Contenido creado por María Noelia Farías
Entrevistas

Pensando en volver

Entrevista a Rafael Michelini

"Sin duda el batllismo se ha ido afincando en el FA y creo que además muchos wilsonistas, que ya tienen sus representantes a nivel parlamentario por haber votado al PN, van a terminar votando a Tabaré", dijo Michelini, quien habló también de su vivencia en el Parlamento y de la mejoría que podría traer un tercer gobierno del Frente Amplio. Por Ana Jerozolimski.

06.11.2014 11:51

Lectura: 16'

2014-11-06T11:51:00-03:00
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Rafael Michelini (56) es hoy uno de los dos senadores con más años como parlamentario (el otro es Luis Alberto Heber, del Partido Nacional). Comenzó su carrera política como edil por Montevideo en las elecciones de 1984, en 1989 fue electo diputado y en 1994 senador.
Es hijo del muy recordado senador Zelmar Michelini, asesinado en Buenos Aires junto al presidente de la Cámara de Representantes Héctor Gutiérrez Ruiz, en el marco del plan Cóndor.
En esta entrevista, Michelini combina recuerdos de una larga trayectoria política con el análisis del presente uruguayo y, más que nada, lo que depara el futuro.
Está convencido de que con otros cinco años de gobierno del FA se continuará mejorando.


Senador Michelini, creo que lo inevitable es preguntarle ante todo cómo se siente con los resultados, por ahora, de las elecciones... no sólo a nivel del Frente Amplio sino en lo personal, ya que usted ha sido reelecto. ¿Y cómo ve la situación de cara al 30 de noviembre?

Estoy muy contento por lo que ha ocurrido. No sólo por la derrota de la baja de la imputabilidad y ese inmenso apoyo del No a la Baja y los jóvenes que lo llevaron adelante, no sólo por la victoria de Tabaré Vázquez y Raúl Sendic y la victoria del FA a nivel de mayorías parlamentarias, sino porque uno piensa que en el balotaje se va a confirmar la elección de Tabaré como presidente y la fórmula, y eso era lo más importante, sin duda.
Claro, en el tema personal, que el Frente Líber Seregni (FLS) sea la segunda fuerza (dentro del FA), que mantengamos prácticamente la bancada en Diputados, aunque no la de Senadores porque tenemos uno menos, igual ha sido muy importante. Y el hecho de que se me haya ratificado la confianza para ejercer nuevamente el cargo de senador a nombre de este proyecto transformador también es muy importante para mí.


Usted y el senador Luis Alberto Heber, del Partido Nacional, son los senadores más veteranos en el Parlamento ¿verdad?

Sí, pero con una aclaración. En el año 1990 Astori ya fue senador. Lo que pasa es que también tuvo el período de ministro, o sea que él tiene más años de haber sido electo como senador pero menos tiempo de ejercer el cargo.

Vayamos un poco al análisis de estas elecciones... ¿Le parece que es factible concebir que Tabaré Vázquez no sea el próximo presidente de la República?

Creo que no. Además, ahora la mayoría es del FA a nivel de la Cámara de Diputados. Si la mayoría en la Cámara de Senadores es del PN estaríamos frente a un país absolutamente bloqueado. Eso sería malo para el país. No parece lógico que el 26 de octubre le haya dado 49,45 % al FA, y que no le dé ahora 0,55 % para que gobierne.

A uno le da la sensación de que un partido que sacó 49,45 % de los votos emitidos a los partidos, que tiene una diferencia de 1 7% respecto al que lo sigue, con mayoría en Diputados y prácticamente con mayoría en el Senado, que no gobierne el país... yo no lo concibo. Creo que la gente le va a dar por cinco años más el gobierno al FA y eso es muy bueno para el Uruguay.


¿Por qué? Está Tabaré Vázquez con más experiencia y Luis Lacalle Pou con el empuje que le da su juventud... ¿Cuáles serían las diferencias centrales entre ambos, que usted destacaría?

Notoriamente la capacidad de Tabaré Vázquez para gobernar el país no está en entredicho. Por experiencia, por ejercicio del poder, por el nivel de relación de la gente, por tener el respaldo parlamentario más importante, por tener el conocimiento en la órbita internacional y por tener además una interna que lo respalda aún más. Porque en el caso de Lacalle, supongamos que tuviera a toda su interna completamente resuelta, tendría todavía que arreglar con el Partido Colorado (PC), con el Partido Independiente (PI) e incluso necesitaría al FA. Es sin duda Tabaré Vázquez por lejos el que estaría en las mejores condiciones para gobernar el país.

