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Contenido creado por Inés Nogueiras
Las 40

Araca corazón

"Catusa" Silva canta Las 40

"Estuvimos tres años seguidos con una camioneta del ejército atrás del camión. Tenían un grabador grandote, un soldado grababa y otro leía los textos"

25.02.2013

Lectura: 25'

2013-02-25T17:15:00-03:00
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Por GERARDO TAGLIAFERRO

No parece ser éste un día de gloria para el Club de Pesca Belvedere. El amplio salón que recibe al visitante ostenta galas que hacen suponer mejores recuerdos que el que puede deparar esta tarde en que la lluvia dejó paso a un pegajoso calor de última hora.

Un parroquiano devora, parado frente al mostrador de la cantina, un plato de lo que a esta distancia parece ser un guiso. Ni la temperatura ni la hora se compadecen con tan desatinado apetito. En el salón, otro lugareño que debe andar pisando los 80 dormita solitario frente un vaso generoso en whisky, o tal vez en caña.

Dos mesas de billar, una de ellas que se me representa gigantesca, una pecera, dos vitrinas repletas de trofeos, sillas y un par de mesas completan el decorado. Desentona un poco un LCD ubicado a tal altura, sobre una pared, que promete más de una tortícolis cualquier noche de éstas de Copa Libertadores. Más allá del salón, un patio semi techado con una mesa al centro donde reposan, como en un revoltijo del Chuy, trajes de murguistas.

Sí, porque acá vive una murga.

Una murga que se llama Araca la Cana y que esta noche vuelve al trillo después de 72 horas de abstinencia climática. A la hora señalada, la misma que pactamos para la charla con el histórico director de Araca, "Catusa" Silva, el paisaje comienza a cobrar vida y color. Primero dos muchachos de no más de 20 años, con bermudas y cortes de pelo al menos curiosos para quienes doblamos largamente su edad, muy lejos del estereotipo murguero de antaño, de barriga prominente y boca ladeada. Después un veterano de barba candado, bien veterano: a éste lo tengo visto de alguna otra murga desde hace mucho tiempo. Pronto otros, más jóvenes, menos jóvenes, con caravana, pelados, con barba, lampiños, flacos, gordos, en moto, a pie. Va cayendo gente al baile. Son los murgueros de Araca, la Bruta, la que fue elegida un día como la mejor murga del siglo veinte. Bromas, risas y el inicio del ritual del maquillaje y la vestimenta, para salir porque paró de llover y hoy hay carnaval.

Catusa tiene 71 años y más de 50 como parte de Araca. Pasa los 30 como director responsable, aunque hace rato que no sube al tablado. Es un hombre que no regala sonrisas, pero que a medida que avanza la charla va perdiendo la frialdad inicial y hasta se permite, al final, alguna carcajada y me parece que incluso un amague de lagrimón. Nos ubicamos en una especie de galpón al fondo, casi en penumbras. Hay que cerrar la puerta porque en el patio empezó la algarabía y Catusa habla muy rápido y a media voz, casi en un susurro. En un momento se para, va hasta la puerta y pide silencio. "Perdón José, no sabía que estaba ahí", responde una voz joven, que no se permite el tuteo.

La charla se extiende, va y viene sobre medio siglo de historia de carnaval. Cuando salimos del galpón la murga ya es murga: los hombres que vi llegar en moto o a pie, con sus cortes de pelo exóticos, sus caravanas, sus barbas, sus peladas y sus barrigas ahora son murguistas, cara pintada y trajes de colores. Catusa se asegura que todo esté en orden y ya está todo pronto para una noche más, porque la lluvia siempre para y Araca siempre vuelve.

1) ¿Por qué Catusa?
En realidad nunca supe. Cuando era adolescente un amigo del barrio, el Negro Velázquez, me empezó a decir así. Pasaron los años y allá por el 83, 84, fuimos a actuar a Obras Sanitarias en Buenos Aires y lo encuentro allá, se había ido con la familia hacía muchos años. Y le hago esa misma pregunta porque me tenían loco preguntándome por qué Catusa, y me dice: "¿Y querés que me acuerde ahora?"

