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Navegaciones: la columna de Esteban Valenti

Barranca abajo: de la demanda judicial contra UTE por 332 millones de dólares

Los millones de dólares perdidos no son lo más grave, lo peor es la sensación de haber vuelto a los tiempos en que el país no tenía política energética. Por Esteban Valenti.

10.04.2018 13:37

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2018-04-10T13:37:00-03:00
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La empresa coreana Hyundai, responsable de la construcción de la planta de ciclo combinado de generación eléctrica de Punta del Tigre inició una demanda judicial contra UTE por 332 millones de dólares. La planta debía estar funcionando hace más de dos años. Según alega la empresa, las demoras se debieron a una inusitada e injustificable conflictividad laboral de parte del SUNCA. Todavía no terminaron las obras.

Hay que ser justos, el SUNCA anunció desde el inicio a varios jerarcas, que la planta no estaría terminada en el plazo establecido, porque había una reducción del empleo en la construcción y ellos necesitaban que continuara durante varios años. Y lo lograron.

Por otro lado, la semana pasada se informó de parte del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM) que el convenio con la empresa Shell para construir y poner en funcionamiento la planta regasificadora en Punta de Sayago había caído el 31 de marzo, sin ningún avance. Parece que las "puntas" no se nos dan bien a los uruguayos: es un fracaso detrás de otro.

¿Por qué estos dos fracasos evidentes están combinados? La planta de ciclo combinado de UTE con una capacidad de 830 MW de potencia fue diseñada básicamente para diversos combustibles, pero fundamentalmente para funcionar a gas. La generación de un megavatio (Mw) a los valores actuales y utilizando gas tiene un costo de 60 dólares, funcionando a gas oil se eleva a 140 dólares. Ahora se puede entender por qué UTE explicó y festejó haber ahorrado dinero comprando energía a la Argentina hace pocas semanas a un costo de 120 dólares. Porque no tenemos gas y porque la generación a partir del gas oil cuesta más de doble. Se ahorraron 20 dólares por Mw.

La generación eólica tiene un precio promedio de entre 60 y 70 dólares el Mw, pero a veces no alcanza, por eso se necesita una gran planta de respaldo de generación térmica, y esa es Punta del Tigre.

Por lo tanto, la no construcción de la regasificadora no es una pavada, es un revolcón proporcional a la algarabía con la cual el presidente Tabaré Vázquez en su primera reunión con el presidente argentino, Mauricio Macri, anunció en la estancia de Anchorena que se estaba avanzando en ese proyecto. Ahora el proyecto se murió sin pena ni gloria y sin explicaciones de parte de nadie. Y nosotros nos quedaremos - cuando finalmente esté terminada la central de UTE - con un coche de fórmula 1, que funcionará a gas oil y leña... Y nadie se siente obligado a explicar nada, ni de este ni del gobierno anterior.

Tengo además la sensación de que leído el convenio con Shell, totalmente leonino, es mejor que todo se haya caído, pero... no se cayó del todo, los geniales negociadores uruguayos dejaron una cláusula que le garantiza a Shell durante un año que si hay una propuesta ellos tienen derecho a, sin arriesgar nada, a participar. Realmente genial. Y sigue el silencio.

Hagamos un mínimo de historia, porque últimamente, si no hay un buen escándalo de por medio, si no hay alguien gritando desde adentro de una lata de tanto que metió la mano, todo lo demás no importa. Meter la pata es normal. Lo que importa es conocer si tenemos una estrategia energética nacional o si hemos regresado al tiempo de los partidos tradicionales que en materia de energía el país jugaba al golpe del balde. Juzguen ustedes.

Además de los restos de las obras en Punta de Sayago, de pilotes que afloran del agua del río, del dragado realizado, del gasoducto de 13 kilómetros en inmaculado estado pero lleno con nitrógeno y vacío totalmente de posibilidades, más las deudas y gastos acumulados, y una enorme experiencia sobre cómo no se deben hacer las cosas. Ah, y nos queda de regalo una estructura empresarial, Gas Sayago, con una gerente general (que tuvo que hacer el enorme sacrificio de rebajarse el sueldo y que en la actualidad gana como un ministro de estado), un gerente jurídico, una gerente técnica y otros cargos que nos cuestan más de 100.000 dólares mensuales. ¿Para qué? Para absolutamente nada que no sea gastar planta y esperar la carroza que le impone el MIEM. Y la carroza está empantanada hasta los ejes.

Si esto que afirmo, es parcial o totalmente falso, y me le dijeran a mí, saldría indignado a desmentirlo. Espero algún desmentido, algo.