Desde afuera, por pertenecer a otro partido político. ¿Cómo analizaría el porqué de la votación tan mala del Partido Colorado? Aclaro que uso los términos que los propios colorados han usado... ¿Es por Bordaberry, que no se percibe como batllista, o que los verdaderos batllistas se fueron al FA, como alegan algunos?

Sin duda el batllismo se ha ido afincando en el FA y creo que además muchos wilsonistas, que ya tienen sus representantes a nivel parlamentario por haber votado al PN, van a terminar votando a Tabaré porque no los convence una opción herrerista para gobernar el país. Prefieren una opción mucho más moderada y no una opción de derecha.

UN CÚMULO DE RECUERDOS Y VIVENCIAS

Senador, si le pido que comparta conmigo, con los lectores, alguna de las vivencias más singulares que ha atesorado en todos sus años como parlamentario... y estimo que habrá habido de las buenas y de las malas... ¿cuál elegiría?

Realmente, ha habido vivencias de todo tipo. Podría naturalmente, contar anécdotas parlamentarias de esas interesantes, como por ejemplo un día durante el segundo gobierno de Julio María Sanguinetti, yo era senador y Luis Hierro López también, y en su banca el cajón estaba trancado, lo mueve y logra destrancar un papel que tenía una firma de mi padre...

Imagino ese momento para usted...

Eso me emocionó, porque vino de los tiempos remotos. Eso es intransferible. Como que en ese cajón mi padre haya firmado algo, vaya a saber por qué, quizás le dijo a otro senador "Eso te lo doy firmado" y ahí firmó, pero no estaba acompañado de un texto que pudiera ser histórico o algo por el estilo.


¿Cómo fue para usted entrar al campo de acción de su padre, al ser electo al Parlamento? Por un lado, me imagino que debe ser un gran orgullo porque él era muy querido, y por otro, quizás un desafío complejo, ya que usted iba al Parlamento por usted mismo, por lo que usted quería aportar al país... ¿Cómo se maniobra entre ambas puntas?

Mi padre es un gran referente del país, estoy muy orgulloso que muchos parlamentarios lo nombren y lo invoquen en sus planteos políticos. Eso me da mucho orgullo, pero sigo la primera enseñanza del manifiesto de mi padre, que nos decía a sus hijos, que somos diez: "Ustedes piensen con cabeza propia y estén dispuestos a equivocarse". Eso es muy importante, él mismo nos decía "No tengan miedo a equivocarse", seguir esa enseñanza inicial es sustancial para la propia confianza que uno tiene al desempeñar un cargo tan importante como senador de la República.

Bien dijo que su padre era un referente para el país. ¿Es una gran responsabilidad y quizás daba un poquito de miedo entrar al Parlamento con eso de fondo?

Tengo tantos años trabajando en el Parlamento que ya la gente me conoce, sabe lo que soy, sabe de mis valores, de mis intervenciones y obviamente pocas personas en Uruguay puedan tener el talento, la capacidad o la inteligencia que Zelmar tenía, se da en una figura política cada decenas y decenas de años en un país.

Yo me refería a años atrás, cuando entró por primera vez al Parlamento, con la sombra del asesinato de su padre de fondo. ¿Recuerda cómo lo vivió?

Entré de diputado -ya tenía cinco años de edil-, y lo hice con mucha humildad. Mi primera intervención fue recién a los cuatro o cinco meses de estar en el Parlamento, muy adentrada al comienzo de la Legislatura. Fue en una interpelación, intervine con mucho conocimiento de causa, fui muy cuidadoso en no pretender saberlas todas de entrada.

Ya que menciona ese punto... ¿diría que en general el político uruguayo promedio no es de los que cree que se las sabe todas? ¿Hay una sencillez o una modestia que quizás en otros países es más difícil de encontrar?

No quiero hablar de los demás. Lo que sé es que fui muy cuidadoso de no aprender en la Cámara todo lo que tenía que aprender antes de empezar a hablar. Sabía la responsabilidad que tenía y actué en consecuencia.


LA INTERNA PARLAMENTARIA

¿Cómo es la vida dentro del Parlamento? En otros países sucede que las rivalidades políticas se manifiestan mucho más ante los medios que en la dinámica interna entre los parlamentarios. ¿Cómo diría que funciona eso en Uruguay?

