Contenido creado por Martín Otheguy
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La aldea y el mundo

Asesinos de niña Valentina culpabilizaron a la víctima y la consideraban como un objeto

Varias pericias revelan una "concepción cultural machista" por parte de los asesinos, en cuyas declaraciones se distinguen factores de odio, de desprecio y de menosprecio a la condición de mujer de la víctima.

25.05.2018 09:00

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2018-05-25T09:00:00-03:00
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La jueza María Sol Bellomo impuso la máxima sanción que permite el Código Penal a los dos individuos que violaron y ultimaron a la niña Valentina Walter, de nueve años, en Rivera. Los abogados de la familia expresaron compartir en todos sus términos la demanda acusatoria por la Fiscalía.

Bellomo condenó a J.F.C.S. y J.M.D.L.S.M. a la pena de treinta años de penitenciaría como autor y coautor, respectivamente, de un delito de homicidio muy especialmente agravado. Además, impuso a ambos condenados medidas de seguridad eliminativas (extensión de pena que se aplica a delitos muy graves) por el término de quince años, las que regirán una vez cumplida la pena principal.

Según la sentencia judicial, divulgada por el Poder Judicial, los dos hombres, además de vejar a la niña, la golpearon repetidamente en la cabeza hasta darle muerte, luego de que esta anunciara que le contaría a su madre lo sucedido.

Los hombres luego cargaron el cuerpo e intentaron ocultarlo en una cañada, además de esconder algunas de las prendas en otros sitios de difícil acceso.

En los siguientes días, en medio de las indagatorias del caso y cuando aún se buscaba a la niña, uno de los imputados fue invitado a prestar una declaración voluntaria ante la autoridad policial. Allí expresó conocer el lugar en donde se encontraba la niña, llevando así a los efectivos policiales al lugar en donde se hallaba el cuerpo sin vida de la víctima. Al principio dijo que la había encontrado con sus perros en un monte, no manifestando claramente si se encontraba con vida.

Antes de eso, su conducta ya había despertado sospechas. La Policía explicó que cuando buscaban a la niña pasaron por frente a la casa donde vivía este sujeto, causándoles extrañeza "que todas las personas del lugar se encontraran buscando a la niña y él estuviera parado en frente a su casa, con la música a todo volumen".
Sin embargo, luego del hallazgo de la niña, "el imputado se sentó y comenzó a llorar, expresando haberlo hecho todo por culpa de M" (el otro imputado).

En sus declaraciones ante la Justicia, el otro homicida aseguró que vejó a la niña pero no la besó por ser una "gurisa chiquita". Tras haberle dado muerte y ocultado el cuerpo, volvió a su casa y se puso a mirar televisión y jugar con su celular.

Femicidio

Según el informe de la perito Andrea Tuana, "los imputados reflejan una concepción cultural machista, donde se ubica a las mujeres como objeto de propiedad y dominación de los varones, justificando el abuso sexual y culpabilizando a las víctimas por estas situaciones".

También emerge de su informe y de las expresiones efectuadas en audiencia, que pueden identificarse en las declaraciones de los imputados el menosprecio o desprecio hacia la niña, en la forma en que la describían y la forma en que se expresaban en relación a ella durante la agresión sexual.

La niña era para ellos, según lo manifestado por Tuana, "un objeto de uso y desecho". Concluyó la perito actuante que la niña fue abusada sexualmente y asesinada como producto de un crimen de poder, motivado por el desprecio y menosprecio por su condición de mujer, expresando que el asesinato de autos configuró un femicidio.

Del mismo modo, el informe de la perito Dra. Marina Morelli concluyó que la muerte violenta de la niña es un delito misógino, conteniendo los elementos y motivaciones de género en el contexto de un femicidio sexual, identificando con claridad factores de odio, de desprecio y de menosprecio a su condición de mujer.

La muerte violenta de la niña "estuvo dominada por la idea de cosificación de ésta, considerándola una cosa u objeto destinado a una satisfacción concreta y a su desecho posterior". La doctora manifestó que se culpabilizaba a la niña por los imputados, y emerge de la declaración de uno de ellos que "el trato brindado a una yegua podía ser mejor que el que consideraron darle a una niña".

El informe confeccionado por la perito Dra. Diana González Perrett asegura también que se manifestó claramente el desprecio por su condición de mujer. "Se culpabiliza a la niña en base a su historia como víctima de abuso sexual previo y su forma de vestir. Estos argumentos dan cuenta del móvil de castigo o venganza, como acto disciplinador de una mujer que salió de su lugar de posición subordinada (en la lógica del ofensor que entiende a la víctima como la provocadora del hecho)", agregó.

Pericias

En cuanto a las pericias psicológicas, uno de los dos homicidas "denota particularidades en su forma de pensamiento y concepción de las mujeres vinculadas a una percepción de las mismas como ‘prostitutas' si manifiestan lo que entiende como interés sexual". Asimismo, el sujeto expresó: "No me gustan las mujeres libres", haciendo referencia a su gusto por aquellas que "no las dejan salir y hacen el trabajo de la casa".

El otro imputado justificó los hechos por la forma de vestir de la niña y dijo que "en el barrio no la veían como una gurisa chica", a pesar de que los estudios de autopsia surge que era una niña con el cuerpo de tal, "cuya descripción o percepción para los imputados procura justificar su conducta, denotando su cosificación".
La pericia de C. revela que "de su relato y posición subjetiva se destaca perturbación en el contacto con mujeres que aparece con componentes distorsionados en su concepción que revelan un conflicto interno, en concomitancia con una concepción de la sexualidad y su ejercicio con características de violencia."

Del otro homicida se destacan "características paranoicas, esquizoides y perversas que le generan dificultades para relacionarse en forma socialmente aceptada".