El presidente de la comisión interna del Hospital Español, César Pisciottano, informó el pasado fin de semana que hay parte del hospital bloqueado (con zonas cerradas) a causa de la aparición de una bacteria resistente, que "está fuera de control", según afirmó.

La bacteria es la Klebsiella Pneumonie Carbapenemasa, una bacteria nosocomial oportunista que produce una enzima llamada carbapenemasa que inactiva a los antibióticos carbapenémicos. Es resistente a la mayoría de los antibióticos, incluso la penicilina.

Se transmite a través de la manipulación de materiales mal higienizados, entre personas que la tengan en su organismo y compartan un espacio. También puede ser transportada por personal de salud o personas que se traten en hospitales contaminados.

Los trabajadores aseguraron que la bacteria no puede ser frenada, y no tienen el personal que se necesita, porque ASSE no habilita el ingreso de más trabajadores.

En respuesta, el Ministerio de Salud Pública emitió un comunicado en el que asegura que en el Hospital Español se está aplicando el protocolo previsto para esta clase de episodios.

En Uruguay, el primer brote detectado fue en abril de 2011 en el departamento de Maldonado. A partir de esa situación, el MSP estableció un plan de control de la dispersión de infecciones por enterobacterias productoras de carbapenemasas.

Esta mañana, Raquel Rosa, directora general del Ministerio de Salud, aseguró a Puntos de Vista (Radio Uruguay) que esta es "una situación que se vive desde hace varios años". "No es para alarmarse sino para tomar medidas. Es lo que se hace a nivel mundial y nacional. La resistencia a los antimicrobianos es algo que se ve con frecuencia y aparece esta situación en que se acaban las formas de tratar de algunas bacterias", explicó.

Aclaró que el problema no es solo la KPC, sino "cualquier microorganismo que tiene capacidad para desarollar resistencias ante los antimicrobianos".

Además, explicó que este problema no se presenta solo en el Español sino que "hay referencias a esta situación prácticamente en todas las instituciones". "La van transportando las propias personas, de alguna manera", dijo Rosa, que explicó que no solo el control cuando se detecta (y la aplicación de un protocolo) es importante, sino reforzar la higiene personal y ambiental y aislar a los pacientes y contactos que sean portadores de la bacteria resistente.