Eso es lógico porque uno acá tiene una vida humana y una vida política. Defiende con mucha convicción en Cámara y en los medios sus valores, y después con el que está todos los días, que es adversario de él, también se cuentan temas personales, cumplimos años, tenemos enfermedades, alguna vez hemos chocado el auto... O sea, siempre hay cosas de la vida cotidiana ante las que uno no puede ser indiferente, como preocuparse por ejemplo si a alguien se le murió un ser querido.

¿Ha forjado amistades con adversarios políticos?

No de ir a la casa o de fomentar una amistad de verse con otra persona fuera de los temas políticos, pero se generan afectos, sobre todo con personas que hace muchos años que conozco del ámbito político.

¿Uno es capaz de admirar cualidades de parlamentarios de otros partidos después de conocer, de tantos años de trabajar juntos, o de conocer cosas de los correligionarios que molestan?

Sí, por supuesto. Sobre todo cuando hay intervenciones políticas que sabés que responden a un fin menor, que conocés a una persona, sabés de su buen proceder y que cuando está hablando está haciendo algún mandado o una picardía política que de alguna forma ensombrece a otra persona y que no lo debería haber hecho.

PARA LOS PRÓXIMOS CINCO AÑOS...

En la campaña electoral, los candidatos hablan de un modo que da a entender que su propuesta es la buena para el país y la alternativa, del adversario, casi vaticinio de catástrofe nacional... En la interna del Parlamento ¿es algo que se palpa en el trabajo diario o piensa que en ese sentido se agudiza cuando hay elecciones?

Creo que en estos últimos nueve años y medio los blancos y los colorados permanentemente nos han dicho frente a cada ley importante que es el apocalipsis del país, que eso va a traer las peores situaciones o las mayores catástrofes. Lo vimos con la reforma impositiva, con la de la salud, con la de la educación, con los temas inflacionarios, con las inversiones, con el presupuesto, con el aprovechamiento del espacio fiscal, con el nivel de endeudamiento. Siempre estamos en el peor de los mundos y yo espero que en los próximos cinco años eso cambie y que al final, obviamente, el lema de estar por la positiva no sea un lema electoral sino que impregne estos cinco años y el PN y el PC cambien sustancialmente su manera de actuar en el Parlamento.

¿Le parece que Lacalle Pou puede seguir la línea por la positiva si Tabaré Vázquez es presidente?

Si hay una promesa que han dado a nivel electoral es que están por la positiva y por lo tanto no deberían tener una actitud por la negativa como tuvieron estos nueve años y medio.

Hablando de positiva y negativa, en entrevistas que hice con referentes del PN y el PC creo que nadie niega que en lo económico en Uruguay hubo muchas cosas bien hechas, pero al mismo tiempo -y esto se lo pregunto a usted- el FA tampoco puede negar cosas que están mal como la inseguridad o la educación. ¿Cómo ve usted las fallas en estos temas... cuáles son los desafíos?

Tengo una opinión que tiene matices. No es que en cinco años o nueve se van a resolver todos los problemas del país. Recordemos que agarramos un país que tenía 1.400.000 pobres y que ahora no llega a 300.000, un país que tenía 150.000 indigentes y hoy no llega a 12.000.

El país tuvo una crisis inmensa, con bancos cerrados durante 15 años, donde el principal problema eran los endeudamientos y ahora nadie habla de eso.

Aclaré ya antes que en lo económico, es amplia la gama de quienes confirman que se ha mejorado mucho...

A nivel de la seguridad nosotros pasamos de 4.000 y pico de presos a 10.000, o sea, los estamos persiguiendo, con el tema de la pasta base y otras cosas. Creo que las políticas de seguridad van a dar resultado, lo que pasa es que no son de la noche a la mañana. El deterioro que el país tuvo no fue de la noche a la mañana. Y a nivel de la educación también va a haber resultados. El problema es que en los lugares que se hacen las pruebas priorizamos la inclusión y metimos un porcentaje muy alto de personas que no estaban incluidas en el sistema educativo, y al incluirlos nos bajó los promedios. No hubiéramos hecho esa fuerza y tendríamos los promedios más altos.

Quizás el problema es que equidad no es igualdad, ¿no? Lograr inclusión es una gran cosa, pero si se usan las mismas herramientas para quienes vienen de trasfondos diferentes, se ve que el resultado es problemático... Y esto no es un análisis mío... lo he aprendido de gente a la que entrevisté, especializada justamente en el tema de la educación...