2) ¿Cuál es la magia de la murga que hace que una persona esté encadenado a ella prácticamente su vida entera?
Yo me crié en un conventillo en la época en que el que tenía radio era un bacán. No existía la televisión y se leía mucho, y yo no leía novelas de cowboys como hacían los de mi edad. Había un comité de izquierda en la pieza del conventillo que daba a la calle y leía a Máximo Gorki con el diccionario al lado: con mis seis años de escuela tenía que retroceder para entender lo que estaba leyendo. Y desde muy jovencito iba a ver los ensayos de Araca. Hice un casting de la época, con cuatro o cinco muchachos, y quedé. Con el correr del tiempo me di cuenta que la murga representaba a la gente de su clase, y como yo escribía de niño me di cuenta que podía escribir para la murga y ella ser un estrado para mí. Deseché puestos políticos cuando vino la democracia por la murga. Porque la murga me mantiene independiente, sin patrones políticos, y fue mi estrado hasta hoy.

"Nunca viví en libertad y tampoco ahora. Mientras vea a alguien en un carrito abriendo los contenedores para comer no voy a creer que hay libertad"

3) ¿Qué escribías cuando eras chico?
Poemas, muchos poemas. Y también leía a Almafuerte, Pedro Bonifacio Palacios, un poeta anarco argentino que nunca vendió sus versos, nunca publicó nada, solo después que murió se publicaron algunos. Y me enamoré del soneto y hacía ejercicios con él. Pero cuando sos niño ¿a quién le vas a decir que escribís? Además ni mi padre ni mi madre me hubieran entendido, así que por muchos años mantuve eso en secreto.

4) ¿Cómo te definís políticamente? ¿Sos un anarco?
No, porque entonces sería perfecto. Yo me hice zurdo cuando iba a la escuela, por los remiendos que tenía en el trasero del pantalón y que la túnica los ocultaba. Y siempre peleé a brazo partido por ser un poquito más que eso. No me hizo zurdo ni Marx ni Lenin, nací así.

5) ¿Quién te ofreció cargos políticos a la salida de la dictadura?
La primera vez (1984) el Partido Comunista me ofreció ser diputado y después, en la siguiente elección (1989) el MPP, cuando se fundó, quería ponerme como edil. Vino el "Mudo" Laferranderie y me dijo "mirá Catusa que vas como edil", y yo le dije que no. Capaz que fue un error, a veces lo pienso tranquilamente... Lo que pasa es que hay cosas en la política que me rechinan. Votar por disciplina partidaria por ejemplo, jamás lo haría. Entonces ahí ya tendría un econtronazo.

6) En una época, escuchando a Araca, uno te podía identificar con los tupas, con ese sector de la izquierda.
Sí, quizás es del que estoy más cerca. Tengo muy buenos amigos además de que son compañeros. Tenía una profunda admiración por Sendic por ejemplo y quizás eso me llevó a estar más cerca de los compañeros del MLN.

7) El hoy ministro de Defensa alguna vez salió de recorrida por los tablados con Araca.
Sí, salió una vez, te digo hasta el año: fue en 1995. El "Ñato" (Fernández Huidobro) hizo unos tablados con nosotros unos días y cuando fuimos al Teatro de Verano, a concursar, yo subo al escenario antes de la actuación a ver que esté todo pronto y salgo por la escalerita del costado hacia el público y le digo al Ñato que venga conmigo. Y cuando subió quedó impresionado, el Teatro estaba lleno, y dice: "Esto es un acto político" (se ríe).

8) Y era un acto político.
Era sí... era. Han cambiado mucho los tiempos, pero era un acto político.

9) El canto de algunas murgas, en los 80 y 90, era un manifiesto político.
Sí, para mí siempre lo fue, es mi forma y a esta altura no voy a poder dar vuelta el carro.

"Una vez puse: ‘El cielo pintado de roja calma bebe el rocío por la mañana'. Y me dijeron: ‘Roja no'"

 



10) Antes de que el Frente Amplio llegara al gobierno dijiste alguna vez que si eso sucedía ibas a estar en la vereda de enfrente.

