Contenido creado por Gerardo Carrasco
Salud

Por las buenas

Trato bien: una campaña de Unicef contra el maltrato como forma de educar o disciplinar

Si bien les cuesta reconocerlo públicamente, muchos adultos recurren a palmadas, sacudones o gritos.

01.03.2018 14:42

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2018-03-01T14:42:00-03:00
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Con el objetivo de desnaturalizar la utilización de la violencia como método para disciplinar y educar a los niños, niñas y adolescentes en el hogar, UNICEF presentó hoy la campaña "Trato Bien". A través de situaciones sencillas y cotidianas para la mayoría de las familias, Trato Bien intenta generar conciencia entre los adultos en torno a qué significa una crianza con violencia y cuáles son las consecuencias en la vida de los niños, informa un comunicado de dicho Fondo.

La campaña recurre a la imagen de un niño y de una niña personificado en un jenga que comienza a perder piezas a medida que recibe gritos, descalificaciones, amenazas, insultos o golpes por parte de un adulto ante diferentes situaciones de puesta de límites. Esta representación busca trazar un paralelismo con los daños que la violencia genera en los niños y cómo este tipo de conductas por parte de los adultos afecta su bienestar y socava las bases de su desarrollo presente y futuro.

Todos los materiales remiten a una web (www.tratobien.org) que presenta de manera ordenada y completa toda la información necesaria para las familias que buscan alternativas para una crianza saludable y respetuosa para el desarrollo de niños, niñas y adolescentes. Además de brindar guías, consejos y herramientas concretas para poner límites sin violencia, la web define qué es el maltrato, proporciona información sobre la problemática y contiene argumentos que derriban mitos largamente sostenidos en torno al tema.

La violencia como método de crianza

Con la intención de educar y guiar a los niños para que aprendan a manejar sus emociones y conflictos, padres, madres y cuidadores recurren con demasiada frecuencia a métodos basados en el uso de la fuerza física o la intimidación verbal.

En muchos casos no se trata de decisiones meditadas, sino simplemente la consecuencia de la frustración o el enfado de los adultos y la falta de conocimiento de métodos educativos no violentos. Además de constituir una flagrante violación de sus derechos, la exposición prolongada a la violencia física o psicológica puede tener efectos en el desarrollo de los niños, así como repercutir en su crecimiento físico, cognitivo, emocional y social.

Si bien los daños varían según el tipo de violencia y su frecuencia, la violencia tiene siempre consecuencias sobre la autoestima, la confianza y la forma en que los niños aprenden a resolver los conflictos, tanto en lo inmediato como en la edad adulto. Ser agredido por quien debe cuidarlos y protegerlos produce en niños miedo, tristeza y resentimiento. Los niños que crecen bajo métodos de disciplina violentos tienden a mostrar menor autoestima, peores resultados académicos y ser más agresivos.

En ese sentido, la encuesta MICS realizada por UNICEF en Uruguay, mostró cierta asociación entre la exposición a la violencia y el grado de desarrollo de niños entre 3 y 5 años: los niños que crecen en hogares no violentos presentan un desarrollo adecuado en mayor proporción que aquellos que sufren maltrato.

La percepción de los adultos

La campaña parte reconociendo el gran desafío que enfrentan padres, madres y cuidadores ante la crianza y las dificultades que eso conlleva. Para eso se tomaron como insumos varios de los hallazgos generados mediante una investigación cualitativa realizada por UNICEF en conjunto con CIFRA en el año 2017.

Los resultados del estudio permitieron comprender algunos de los razonamientos que los adultos utilizan para justificar la violencia física y la intimidación verbal hacia los niños como forma de ponerles límites. Según concluye, la mayoría de los adultos que participaron del estudio no perciben las palmadas, los sacudones o los gritos como conductas violentas, les cuesta reconocer el maltrato psicológico en el hogar y desconocen las consecuencias negativas que este tipo de conductas tiene sobre el desarrollo de los niños y las niñas.

Si bien les cuesta reconocerlo públicamente y estas conductas se develan casi sin intención de hacerlo, muchos adultos recurren a palmadas, sacudones o gritos para educar a sus hijos ya que las consideran formas adecuadas de encausar a los hijos y dejar claros los límites. De la misma manera no identifican que mantener silencios prolongados hacia los niños, subestimar sus capacidades, prohibirles el llanto o la expresión de ciertos sentimientos, sean comportamientos violentos que pueden tener consecuencias negativas para ellos. Por el contrario, en ocasiones son vistos como forma de alentarlos y ‘ayudarlos' a superar sus debilidades.

Sin embargo, el estudio también permitió vislumbrar que todos los padres consultados quieren lo mejor para sus hijos y buscan educarlos de la forma que consideran mejor, a través los métodos que conocen y las herramientas que tienen a su alcance. Se muestran como personas ávidas de información y con disposición a escuchar, siempre que sea a través de planteos realistas que reconozcan la realidad a la que se enfrentan a diario y las características de los niños, niñas y adolescentes del siglo XXI.

La naturalización de la violencia hacia los niños

En Uruguay la violencia contra los niños, niñas y adolescentes está naturalizada. La aplicación de métodos de disciplina violenta atraviesa todos los sectores y trasciende las características socioeconómicas de los hogares, ya que los niveles de uso de violencia sobre los niños superan el 50?%.

El uso de métodos violentos en la crianza de los niños al interior de las familias es visto como algo normal y no reprobable. En muchas ocasiones responde a la repetición del modelo de crianza que tuvo el adulto durante su infancia, por lo que no solamente lo considera "normal", sino que lo identifica como un método eficaz y justificable para poner límites a niños y niñas.

Estos comportamientos individuales se sostienen por las normas sociales, que en cierta manera toleran y naturalizan la violencia como forma de crianza. Esta campaña busca inspirar un cambio social, que fortalezca los valores sociales que promueven relaciones respetuosas y positivas para los niños y las niñas. El cambio requiere tomar conciencia de las conductas violentas y los daños que estas generan, al tiempo que contar con herramientas que permitan educar sin recurrir a métodos violentos.

En cuestiones como estas, que involucran a toda la sociedad, cada individuo tiene el poder y la responsabilidad de actuar y de influenciar a otros para cambiar la realidad. UNICEF agradece muy especialmente a sus aliados en la elaboración de esta campaña y a todos los que se sumaron, e invita a compartir los mensajes en todas las plataformas disponibles. Solo si el conjunto de la sociedad desnaturaliza la violencia y visualiza sus consecuencias, será posible el cambio necesario para que los niños y las niñas crezcan sin sufrir sus consecuencias.