Contenido creado por Gerardo Carrasco
Mujer

Por los niños

Brasil: Madres y embrazadas procesadas con prisión podrían aguardar juicio en su casa

Tribunal Supremo del país vecino analiza ofrecer la posibilidad de que estas mujeres aguarden sentencia en prisión domiciliaria.

20.02.2018 15:50

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2018-02-20T15:50:00-03:00
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Montevideo Portal

El Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil decide en estas horas si las embarazadas y madres de niños menores de 12 años que están en prisión provisoria (es decir, todavía sin condena) tiene o no derecho a dejar la cárcel y permanecer en prisión domiciliaria a la espera del juicio.

Un equipo de magistrados del mencionado tribunal se apresta a votar un hábeas corpus colectivo en nombre de esas detenidas y sus hijos, bajo el argumento de que "confinar mujeres embarazadas en establecimientos penitenciarios precarios, impidiéndoles el acceso a programas de salud prenatal, , asistencia regular de parto y post parto y privando además a las criaturas de las condiciones adecuadas para su desarrollo", constituye trato inhumano, cruel y degradante".

Si bien no existen datos oficiales al respecto, se estima que cerca de un tercio de la población carcelaria femenina (más de 42.000 mujeres) de Brasil encaja en la categoría de gestante o madre de niños pequeños.

En base a esas cifras, unas 14.000 presidiarias podrían ser autorizadas a permanecer en prisión domiciliaria. De momento no se sabe si el hábeas corpus -en caso de ser acatado- tendría aplicación inmediata.

Una ley del año 2016 ya permite a las mujeres en las condiciones ya citadas solicitar la prisión domiciliaria, en procura de "asegurar los derechos del niño, el adolescente y el joven como prioridad absoluta". Sin embargo, los abogados lamentan encontrar una resistencia en los jueces de primera instancia a conceder ese beneficio.

"Hoy, los jueces argumentan que no queda comprobado (por la defensa de las mujeres) que la madre es insustituible, lo que es infundado. La madre siempre es insustituible, y esperamos que eso no deba demostrarse caso por caso", dice Nathalie Fragoso, integrante del Colectivo de Abogados em Derechos Humanos (CADHu), en declaraciones a la cadena BBC.

"Otro argumento es que la defensa no logró comprobar que la madre está en situación degradante en la prisión que todo el sistema penitenciario brasileño está en situación calamitosa", agrega.

El tema saltó a los titulares debido a dos recientes casos ocurridos en Sao Paulo. Este mes, n bebé recién nacido fue llevado a la cárcel junto a su madre luego de que esta fuera detenida con cargos por tráfico de drogas. El mes pasado, la presidenta del Superior Tribunal de Justicia (STJ), Laurita Vaz, negó el hábeas corpus a la madre de un bebé de un mes, impidiéndole la posibilidad de aguardar la sentencia en modalidad de arresto domiciliario.

La madre había sido detenida con 8,5 gramos de marihuana, oculta dentro de una torta que llevaba a su marido preso. En su decisión, Vaz afirmó que "la simple existencia de hijos menores no conlleva la concesión automática del beneficio (de prisión domiciliaria).

Para los críticos, decisiones de este tipo contrastan con los beneficios concedidos a Adriana Ancelmo, ex primera dama de Río de Janeiro, presa en el marco de las investigaciones por el denominado Lavajato.

Madre de niños de 11 y 15 años, Ancelmo recibió el derecho a prisión domiciliaria en diciembre por decisión de Gilmar Mendes, ministro del STF, quien argumentó que la prisión de las madrees y embrazadas, es "absolutamente preocupante" y defendió alternativas al encarcelamiento, para no incurrir en "castigo excesivo" a la mujer o a sus hijos.

"El hábeas corpus (en votación por estas horas) resalta la forma selectiva en que la Justicia trata a las mujeres presas (. . . ) y lo contrastantes son las decisiones cuando envuelven a mujeres de diferentes clases sociales", afirman desde el CADHu. Por ello, la idea es "ofrecer al STF una oportunidad para corregir injusticias y revocar la prisión de todas las mujeres, y no la de un grupo selecto de ellas".