Y claro, porque es lo que me exige esa representación popular que yo asumí por las mías, que nadie me la dio. El pueblo siempre va a tener dolores. Yo nunca viví en libertad y tampoco ahora. La libertad es una cosa muy amplia y muy sagrada, mientras vea a alguien en un carrito abriendo los contenedores para comer no voy a creer que hay libertad. Por eso siempre voy a estar en la vereda de enfrente.

11) Más allá del canto de la murga, ¿vos sos crítico de este gobierno?
Soy crítico sí, por supuesto.

12) ¿No es lo que esperabas?
(Piensa) Posiblemente sí. A veces somos medio ilusos... El otro día me hicieron una nota en el diario El País y me preguntaron si admiraba a alguien; dije "sí, al presidente de la República". Porque una cosa es estar de un lado del mostrador y otra es estar del otro lado. Este gobierno ha hecho muchas cosas y el de Tabaré también, pero a veces cuando estamos en un lugar nos damos cuenta de que no tenemos recursos para hacerlas. O nos encontramos con las 500 familias que son dueñas del Uruguay, o con sociedades anónimas que no sabemos quién tiene la tierra. Y el presidente, ¿cómo hace para cambiar todo eso? Ahora por ejemplo quiso poner un impuesto a los 1.200 tipos que son dueños de la tierra en el Uruguay y no pudo. Por eso creo que soy crítico, porque no sé cuáles son las formas. Pero como se encontraron en otros temas, por ejemplo cuando se llegó a un cuartel y se excavó la tierra y se encontró un desaparecido, creo que se van a ir encontrando en todo. Y yo quiero que se encuentren.

13) ¿A Mujica lo conocés personalmente?
Sí, por supuesto, tenemos una relación de che y vos, de compañeros. El Pepe es un gran tipo, con una filosofía increíble. El otro día estaba leyendo un diario británico y decía que Uruguay es la tierra del bien. Le hablaba al primer ministro británico sobre cómo se gobierna un país y le contaba qué es lo que hace el presidente acá, hasta que tiene una perra de tres patas, lo que gana como presidente, cómo reparte su dinero, que está peleando permanentemente para que haya justicia social... todas esas cosas que desde Tabaré para acá se han ido cambiando.

14) ¿Cómo era escribir para carnaval durante la dictadura?
Y, muy difícil. Te diría que prácticamente me terminaron de enseñar a escribir. Había 21 censurantes, porque estaban de todos los ministerios. Entonces lo que no podíamos hacer con el canto lo hacíamos con el cuerpo. Y después mandaban gente a los ensayos a ver qué hacíamos con el cuerpo. Si caminás con paso militar, estás diciendo algo aunque no digas nada. Una vez puse: "El cielo pintado de roja calma bebe el rocío por la mañana". Y me dijeron: "roja no". Ellos veían fantasmas. En febrero del 73, en pleno carnaval nos tacharon todo. Hicimos dos días de huelga y tuvimos que escribir todo de nuevo en 48 horas y volver a salir con los papeles en la mano. Aunque lo supiéramos de memoria era una forma de denuncia: estuvimos hasta el final del carnaval con los papeles en la mano.

15) En los años posteriores la cosa empeoró.
Yo no creo en el valor, creo en la superación del miedo, y en el 74 yo pensaba que eso no podía durar mucho más y busqué la forma de decir cosas. Entonces hice una historia patria en el saludo y la despedida, desde que Artigas se integra a la revolución. Yo hablaba de historia, pero hablar de historia era hablar de lucha, de libertad, de batallas... Un coronel retirado que estaba en la censura me entrega la letra con un voto de felicitaciones, porque se ve que era un artiguista acérrimo. Yo hasta los cuarenta y pico no tomé nada de alcohol, pero ese día me emborraché: no podía creerlo. Después me enteré que el coronel estuvo treinta días arrestado a rigor y que le habían retenido la jubilación como por seis meses, porque cuando nos vieron en los tablados los milicos decían: "¿y estos tipos cómo están cantando esto?" Y después fue terrible, el año 75 fue terrible.