Está bien. Pero lo primero es que fueran al liceo, cuando no teníamos ni siquiera la cantidad de locales necesarios, ni los profesores, que no se preparan con un chasquido de dedos. Estamos haciendo las cosas que hay que hacer.

Los resultados en educación y en seguridad no tuvieron el nivel de protagonismo, de buena sorpresa y de desempeño fantástico que tuvieron otros indicadores como el nivel de acceso a computadoras con internet del Plan Ceibal, o a las 50.000 operaciones de ojos que se hicieron para que la gente pudiera ver, o el plan anti tabaco, o el Plan de Emergencia, o el desempeño de la economía. Y como no tuvieron esos desempeños tan fantásticos la gente agarra el carné del estudiante -o sea, en este caso el del FA-, ve dos notas que no tienen un desempeño excepcional y entonces nos juzga por esas notas y no nos juzga por el resto.

En eso habían insistido blancos y colorados, pero uno ve que en la elección notoriamente la gente actuó con sentido justo y cuando evaluó al FA lo evaluó poniéndolo como el partido más importante de Uruguay, con 13 o 14 puntos de diferencia del competidor siguiente.

En el tema de seguridad, ¿diría que quizás hay una diferencia grande entre lo que se hizo en cuestión del presupuesto para la Policía y de servicio de emergencias, cantidad de unidades y el resto de las cosas en las que se ha mejorado, y la percepción del ciudadano por el hecho de que en términos absolutos sí hay más incidencia de rapiñas violentas?

Por supuesto, eso es lo que nos está pasando. Repito: nosotros no somos autocomplacientes. Tenemos que poner énfasis en seguridad y en inflación, pero tampoco podemos ser masoquistas, no darnos cuenta que hay más liceos, más escuelas, mejores salarios para los profesores y maestros, hay un desempeño de la UTU excepcional, hay una Universidad que ha tenido más presupuestos. Y en todo eso nosotros tenemos que ver para no generarnos una frustración de ponernos en el barco más leña de la que puede cargar y hundirnos. Tenemos que hacer esfuerzos superiores en esas materias, pero no porque no se haya hecho nada.

¿Se animaría a prometer al ciudadano que si Vázquez gana la presidencia efectivamente dentro de cinco años va a haber menos rapiñas? Porque la percepción ciudadana es auténtica, no es una manía persecutoria, realmente las cosas en el diario vivir están más difíciles que antes en ese aspecto.

No planteo en ningún momento que el ciudadano no tenga razón porque si lo roban, lo roban. Y si nosotros estamos defendiendo a este mundo del trabajo, que no es sólo los trabajadores, también los jubilados, los pequeños y micro productores, los empresarios, los cooperativistas... Cuando a un quiosquero lo roban y le sacan la caja de todo el día está robando a un trabajador alguien que no trabaja, alguien que no está haciendo nada por el país. Y más cuando se le lleva la vida. Por lo tanto, nosotros los vamos a perseguir. No queremos que haya impunidad, como no quisimos que la hubiera con los que hicieron los crímenes más horrendos de la humanidad en Uruguay, tampoco queremos que haya impunidad cuando el vivo bajo amenaza viola a una persona, la roba o la mata.

¿Se animaría a decir: "Eso seguro va a mejorar en los próximos años"?

Me animo a decir que va a mejorar y que tenemos que llegar a niveles de seguridad superiores a los que tuvimos antes, porque nuestra economía depende de eso y también nuestro trabajo y el turismo, y porque no somos un país de quinta categoría. Podremos tener niveles de seguridad superiores a muchos países europeos.

Es más, hay uruguayos que viven en pueblos pequeños del Uruguay que todavía dejan la puerta abierta y la llave en el coche. Sin llegar a esas circunstancias, el hecho de lograr mejores niveles de seguridad se lo vamos a dar a nuestro pueblo y a quienes nos visitan.

Hoy el 93 % de los delitos se atrapan antes del año. El problema es que el delincuente todavía no percibió que es más fácil estar en ese 93 % y por lo tanto va a caer preso, que estar en ese 7 % de impunidad que todavía se mantiene. Cuando logremos generar esa situación que el que delinque al final la paga con cárcel, porque sí o sí va a terminar atrapado, los delitos van a desplomarse a un nivel de seguridad europea.