Contenido creado por Jorge Luis Costigliolo
Entrevistas

Histórico y nacional

Entrevista a Lincoln Maiztegui Casas, por Ana Jerozolimski

“Cuando sacás al protagonista perdés la sal de la Historia, aquello que realmente lo hace apasionante e interesante”. Repasamos una entrevista a L. Maiztegui.

11.09.2015 20:38

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2015-09-11T20:38:00-03:00
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Entrevista a Lincoln Maiztegui Casas, publicada en el Semanario Hebreo el 20/11/14. Por Ana Jerozolimski (fragmento)

Al Profesor Lincoln Maiztegui Casas, escritor, historiador, lo conocen bien sus alumnos, sus lectores... Y a mí me daba mucha curiosidad saber quién está detrás del nombre de una personalidad tan multifacética. ¿Cómo te ves tú mismo? ¿Docente, historiador, escritor?


Es muy difícil que yo te conteste eso de una manera determinante. He sido docente y me siento sumamente involucrado con esa actividad, de hecho estoy permanentemente rodeado de muchachos jóvenes: algunos ex alumnos, hermanos menores de ex alumnos, me rodean mucho. He sido ajedrecista, he representado a Uruguay dos veces en competiciones olímpicas. Ahora lo tengo bastante abandonado, pero de alguna forma sigo cerca del ambiente del ajedrez. Por supuesto la historia ha sido una pasión de mi vida. Yo soy todo eso.

Y dentro de la historia también has sido bastante multifacético, has escrito sobre Artigas, estuviste al frente de la sección de Historia Americana de la Enciclopedia Universal Grand Larousse... ¿Hay alguna época que te apasione en particular?


Si, la historia nacional. Creo que la historia nacional, sobre todo desde que yo tengo uso de razón, se estudia bastante mal.

¿Por qué?¿ A qué te refieres?


No mal, pero con una cierta parcialidad. Las corrientes estructuralistas le dan más importancia al Producto Interno Bruto, a lo que importaste o exportaste, etcétera, que a lo individuos, que son en definitiva los que hacen la Historia. La Historia no es más que una entelequia que nos creamos de la interacción de los individuos. Este enfoque hace que los muchachos odien la historia nacional, no sepan quién fue Lavalleja o Rivera o tengan vagas aproximaciones, ni les vayas a preguntar quién fue Lorenzo Latorre o Aparicio Saravia incluso. Para mí es tremendamente negativo.

Yo tuve la suerte de tener espléndidos profesores de Historia tanto el Colegio Pío, donde hice mi formación elemental y parte de la Secundaria, como posteriormente en el Seminario, donde fui alumno de Carlitos Pittaluga Vidal, uno de los grandes docente de Historia de este país. Y recuerdo siempre que Carlitos nos insistía: "no se olviden de los personajes, del protagonista, la Historia es lo que sucede en torno al protagonista. Eso es de alguna manera lo que yo he intentado rescatar en mis libros de Historia. No inventé nada, no hice más que recoger a los clásicos y la visión que tenían (Francisco) Bauzá, Eduardo Acevedo, hasta el propio H.D. (Hermano Damasco), que era un francés que llegó con 19 años a Uruguay y se convirtió en el pedagogo de historia más importante de la historia de la historiografía uruguaya. Eso es lo que más me ha atrapado a lo largo de mi vida y aquello a lo cual me he dedicado.

Es una observación interesantísima esa de que han cambiado los tiempos. Cuando tú lo haces diferente, ¿es por tu impronta especial, no por una directriz de arriba?


Es una idea mía. A mí me encantaba porque vengo de una familia de gente que amaba la historia. Cuando yo tenía ocho o 10 años mi abuela me contaba que en la revolución de 1910, con la que los blancos amagan pero no logran lanzar, ella se quedó sola en el medio del campo en una estancia, porque su marido se fue a la revolución, y de noche sentía que "avanzaban los perros", como decía ella, y embarazada como estaba sentada en el sillón frente a la puerta con el revólver se pasaba la noche en vela. Cuando te cuentan esas cosas desde que sos niños, no te olvidas nunca más. A partir de ese momento yo hice carne en mí que lo más importante de la Historia son los seres humanos, son los personajes.