16) En el 75 fue que prohibieron salir a La Soberana.
Sí, ese año a mí me tachan todo de arranque. Había hecho "El imperio romano" y cantaba el saludo a los dioses del Olimpo. Había un personaje de televisión que me servía, que era Kung Fu. Entonces él salía a conseguir la independencia del pueblo y me tacharon todo, menos el saludo. Para que tengas un ejemplo, decía: "Venus, tu belleza fecunda se alzó de las sombras amando. Vesta vistió lenguas de fuego la paz del hogar perpetuando. Diana evidenció la natura..." y terminaba diciendo: "Júpiter nació dios supremo, Hércules dio fuerza a su mano, Marte solo quiso la guerra y hubo que matarse entre hermanos". Y los tablados explotaban, porque la gente estaba esperando el mínimo mensaje. Pero la parte de Kung Fu la tuve que escribir de nuevo porque decían que La Soberana había sacado también un personaje de un chino y no podía ser. Tuve que escribir todo de nuevo en una noche, 21 copias en una época en la que no había ni fotocopiadoras. Yo escribía y tenía a un compañero al lado pasando a máquina, escribiendo con un dedo. Y fui y entregué un mamotreto, y me preguntan: "¿Pero usted escribió esto de ayer a hoy? ¿Por qué no escribió esto de primera?" "Porque esto no es lo que yo pienso, es lo que ustedes me obligan a escribir. Y lo hago porque amo el carnaval y tengo que salir".

"Siempre fue desleal la competencia en carnaval. Hay inversiones que no entendés: que alguien invierta 150 o 200 mil dólares para sacar una murga no se entiende"


17) ¿Tuviste problemas personales, más allá de las letras de la murga?
Nosotros estuvimos tres años seguidos con una camioneta del ejército atrás del camión, o del ómnibus. Se ve que les daban la ruta y nos esperaban en el primer tablado. Me acuerdo que tenían un grabador grandote que lo sacaban por el techo de la camioneta verde y un soldado grababa. Y otro leía los textos. Pero nosotros los cambiábamos igual, a propósito, porque nos imaginábamos que no escuchaban nada porque se pensaban que la presencia de ellos era suficiente.

18) Pero en tu vida personal o laboral ¿tuviste inconvenientes?
Yo trabajaba en una textil de Estados Unidos y Grecia que todavía no había abierto, estábamos armando máquinas que venían de Estados Unidos. En casa la cosa estaba jodida, allanamientos, interrogatorios, y había un gerente en la fábrica, Alberto Silva, que un día me pregunta: "Catusa, ¿cómo está la cosa? ¿Cuánto hace que no van los muchachos por tu casa?" "Desde anoche: dos veces". Y me dice: "Hay que sacarte de la luz". Entonces, él y los hermanos tenían otra fábrica y precisaban un agente viajero para el Interior, y anduve viajando unos tres años. Creo que eso me salvó la libertad.

19) ¿Sos el único dueño de Araca?
No, somos tres. Mi señora es la dueña y el paraguayo López, que falleció y ahora quedó el hijo.

20) ¿Deja plata la murga?
No, no. Si no estaríamos ricos. En los años 70 y 80 trabajábamos una barbaridad, hacíamos hasta 300 tablados y alguna vez llegamos a un poquito más. Hoy si llegás a 100 sos Gardel. En aquella época sí se ganaba plata, sacabas un buen aguinaldo con el carnaval. Hoy no. Yo lo sigo haciendo porque me voy a morir haciéndolo, si fuera gratis lo haría igual.

21) ¿Cuánto cuesta sacar a Araca en carnaval?
Nosotros no gastamos lo que gastan otros, con unos 15 mil dólares la sacamos. Eso se banca con sponsors, generalmente me quedan deudas que las termino pagando con el premio... cosas así. Pero yo reparto la plata con los muchachos, así que dejo libre la plata del premio para este tipo de cosas. Visto la murga con lo que tengo, no gasto lo que no tengo porque salir muy endeudado del carnaval no es negocio.