Protección a la infancia

El impacto de la prisión repentina de una madre es "devastador" para las familias carenciadas, explica María do Carmo Leal, médica e investigadora de la Fundação Oswaldo Cruz (Fiocruz), y coordinadora de una investigación llamada "Nacer en las prisiones", cuyos datos serán presentados al STF en simultáneo con la votación del hábeas corpus.

"Se produce una desestructuración completa, porque generalmente la madre era el pilar de la familia y ella desaparece repentinamente", explica en declaraciones a la ya mencionada cadena.

Entre 2011 y 2014, Carmo Leal y su equipo mapearon a detenidas embarazadas o madres de niños pequeños en cárceles de 24 estados brasileños.

"La mayoría tenían entre 20 y 29 años, eran negras o pardas, con baja escolaridad y mucha vulnerabilidad social. Y el 62% de ellas ya tenían entre dos y cuatro hijos", refiere.

"Más de la mitad de estas presas no tenían compañeros y un tercio de ellas se declaró jefa de familia. La mayoría estaba presa por delitos menores, como llevar droga al marido en la cárcel, vender pequeñas cantidades de estupefacientes o involucrarse en peleas. Esa es la baja democracia brasileña. Arrestar a los más pobres e imponiéndoles un gran castigo".

El estar presa no hace que la mujer pierda la custodia de los hijos, pero es atenencia queda en suspenso hasta el juicio y correspondiente sentencia, suspensión que persiste si la madre es sentenciada a más de dos años de penitenciaría.

"Los hermanos son separados para vivir en refugios o ser cuidados por parientes o vecinos. Y bebés de hasta seis meses quedan con la madre en la prisión en la mayoría de los estados, mientras están en lactancia. Es un período de gran sufrimiento, porque la madre no sabe qué va a ocurrir con la criatura. De un día para el otro ese bebé puede dejar de ver a su madre, algo abominable para el desarrollo de la salud infantil", prosigue Leal.

El hábeas corpus menciona a los hijos de las detenidas como parte interesada, porque el encarcelamiento de sus madres "viola masivamente los derechos constitucionales de los niños, como el derecho a la salud, alimentación (lactancia), y de convivencia con su familia y comunidad", explica Pedro Hartung, abogado del grupo Alana, dedicado a la defensa de los derechos infantiles.

"Los estudios demuestran que los niños expuestos al estrés (como el causado por el alejamiento de la madre y la familia) llevan esa marca por toda la vida bajo la forma de atraso cognitivo y problemas de salud. Es un impacto social muy grave. Todos nos beneficiamos como sociedad si los niños tienen un desarrollo sano, y para proteger a esos niños hay que proteger a sus madres", afirma a la BBC.

¿El hecho de que sus madres sean potencialmente criminales no significa un peligro para esos hijos? Para Hartung, los dispositivos legales ya prevén que esos niños tengan un seguimiento por parte del Consejo Tutelar, que puede intervenir en caso de que la convivencia con la madre se transforme en un riesgo. "Abusos o violencia pueden hacer que la madre pierda el beneficio de la prisión domiciliaria", informa.

Indignidad absoluta

Un reciente relevamiento del Consejo Nacional de Justicia dice que en Brasil hay 622 presidiarias embrazadas o en lactancia.

Hartung afirma que hay 1.8 millones de bebés y niños viviendo con sus madres en la cárcel "en situación degradante" por falta de infraestructuras, higiene y garantías de protección a la infancia.

Por otra parte, no se sabe con exactitud cuál es el número exacto de presas que tienen hijos de hasta 12 años.

Otro factor preocupante es el explosivo crecimiento de la población carcelaria femenina, que aumentó un 600% entre los años 2000 y 2015. Según datos oficiales, el 80% de ellas son responsables principales (cuando no únicas) del cuidado de sus hijos.

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