¿Uno puede enseñar la Historia como le parece más adecuado?, ¿tú pudiste siempre enseñarla así?


Yo particularmente sí, por individualismo, porque nunca admití que me coartaran ese aspecto. Tampoco estoy diciendo que las posturas estructuralistas de la Historia, aquellas que hacen énfasis en los aspectos sociológicos y económicos, no sean importantes: son importantísimos, pero no pueden sustituir al protagonista. Preguntale a cualquier chico que haya terminado el liceo quién fue Juan Campisteguy (presidente de Uruguay entre 1926 y 1930), era presidente durante el Mundial de 1930, un tipo exitoso, y no tienen ni idea porque no se lo enseñaron. Cuando sacás al protagonista perdés la sal de la Historia, aquello que realmente lo hace apasionante e interesante, y que te permite coincidir o discrepar profundamente con alguna personalidad histórica.

Me hacés acordar al profesor Enrique Mena Segarra, me imagino que lo conociste...

Claro, con Enrique no sólo fui gran amigo, sino que además presentó Orientales I.

Él también contaba mucho del color de la Historia, hasta los chismes se sabía, y de eso los chicos no se olvidan nunca.


Y eso es lo que le da interés a la Historia. Yo veía que mi éxito como docente en Historia venía por ahí, porque les contaba a los gurises muchas anécdotas, muchas cosas con las que se podían sentir identificados o no. Claro, el hecho de que haya aparecido toda una corriente historiográfica que haya dejado todo eso muy de lado hizo que se perdiera interés en la historia nacional.

Me imagino que se pueden llenar libros enteros con esas anécdotas. ¿Hay anécdotas que son tus preferidas, que pueden pintar de cuerpo y alma a alguno de los personajes que a ti te parecen más interesantes de la historia nacional?


Yo creo que sí, tendría que pensar en alguna en concreto. Pero por ejemplo, Artigas... Hace unos años El Cuarteto de Nos sacó "El día que Artigas se emborrachó", que fue horrorosamente rechazado por los que teníamos determinada edad como una cosa guaranga, irrespetuosa, estúpida y los chiquilines la celebraron y se reían, y cuando me querían hacer entrar a mí me la cantaban. Un día hablando con mi amigo Gerardo Caetano me decía: "¿sabés por qué?, porque han convertido a Artigas en parte del establishment, una figura ideática, de bronce, siempre pronunciando palabras para la posteridad". Le quitaron su humanidad, el hecho de que Artigas era el mejor bailarín de su tiempo, de que tocaba la guitarra y cantaba muy bien, que tocaba el acordeón piano, usaba el pelo en una trenza que le caía hasta el suelo antes de ser blandengue y era, como decían algunos contemporáneos, una persona siempre rodeada de jóvenes alucinados que lo seguían. Ahí empezás a tener una visión del caudillo, de por qué tuvo el atractivo que tuvo.

Qué linda descripción... También Ana Ribeiro me lo "pintó" a Artigas de esa forma, como hombre, no sólo como líder. ¿Hay figuras de la historia nacional que te parezcan subvaloradas?


Hay muchas figuras subvaloradas. Si tengo que señalar a una señalaría a Bernardo Berro, presidente entre 1860 y 1864, para mí, una personalidad de extraordinario vuelo intelectual. Tal vez, como dice algún historiador por ahí, el gran ideólogo de la nación. Fue presidente de la República, tuvo problemas con la Iglesia Católica, estuvo excomulgado. Término de nacionalizar los cementerios y ordenó que se enterrara a un ciudadano en San José que el cura no permitía que lo enterraran porque había sido masón. Nombró al padre (Juan José) Brit como párroco de la Iglesia Matriz haciendo valer el derecho de patronato que tenían los reyes de España, que es muy discutible que lo hubieran heredado los presidentes de las Repúblicas independientes. Pero, sobre todo, fue una personalidad de extraordinario vuelo intelectual. Tú leés la polémica que mantuvo con Manuel Herrera y Obes, pocos años antes de ser presidente, y es de una actualidad impresionante. Yo le tengo una gran admiración a Berro.