22) ¿Nunca fue cooperativa Araca?
Siempre fue, hoy lo es.

23) ¿No me decís que hay tres dueños?
Hay tres dueños firmando el título, pero no en el reparto. Hace más de treinta años que es cooperativa. Es muy especial la cooperativa, no se premia la virtud de nadie. Seguramente sería necesario darle valor al que vale más artísticamente hablando, pero yo siempre me quedo con que si bien las virtudes son diferentes, las necesidades son las mismas.

"En 1988 el presidente de la ‘comisión de control' me pidió que cambiara la despedida. ‘Lo vamos a puntuar igual, pero no cante esto en carnaval'"


24) ¿Por qué hay tanta competencia en el carnaval?

Hubo años en que el pueblo le había puesto colores a las murgas, colores políticos y se hablaba de las murgas La Unión y de La Teja. Siempre fue desleal la competencia en carnaval. Primero, hay inversiones que no entendés: que alguien invierta 150 o 200 mil dólares para sacar una murga no se entiende. Ese dinero no tiene retorno. Y después están los que caminan en carnaval, los que piden favores al jurado directamente o por amigos. Vos para conseguir un mejor premio o ganarle a alguien tenés que hablar mal de aquel al que le querés ganar. Tenés que decir por qué le ganás.

25) ¿Los jurados son influenciables con esas cosas?
No todos, pero hay quienes sí. Fijate que el año pasado los fallos se sabían dos días antes. Y según tengo entendido eso es imposible, porque es una cosa informática, alguien tenía que haber hackeado eso.

26) ¿Cuál es tu interpretación de lo que sucedió?
Le echan la culpa a una jurado mujer que había, pero escuchabas a otros jurados que decían que es imposible porque cada uno tiene sus puntajes y no sabe los de los otros. Pero los sabía porque no le erró. No le erró. Esto es un juego de honestidad, un jurado honesto se puede equivocar pero cuando le erran feo es porque a alguien le falló la honestidad.

27) Hay toda una historia de Catusa Silva y sus letras con los jurados.
Sí. Un año le dedicamos todo el saludo, otro año la despedida. En el 87 hicimos "La misa criolla" dedicada al jurado. En el 85 había pasado algo. Entro al Teatro de Verano el último día de carnaval, que me acuerdo que concursaba ese día Asaltantes con Patente y me dicen: "Catusa ganan tres murgas con 544 puntos". Me acuerdo hasta de la cifra. La murga que tenía que ganar ese año era La Nueva Milonga, sin duda. En el intervalo, atrás del escenario junto a la prensa y les digo: "¿Ustedes saben lo que está pasando?" Y todos sabían.

28) ¿Y qué era lo que había pasado para que eso se supiera antes que terminara el concurso?
No sé. Ahí los periodistas con los que hablé se comprometieron a denunciarlo, y yo a que el año siguiente iba a escribir el saludo y la despedida enterita para el jurado. Se dan a conocer los fallos y tres murgas con 544 puntos. Yo cumplí: el año 86 hice el saludo entero y en el 87 la despedida. De los medios de prensa nadie dijo nada. Terriblemente triste.

29) En alguna época se especulaba con que había murgas que por su color político y por el contenido político de sus letras no podían ganar. ¿Eso pasó?
Sí, pero a Araca le pasó toda la vida, así que no sé. No sé qué hay con Araca la Cana, los jurados pasan y siempre es lo mismo: si tengo que estar primero estoy tercero, si tengo que estar tercero estoy sexto...

"Lo del plagio fue un error estúpido. Eran dos minutos, y arruiné cuarenta años de trabajo por esos dos minutos"


30) En 1988, con gobierno e intendencia colorados, ganó Falta y Resto con un libreto que criticaba duramente y con un contenido claramente político.