Contar toda la historia sería muy largo y tedioso, como lo son todos los relatos de los grandes fracasos. El proyecto faraónico y que debía terminarse antes del fin del 2014... preveía construir una regasificadora basada en dos naves ancladas en Puntas de Sayago, explotadas por una empresa privada (totalmente comprensible considerando algunas experiencias...) y con una capacidad de producción diaria de 10 millones de m3 de gas licuado y de almacenamiento de 260 millones de M3. Una de ellas traería el gas líquido a estas cosas, la otra sería la regasificadora y el depósito. Costo estimado: 300 millones de dólares. Y un valor residual, la posibilidad por parte de la ANP de utilizar las instalaciones para el funcionamiento de un puerto. La ANP se bajó enseguida.

Para no quedarnos en chiquitas, a una ingeniera genial y de desbordante experiencia se le ocurrió que el proyecto original elaborado por la holandesa Marini & Arcadis en el 2012 era chico, había que ampliarlo y por eso en el proyecto se incluyó el mayor barco regasificador del mundo. Y trepamos a los 500 millones.

Nosotros consumimos en un día normal 300.000 m2 de gas, es decir 30 veces menos que la capacidad de producción y cuando necesitamos poner en funcionamiento Puntas del Tigre podríamos llegar con viento a favor a los 2 millones de M3 diarios, durante un periodo limitado. El resto del gas debíamos venderlo. Hay un solo comprador posible: Argentina. Para eso se pensaba utilizar el gasoducto Cruz del Sur y el nuevo tramo desde Punta de Sayago hasta conectarlo con ese gasoducto que tiene una capacidad en tierra de transportar 5 millones de m3. Bajo el Río de la Plata la capacidad es el doble.

Se llamó a concurso y quedaron seleccionadas 4 empresas, en realidad ninguna reunía las condiciones necesarias y convenientes, pero como no se podía fallar ni esperar, había que terminar la regasificadora en tiempo y forma se eligió una vieja conocida del Uruguay, Gaz de France Suez. Sí, los mismos que manejaron Montevideo Gas durante varios años, que no invirtieron un "sope" y dejaron la peor imagen posible y, sobre todo, la realidad más deplorable. Para no hablar de sus experiencias como operadores del sistema de gas por cañería en Rosario, Argentina, con accidentes incluidos.

Gaz de France como no quería poner plata se asoció con la japonesa Marubeni y para hacer la obra civil, es decir, la construcción contrató a la empresa OAS de Brasil. Como el preproyecto era algo enclenque y peligroso en su ejecución, se contrató a una vigilante, la belga Seco que ya había trabajado en el control de las obras de la Terminal de Contenedores (TCP).

En el 2013 comenzó la construcción a todo trapo, obviamente con los contratos firmados y sin saber a quién corno le venderíamos el 90% del gas producido. Y con Cristina Kirchner del otro lado del río. Todo un augurio.

Mientras tanto UTE que es propietaria del 90% de Gas Sayago se lanzaba a la desenfrenada carrera de instalar parques eólicos propios y privados, eso sí con un contrato que aseguraba a los dueños que le compraríamos el 100% de la producción, si se necesita o si no se necesita el gas en ese momento, con un precio promedio de 65 dólares el MW. Es así que de los 300 MW originales ya superamos los 1,500 MW de capacidad. Somos campeones mundiales. Siempre en proporción...

Al tiempo surgieron serios problemas con las obras y sobre todo con los precios de la regasificadora así que Gaz de France y Marubeni quisieron cambiar los términos del contrato, duplicar el valor mensual de las cuotas y alargar los meses. El gobierno no aceptó, en sesiones de negociación de antología y en los que algunos participantes relataron situaciones realmente tensas. Parece que algún participante oriental de oriente, se equivocó de país y creyó estar del otro lado del río...

Así que Gaz de France - Marubeni, juntaron sus petates, le pegaron un sablazo de más de 100 millones de dólares de multa a OAS, pactados en el contrato entre ellos y con esa plata pagaron la multa a Gas Sayago y nos dieron un portazo en las narices.

Y la regasificadora quedó paralizada y con un gasoducto terminado totalmente inútil, uno más, seguimos construyendo Punta del Tigre al ritmo que impone en SUNCA y, el gobierno con anuncios tras anuncios a los más altos niveles, que todos absolutamente todos se fueron disolviendo como pompas de jabón.

Y así estamos, sin nada en las manos, con Shell, que a pesar de los múltiples amigos que tiene en Uruguay nos hizo una gran verónica y nos dejó sentados. Y parloteando.

Los cientos de millones de dólares perdidos y dilapidados, no son lo más grave, lo peor es la creciente sensación de que hemos retrocedido a los tiempos en que el país no tenía política energética, rezaba para que lloviera y además cobra su energía eléctrica al precio más alto de toda la región, para desgracia del consumo doméstico, industrial, comercial y rural.

Es un tema que he seguido de cerca, me callé durante muchos meses esperando que las promesas y planes se cumplieran y para no entorpecer nada. Ahora barranca abajo, hay que reclamar explicaciones y terminar con el despilfarro tanto en Gas Sayago como en Punta del Tigre y sobre todo debatir y construir una estrategia energética, que es fundamental para el Proyecto Nacional.

Por Esteban Valenti