¿Estás entre esas personas que piantan un lagrimón cada
vez que ven un Atari, una botella de leche de vidrio o se
encuentran en el altillo con los restos del Simon?

En nuestro espacio clásico de Qué es de la Vida, abrimos
una sección destinada a recordar y repasar la historia de
los objetos que marcaron parte de nuestras vidas y
desaparecieron con los años.





 
 
 
  La Familia Ingalls  
  Nos enseñaron que a pesar de la ceguera, la pobreza y las plagas, se puede ser feliz.

 

Existen dos clases de nostalgias. Una está formada por objetos oscuros, poco difundidos, que apenas un puñado de personas recuerda. Series de televisión que pasaron sin pena ni gloria, o juguetes inaccesibles para la mayoría de los niños que alguna vez fuimos.

Y después están las otras nostalgias. Las masivas. Las que marcaron una época y son un símbolo generacional. Hoy satisfacemos uno de los pedidos más recurrentes de nuestros lectores, centrando la atención en la familia más lacrimógena de la televisión.

Estamos hablando de los habitantes de la casita de la pradera. ¿No les suenan? Es que, para variar, los pícaros traductores pasteurizaron el nombre original, llegando hasta nuestras costas como "La Familia Ingalls".

Basado en la serie de libros de Laura Ingalls, el programa contaba las aventuras de Charles (Michael Landon), un hombre que junto a su esposa Caroline (Karen Grassle) se muda a Walnut Grove en busca de un mejor futuro. Juntos criaron a tres hijas: Mary (Melissa Sue Anderson), Laura (Melissa Gilbert) y Carrie (Lindsay y Sidney Greenbush).

Otros protagonistas eran los Oleson. El almacenero Nels y su mujer, la odiosa Harriet. Sus hijos eran Nellie y Willie. También estaba el doctor Baker y el reverendo Alden.

Laura era la narradora de las historias, en las que nunca faltaba la pobreza, el sacrificio, las mudanzas forzadas, los desastres naturales y las desgracias físicas, en especial la ceguera de Mary. Durante los diez años que duró la serie, se lloraron lágrimas suficientes como para convertir el Gran Cañón del Colorado en una piscina de agua salada.

Fueron 183 capítulos y cuatro películas hechas para la televisión. A pesar de encarnar los postulados de la moral protestante, Michael Landon (director y productor, además de encarnar a Charles) era judío.

Al terminar la serie, los miembros del núcleo familiar siguieron por diferentes caminos.

Michael Landon, nacido Eugene Maurice Orowitz, continuó trabajando en televisión, como un ángel recorriendo la tierra en "Camino al cielo". Luego de varias temporadas, grabó un piloto para protagonizar "Us", acerca de un hombre que pasó dos décadas en la cárcel por un crimen que no cometió. Pero falleció poco tiempo después, en 1991, de un cáncer pancreático.

Karen Grassle se mudó a Kentucky, donde continuó trabajando en teatro. Fue la confundadora de la compañía de teatro de Santa Fe, de la que fue directora de arte. Luego se mudó de nuevo a California junto a su hija adpotada.

Melissa Sue Anderson, quien con su ceguera nos recordó que todos somos Mary, siguió actuando en peliculas de bajo presupuesto y escasa repercusión. También fue actriz de doblaje, afición que compartió con su hermana de la ficción. Desde el 2000 al 2006 se retiró de la actuación para dedicarse a lanzar productos para el cuidado de la piel, aunque este año regresó en una película hecha para televisión.

Melissa Gilbert tuvo una interesante carrera luego de dejar de interpretar a Laura. Participó en varios filmes para televisión, además de protagonizar dos series, ambas de corta vida. Su papel más famoso no la mostró en cuerpo sino en voz: fue la Batichica de la serie animada de Batman de Paul Dini y Bruce Timm, que tantos premios cosechara. Hasta el día de hoy continúa participando en filmes y como invitada en series de televisión. Además fue durante cinco años la presidenta de la Asociación de Actores (el Screen Actors Guild).

Por último, las gemelas Sidney y Lindsay Greenbush (los papeles de niños pequeños, al estar reguladas las horas que pueden trabajar por día, generalmente se cubren con gemelos) abandonaron la actuación el mismo día que abandonaron la casita de la pradera. Se casaron, aunque no entre ellas, y Lindsay tuvo una hija.


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