Sí, mirá, yo ese año voy preso, porque escribí la despedida contra los militares y salíamos vestidos de blandengues. La comisión de control me tacha la despedida: "Usted no puede cantar esto en carnaval". "Bueno, llame a una conferencia de prensa y diga que en este país no hay democracia y yo no la canto". Salimos a los gritos los dos a calle, con el presidente de la comisión de control y había dos medios de prensa, trasmitiendo en vivo. Se ve que el papá político lo llamó por teléfono porque en un momento se fue para adentro, yo hablé con los canales y me fui. Y alguien me va a buscar, mandado por el presidente de la comisión de control y estaba macanudo. "¿Qué te pasó? -le digo-. ¿Te llamó papá y te dijo que te portaras bien?" Seguro, era un escándalo público. Me dice: "Catusa, cuando vaya al concurso cante ‘La compañera', no cante esa despedida. Lo vamos a puntuar igual que si cantara la despedida, pero no cante esto en carnaval". "Doce años estuve borrando -le dije-. Nunca más, no toco ni una coma".

31) ¿Qué pasó después?
Y, fui al Teatro y la canté. A los dos días me llaman de Jefatura, querían hablar conmigo, me pedían la dirección de mi casa. Les dije "no, vayan a Daecpu", porque tonto no soy tampoco. Y bueno, me lleva el inspector Clavería. Me empezó hablando de la ropa: "Usted sabe que no puede usar el uniforme de los blandengues", y yo le digo: "Usted no me tiene acá por la ropa, me tiene por lo que estamos cantando. Hace cinco días un juez le procesó cinco policías por torturas y yo aplaudí eso. Ahora usted me tiene que aplaudir a mí, todos esos a los que yo les canto están impunes todavía y yo quiero que vayan presos". Al final me pasan a juez y el juez me da la libertad, ¿qué iba a hacer? ¡No me va a meter preso por escribir una despedida! Montevideo era un escándalo y ese fue el año que ganó la Falta. Alguien me dijo: "La Falta ganó porque tienen que tapar esta cagada de alguna manera". "La Falta ganó porque está muy bien" le dije yo. "Además -me dice-. Pero por eso solo capaz que no ganaba".

32) ¿Hay rivalidad entre las murgas tradicionales y la murga joven?
No, a mí me parece un fenómeno fantástico (el de la murga joven). Yo estoy contra el reglamento de carnaval, que tiene prohibiciones con nombre y apellido. Después de la despedida del 87 no se puede criticar al jurado. Si querés podés bastardear al presidente de la República, pero no podés meterte con el jurado. El año que gané, 97, Luis Alberto Carballo entraba al propio recinto del jurado haciendo de Figuretti, incluso ellos lo habían agarrado con humor. Al año siguiente: "No se podrá entrar al recinto del jurado".

33) ¿Qué es lo peor del carnaval?
La competencia desleal de repente. Antes no sabíamos lo que íbamos a cobrar, y mirá que cobrábamos eh. Pero amábamos lo que hacíamos, y así tenías por ejemplo el famoso "coro de la Aduana" de Asaltantes con Patente. En el carnaval de Cádiz hay 300 conjuntos concursando y 300 en la calle, y entrás a un negocio a las 9 de la mañana y la gente está con la cara pintada. Acá no, el nuestro siempre fue un carnaval espectáculo, nunca fue participativo.

34) Hace un par de años te acusaron de plagio.
Sí, fue un error mío. Un error estúpido, me trajeron un texto y al principio yo decía "no" y al final lo incluí. Eran dos minutos, y arruiné cuarenta años de trabajo por dos minutos. Pienso que fui un viejo boludo en ese momento. La letra estaba retocada, no era igual, pero no tenía que haberlo hecho, si tenía 45 minutos de actuación, hacía 43 y era lo mismo.

"El traje de murga es como la túnica de la escuela: te iguala. Las diferencias sociales desaparecen"

35) En Cádiz hay una murga que se llama Araka la Kana.
No, no es una murga, fue un espectáculo escrito por Juan Carlos Aragón, un profesor de filosofía. El espectáculo era una murga con ese nombre que venía de Montevideo. Revolucionó Cádiz, y tenía un estribillo muy lindo que decía algo así como que "si hubiera sabido cómo era esto me quedaba en Montevideo". Era muy gracioso porque la murga iba para allá disparando de acá y resulta que allá era peor.

