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El mapa del miedo

Agustín Romani: “En el caso de Felipe no escuché a nadie decir que era un crimen de género”

El psicólogo Agustín Romani habló del perfil criminal de los victimarios en casos como el de Brissa González. "El disfrute sexual no está necesariamente asociado en el centro de los agresores que matan", señaló.

24.11.2017 10:03

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2017-11-24T10:03:00-03:00
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El psicólogo y perito judicial Agustín Romani planteó que este tipo de casos son inusuales y llamó a no enmarcarlo en fenómeno social “basándose en convicciones personales”. “Cuando ocurrió el caso de Felipe Romero no escuché a ninguna organización ni a nadie decir que era un crimen de género”, agregó Romani entrevistado por el programa de Inicio de Jornada en Radio Carve.

Romani planteó la posibilidad de que la difusión pública de los casos contribuya a generar un efecto de reiteración. “El conocimiento público de este caso puede generar en el agresor el deseo de llevar otro a cabo, por un factor de imitación”.

“No estoy diciendo que en este caso se esté dando pero es un elemento que se tiene que considerar”, señaló el piscólogo.

Además dijo que este tipo de casos tiene una frecuencia relativamente baja respecto a las denuncias de abuso sexual que en la mayoría de los casos provienen del ámbito intrafamiliar, señalando que en la sede donde trabaja “llueven las denuncias al respecto”.

Romani dijo que se trata de perfiles criminales que tienen ausencia empatía, al punto que pueden jactase de un crimen y tienen ausencia de miedo respecto del castigo. “Hay ausencia de arrepentimiento sincero”, señaló que al cometer el crimen “reafirma un sentido de superioridad, ensalza su narcicismo, lo que oculta que tiene una autoestima muy devaluada”, agregó.

El psicólogo dijo que se trata de hábiles manipuladores que acceden a la víctima por engaño o sorpresa, generalmente regalándole cosas o aduciendo ser una autoridad.

Además señaló que este tipo de trastornos son multicausales, no se explican solo por un aspecto social, sino que puede haber factores genéticos y de la educación. Romani dijo que la diferencia entre un perverso y un psicópata es que el perverso refiere a aspectos de índole sexual, mientras que el psicópata no necesariamente busca poder a través de un aspecto sexual.

En sentido, dijo que el placer sexual en el caso de las perversiones pasa a un segundo plano y pueden gozar ante el dolor del otro. “El disfrute sexual no está necesariamente asociado en el centro de los agresores que matan. Es una mente muy compleja, muy rebuscada. Es difícil que logren concretar un vínculo estable de pareja.”, señaló.

Por otra parte planteó que su rehabilitación es difícil porque no existe una comprensión emocional de lo ocurrido y tienden a echarle la culpa la víctima o enorgullercerse del hecho. Si bien pueden aceptar un tratamiento para enseñar al agresor a controlar los impulsos desviados, reestructurarse cognitivamente y lograr la empatía, por lo general lo hacen para evitar represalias u obtener beneficios.

Romani relativizó la idea de que los abusadores necesariamente fueron abusados de niños: “No es algo excluyente. Hay sujetos que no tuvieron situación disfuncional en su infancia y pueden tener una fijación a nivel sexual cuando adultos”.

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