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Salud sexual de la mujer: Cómo hablar sobre tus necesidades sexuales

Hablar acerca de tus necesidades sexuales puede ayudar a que tú y tu pareja estén más unidos y a promover la plenitud sexual.

05.03.2018 07:37

Lectura: 5'

2018-03-05T07:37:00-03:00
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La salud sexual de las mujeres, al igual que la de los hombres, es importante para el bienestar físico y emocional general. Además, lograr una vida sexual saludable y satisfactoria no ocurre por arte de magia. Requiere autorreflexión y comunicación sincera. Aunque hablar sobre la sexualidad puede ser difícil, es un tema que vale la pena abordar.

Muchas personas creen que la actividad sexual está motivada por el deseo físico, es decir, por el deseo del cuerpo de tener una relación sexual, lo cual ocasiona la excitación sexual y luego el orgasmo. Si bien esto puede ser cierto para los hombres, la investigación sugiere que las motivaciones y respuestas sexuales de las mujeres pueden ser más complejas.

Para muchas mujeres, especialmente las de más de 40 años o las que ya han pasado por la menopausia, el deseo físico no es la motivación principal para tener relaciones sexuales. Una mujer podría estar motivada a tener relaciones sexuales para sentirse cerca de su pareja o para demostrar sus sentimientos.

El significado de la satisfacción sexual difiere entre hombres y mujeres, e incluso entre mujeres. Por ejemplo, algunas mujeres dicen que el placer de la excitación sexual es suficiente, mientras que otras quieren tener un orgasmo. Si tienes inquietudes sobre tu vida sexual o si solo quieres buscar maneras de mejorarla, es bueno empezar por hablar con tu pareja.

Es probable que te sientas incómoda al hablar de tus experiencias sexuales y deseos; de cualquier modo, tu pareja no puede leerte la mente. Compartir tus pensamientos y expectativas acerca de tus experiencias sexuales puede acercarlos más y ayudarte a sentir mayor goce sexual.

Para comenzar a hablar sobre las inquietudes de la salud sexual femenina y promover el disfrute sexual, la estadounidense Clínica Mayo elaboró un breve manual:


Admite tu malestar. Si te sientes nerviosa, dilo. Expresar tus inquietudes puede ayudarte a comenzar la conversación.

Comienza a hablar. Una vez que comience la conversación, es probable que aumente tu nivel de seguridad y comodidad.

Establece un tiempo límite. Evita que una conversación prolongada los abrume. Dedicar 15 minutos a hablar sobre el tema puede facilitarte permanecer en tus zonas de confort emocional.

Habla con regularidad. Mientras más entables conversaciones sobre las experiencias sexuales y los deseos, más fácil te resultará hablar.

Válete de un libro o una película. Invita a tu pareja a leer un libro sobre la salud sexual de las mujeres, o recomiéndale capítulos o secciones que recalquen tus preguntas o inquietudes. También puedes valerte de una escena de una película como punto de partida para una conversación.


Cuando hables con tu pareja sobre tus necesidades sexuales, intenta ser específica. Considera tratar estos temas:

Tiempo. ¿Te reservas tiempo suficiente para la intimidad sexual? Si no es así, ¿qué puedes hacer para cambiar las cosas? ¿Cómo puedes priorizar la intimidad sexual?

Romance. ¿Tú y tu pareja tienen la misma definición de romance? ¿Hace falta el romance? ¿Cómo puedes reavivarlo? ¿Cómo el romance puede ayudar a crear intimidad sexual?

Placer. ¿Qué cosas brindan placer mutuo e individual? Mantén una actitud abierta y escucha los pedidos de tu pareja, negocia las diferencias si uno de ustedes no se siente cómodo con el pedido del otro.

Rutina. ¿El sexo se ha vuelto demasiado rutinario o predecible? ¿Qué cambios puedes hacer? Por ejemplo, explora diferentes momentos para tener relaciones sexuales o intenta nuevas técnicas. Considera más abrazos, un masaje sensual, la masturbación, el sexo oral o el uso de un vibrador, según lo que te interese.

Intimidad emocional. El sexo es más que un acto físico. Recuérdense que también es una oportunidad para la conexión emocional que crea intimidad en una relación.

Cambios físicos y emocionales. Los cambios físicos, como una enfermedad, el aumento de peso, los cambios después de una cirugía o los cambios hormonales, ¿están afectando tu vida sexual? Aborda también factores emocionales que puedan estar interfiriendo con tu capacidad de disfrutar la actividad sexual, como estar bajo presión o sentirse deprimido.

Creencias. Analiza tus creencias y expectativas acerca de la sexualidad. Considera si las ideas equivocadas, como la idea de que las mujeres se vuelven menos sexuales después de la menopausia, afectan tu vida sexual.

Las necesidades sexuales varían. Muchos factores pueden afectar tu deseo sexual, desde el estrés, una enfermedad y la edad hasta la familia, el trabajo y los compromisos sociales. Cualquiera sea la causa, las diferencias de deseo sexual en la pareja, a veces, puede producir sentimientos de aislamiento o de resentimiento.

Habla con tu pareja sobre:

Tus necesidades de intimidad. La intimidad es más que solo las necesidades sexuales. También abarca las necesidades emocionales, espirituales, físicas y recreativas. Si no se satisfacen tus necesidades de intimidad emocional, puedes tener menos interés en el sexo. Piensa qué podría hacer tu pareja para mejorar tu intimidad emocional, y háblalo de manera sincera y honesta.

Tus diferencias en el deseo sexual. En una relación a largo plazo, las parejas pueden sentir diferentes niveles de deseo sexual. Habla sobre las diferencias y trata de explorar opciones con las que ambos estén satisfechos.

Si la dificultad persiste, considera ver a un médico o terapeuta sexual para obtener ayuda. Si tomas medicamentos y te preocupa el nivel de deseo, revisa los medicamentos con el médico. Si un medicamento en particular está afectando tu comodidad en cuanto al sexo o al deseo sexual, el médico puede sugerirte una alternativa.

De la misma manera, si un signo o síntoma físico, como sequedad vaginal, está interfiriendo con tu disfrute sexual, pregunta sobre opciones de tratamiento. Por ejemplo, los lubricantes u otros medicamentos pueden ayudar con la sequedad vaginal asociada con cambios hormonales u otros factores.

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