36) Eso debe haber representado un orgullo muy grande para vos.
Ah no sabés... Yo le dije a Aragón: "Me han hecho algunos homenajes, pero éste es el mejor de todos".

37) Una vez te negaron la visa para entrar a Estados Unidos, ¿con qué fundamento?
Se la negaron a la murga, a Araca la Cana. La cónsul era Denise Dolan y yo hablé con ella y le dije: "Fue Fulano de Tal, Mengano, Zutano... y no tuvieron problema". "Sí, pero usted no", me decía. Una vez se abrió y me dijo: "Si mañana viene el presidente y me dice ‘mande a Araca la Cana', yo encantada". "No se quiere comprometer", le digo. "No". Era muy hábil. Un día fui a la embajada con un sacón de cuero que tenía, y al otro día llamó por teléfono a mi casa para decirme que había dejado dos botones del sacón en la embajada, que los fuera a buscar cuando quisiera. Te imaginás lo que dije, qué podía hacer con los botones... Y mirá que hubo gestiones para que pudiéramos ir, llamó hasta un senador norteamericano interesándose. Y no la movieron.

38) ¿Cuál fue el lugar más insólito donde cantó la murga?
Con Araca estuve solamente en España. Yo estuve con tres compañeros en Francia, porque me contrató la federación de músicos de allá para enseñar murga en las escuelas públicas. Un día tocan timbre en casa y había una multitud en la puerta: eran 13 franceses, una sola mujer hablaba español. Y ahí me lo plantearon.

39) ¿Qué fue lo que hiciste concretamente?
Teníamos como un mes y medio para prepararnos, y llevamos tres cosas: armamos unos talleres, una obra musical para niños que yo escribí hace años, que tuve que traducirla porque la interpretaban dos niños y un adulto, y canciones de Araca que las hacíamos nosotros cuatro. Era brutal ver a los francesitos cantando La Compañera en español. Hacerles decir "Araca" en lugar de "Agaca" era una lucha, pero lo conseguíamos. Estuvimos tres meses. En la embajada uruguaya en París estaba Gross Espiell y nos mandó a buscar, y tuvimos una charla con él espectacular. Terminamos hablando de José Pedro Varela, y yo le dije: "Mire embajador, a mí me parece fantástico que los niños uruguayos en las escuelas usen túnicas, porque cuando yo era niño la túnica me tapaba los remiendos del pantalón. La túnica iguala a los niños. Pero acá en Francia no usan túnica y son todos iguales". Porque veías árabes, negros, latinos, y eran todos iguales. Yo fui con ojo crítico, buscando una chapa de zinc, un asentamiento, y no encontré.

40) ¿Qué fue lo más emocionante que te pasó con la murga?
Hay muchas cosas. Con la despedida del 88, la de los blandengues, que se llamaba "El general de mi pueblo", terminábamos llorando. Y otra cosa muy fuerte fue cuando nos declararon "visitantes ilustres de la ciudad de Buenos Aires" y nos recibió la Cámara de Diputados, en un salón impresionante que tienen. Me tuve que comprar un traje en un remate, y la murga fue vestida de murga, fuimos los primeros que cantamos en ese lugar. Había 700 personas y parece que no, pero los recuerdos de la niñez se te vienen para adelante. Y hablando frente a los diputados, les dije que una vez más se comprobaba ahí que ellos nos quieren más a nosotros que nosotros a ellos. Yo insistí en que éramos 23, y hasta el utilero se llevó un pergamino como visitante ilustre de Buenos Aires. Y los fueron llamando de a uno y cada uno pasó, vestido de murguero, a recibir su diploma. Porque el traje de murga es como la túnica de la escuela: te iguala. Las diferencias sociales desaparecen.

Montevideo Portal / Gerardo Tagliaferro
Fotos: Juan Manuel López
Por comentarios: tagliaferro@montevideo.com.uy