LA HISTORIA Y LA ACTUALIDAD


¿Cómo es tu resumen de la gestión del Frente Amplio?


Pésima, mejor la de (Tabaré) Vázquez que la de Mujica. Creo que el Frente Amplio no ha afrontado adecuadamente los problemas graves históricos que Uruguay tiene. Por ejemplo, el excesivo costo del Estado, que lejos de bajarlo lo ha aumentado; la deuda externa, que el ex presidente del Partido Nacional, Luis Alberto Lacalle, aprovechando circunstancias internacionales favorables, había bajado al mínimo ha vuelto a subir de una manera tremenda; la tierra sigue estando en pocas manos, las famosas 500 familias de Vivian Trías; no se ha hecho la reforma agraria que este país necesita; no se ha hecho una buena reforma urbana, fundamentalmente para Montevideo. Entonces: ¿qué han hecho bien, más que aprovechar el viento a favor que la economía internacional ha tenido porque India y China se incorporaron al mercado de compra de nuestra producción?

Pero yo creo que desde el punto de vista económico, si al ciudadano promedio le preguntás cómo está te dice que hace muchos años que no estaba tan bien.


Claro, ¿pero eso es mérito del Gobierno o mérito de la situación? Yo creo que es fundamentalmente mérito de la situación. Lo que quiero decir con esto es que cuando la ola favorable pase, que ya está pasando, van a quedar los problemas vigentes en una situación mucho menos favorable para afrontarlos. Ahí tenemos un serio problema.
Hay un conjunto de problemas que el Frente Amplio, no solamente no ha solucionado sino que en algunos casos ha tendido a agravar. Por ejemplo, el Plan de Equidad, eso de darle dinero a la gente marginal sin pedir contraprestaciones, me parece uno de los errores más graves que se han cometido, porque es una forma ideal de perpetuar esa situación.
Y claro que hay otras cosas. Alguien tiene que meterle mano de una vez por todas a la educación, a la seguridad y a la inserción del país en el siglo XX, tanto en los niveles latinoamericanos como internacionales. Para mí eso es de fundamental importancia.


GRITANDO UN GOL DE PEÑAROL


Un tema distinto, Lincoln... Se sabe que sos bolso a muerte, hasta tu mail empieza con "bolsilludo", pero pudiste gritar un gol de Peñarol, ¿cómo fue eso?


Yo grité, y lo confieso sin ninguna vergüenza, el gol de (Diego) Aguirre contra un equipo colombiano (América de Cali) que le permitió a Peñarol obtener su último título intercontinental, su última (Copa) Libertadores. Yo estaba solo en Madrid, hacía años que no sabía nada del fútbol uruguayo. Transmitieron ese partido en horas de la madrugada y de alguna forma me empezó a tocar el gusanito patriótico. Al ver al relator colombiano cómo de alguna forma baboseaba y daba ya como un hecho que el equipo de su país era campeón, fui levantando un poco la presión, diciendo: "¿Y éstos a quien le ganaron alguna vez?". Entonces se dio la circunstancia de que cuando el partido estaba a punto de terminar, el individuo comenzó a hacer una cuenta regresiva: diez, nueve, ocho... tres, dos, uno, y gol de Aguirre, y ahí lo grité. El error que cometí fue contarlo, hay una cantidad de gente que me dice: "vos no sos bolso porque gritaste un gol de Peñarol".

Fue el exilio que te llevó a eso.


Pero claro, lógico, es algo completamente diferente, en el exilio no tenés hinchas de Peñarol para tomarles el pelo, estás en un ambiente diferente.

Historia, política, fútbol... También música y cine... ¿Te sentís completo con todo eso?


Completo uno nunca se siente. Me gustaría haberme dedicado más a tener conocimientos un poco más específicos, en primer lugar sobre la ciencia, no en balde me fui todos los años a examen de matemáticas y dibujo, y en segundo lugar me hubiera gustado especializarme más en algo, no tener un espectro tan amplio de intereses sino profundizarlo más en algo en concreto. Pero eso quedará para otra vida, si es que existe.


Lincoln, muchas gracias. Me has enriquecido.

Por favor, Ana, encantadísimo.

La entrevista completa en este enlace