia fueron muy duros?
Ah fueron muy duros, sí. El cuerpo te puede convulsionar, te tiemblan las manos... eso en mi caso, que era un alcohólico que tomaba todos los días, mucho. Pero puede haber alcohólicos que tomen dos copas por día, pero las necesitan imperiosamente.

37) Si de vos dependiera ¿prohibirías el consumo?
No, yo no soy un cruzado contra el alcohol ni contra el alcoholismo. Simplemente soy una persona a la que le ha salvado la vida la comunidad y extiendo mi mano a aquel alcohólico que está sufriendo. Si a mí me salvaron, yo estoy listo para ayudar a aquel que está sufriendo. En este momento el 10 por ciento de la población de Uruguay tiene problemas con el alcohol. No es que tome una copa, tiene problemas. El alcohol es la madre de todas las drogas y es lo mismo, salvo por el dolor de cabeza, mamarte con etiqueta negra que con alcohol de primus. El efecto es el mismo: vas a terminar haciendo locuras.

38) ¿Qué edad tenés?
Tengo 66.

39) ¿Recuperaste tu vida?
Sí, he recuperado todo. Lo primero que recuperé fue la dignidad. Vos ves a un borracho y a un perro en la calle, los dos durmiendo -el borracho durmiendo la mona y el perro al lado- te dicen "lleve a uno", y vos te llevás al perro.

40) Qué imagen fuerte.
Tal cual. Y llegar de madrugada y levantarte de mañana e ir a ver si el auto no tiene sangre, si no mataste a alguien. Porque te preguntás ¿qué fue lo que hice? ¿Cómo llegué? ¿Habré matado a alguien? Porque no te acordás, viniste manejando en pedo, despreciando vidas ajenas. Es terrible. Esto no es juego, es una cosa seria. En los años 60 yo quería hacer la revolución y el hombre nuevo. Hoy quiero ayudar a hacer hombres nuevos que dejen de tomar, porque se nace nuevamente. Del borracho puede nacer nuevamente una persona digna que pueda llevar a sus nietos al cine, que los levantes y se te queden dormidos en el hombro. Yo toco el cielo con las manos cada vez que hago eso y le doy gracias a Dios.


Montevideo Portal | Gerardo Tagliaferro
Fotos: Manuel Lino