Contenido creado por Martín Otheguy
Medioambiente

Cuando el río suena

Tras los últimos refugios del puma en Uruguay: una visita al área protegida Montes del Queguay

Aunque el Queguay fue definido como "el río más limpio del país", no escapa a las amenazas que tienen otros cursos de agua. Autoridades buscan la manera de protegerlo al mismo tiempo que promueven el turismo responsable en el área.

13.03.2018 13:20

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2018-03-13T13:20:00-03:00
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Bajo la superficie el río, una silueta imprecisa de color amarillo, de un metro de largo, aguarda quieta entre las rocas. Cuando el remo se acerca, el agua se agita y la sombra sale disparada. "Es un dorado", dice Norberto, que conduce la canoa entre las aguas del río Queguay. A ambos lados de la embarcación, los sábalos también surcan con velocidad las aguas transparentes, poco profundas en esta época del año. Unos cuantos metros más adelante, un lobito de río se asoma a la orilla y rompe la calma del Queguay, en el que no se escucha otro ruido humano que el trabajo regular del remo, impulsando a la canoa entre las riberas exuberantes de vegetación nativa.

Norberto es uno de los integrantes del club Queguay Canoas, que ofrece servicios de canotaje, mountain bike, senderismo y pesca deportiva con devolución en una de las áreas protegidas mejor preservadas del país: Montes del Queguay, cerca de la ciudad de Guichón en Paysandú. El Ministerio de Turismo, con fondos del Banco interamericano de Desarrollo, colaboración de los ministerios de Vivienda y Trabajo y con apoyo de la intendencia local y el municipio de Guichón, inauguró a finales de febrero un Centro de Visitantes que funciona a modo de puerta de ingreso al área (ubicado en la Calzada Andrés Pérez, a 20 kilómetros de Guichón).

La inversión, cercana a los ocho millones de pesos, espera incentivar el turismo sustentable y responsable en uno de los rincones más naturales pero menos frecuentados del país. El énfasis puesto en la responsabilidad no es menor: Montes del Queguay, ubicado en la confluencia de los ríos Queguay Grande y Queguay Chico, se mantiene relativamente a salvo de los problemas más graves de contaminación que afectan a otras zonas del país.

El área tiene, además de un alto valor ecosistémico por la riqueza de fauna y flora, importancia arqueológica y cultural. A orillas del Queguay pueden encontrarse los restos de la tapera donde pasó sus últimos años Melchora Cuenca, la esposa paraguaya de José Artigas (dicen además que por sus fondos pasan los restos del milenario Camino de los Indios), y en sus bosques vivieron los últimos charrúas. Eso explica que aún hoy esté acampando en la zona un grupo que dice ser descendiente de la Nación Charrúa, y que pide que se le otorguen tierras del área en las que vivir. Cuatro o cinco de ellos estaban semi sumergidos en la orilla del río, viendo pasar el despliegue de visitantes y periodistas con las canoas y kayaks, en una escena un tanto anacrónica.

Integrantes del club Queguay Canoas. Foto: Leo Lagos.

"El Queguay es el río con el agua más limpia del país", dice a Montevideo Portal Francisco Bergós, director de esta área protegida. No hay ninguna ciudad ni fábrica en sus márgenes en todo el recorrido, aclara. Además, "llega hasta el área protegida con poca presión de agricultura y forestación, aunque más adelante comienza a aparecer este tipo de problemas", agrega.

Montes del Queguay es especial también por otros motivos. Es el mayor macizo boscoso del Uruguay, con una extensión de unas 20.000 hectáreas. Toda el área ofrece diferentes ambientes, desde tierras bajas (bañados, pajonales) a tierras altas (sierras basálticas y bosques de cerritos asociados), arbustales, bosques parque y pastizales no inundables. Tiene, además, "una conexión especial con la comunidad". "Creo que le calza bien el significado de su nombre en guaraní, que es el de lugar donde confluyen los ensueños", apunta Bergós.

En recuperación

Sin embargo, Montes del Queguay no está a salvo de las presiones del hombre y, de hecho, durante mucho tiempo la sufrió directamente. A finales de los 30 y comienzos de los 40, como producto de la demanda europea de carbón vegetal, el monte nativo del Queguay grande y el Queguay chico fue saqueado en forma masiva por empresas. Resistió y revivió, sin embargo, gracias en gran parte a que se trata de un monte inundable.

Mucho de eso debe agradecerse también a los vecinos, que desde 1949 insistían en que se creara un área protegida en el paraje que era conocido como Rincón de Andrés Pérez (lo que se concretó recién en el 2014). Ahora, son otros los problemas principales que debe enfrentar.

"La principal amenaza, como en todos lados, es la presión de la agricultura y forestación", dice Bergós, que cuenta que en otras áreas protegidas, como la de Esteros de Farrapos, se comprobó contaminación en peces y alteraciones en animales por problemas a nivel de cuenca, derivados del uso de agrotóxicos.

"Acá tenemos algunos afluentes donde hay más ambientes deteriorados por presión de la agricultura, pero no es aún un problema en el área", indicó.

Para prevenir que en Queguay suceda la mismo que en otras partes del país, la intendencia pretende generar un instrumento de ordenamiento territorial que controle la presión de la actividad agropecuaria en el área adyacente, explicó Bergós. Este instrumento daría más herramientas que las previstas por el decreto firmado en noviembre de 2014, que dio ingreso de Montes del Queguay al Sistema Nacional de Áreas Protegidas.

El 100 % de los terrenos comprendidos dentro del área están en manos privadas, por lo que la colaboración de los dueños de los campos es esencial para mantener el área protegida. En zonas adyacentes, al igual que en algunos pocos sectores dentro del área, hay predios otorgados por el Instituto de Colonización, que dialoga y negocia con los propietarios para que los emprendimientos productivos sean amigables con el medioambiente y produzcan el menor impacto posible.

Un informe realizado en 2011 por los especialistas y/o biólogos Enrique González, Ramiro Pereira, Yennifer Hernández y Gabriel Rocha, pensado como aporte a la implementación del área protegida, señalaba que la zona "se ve amenazada por la presión de las actividades agropecuarias en el sitio y cercanías, entre ellas los monocultivos forestales y de soja, la producción ganadera y actividades asociadas, como tala de monte nativo para extender praderas y plantaciones, desecación de humedales por canalización".

Tras el rastro del puma

Los especialistas señalaban en su informe que la información sobre la fauna que hay en la zona es muy escasa y no corresponde además al área donde están los mayores montes del Queguay. Bergós mismo se pregunta "qué maravillas habrá en la zona", una duda que quizá se despeje dentro de muy poco.

En los próximos días se colocarán 30 cámaras trampa para hacer un monitoreo participativo de fauna en el área, con el fin de descubrir qué especies -además de las que se avistan con frecuencia por parte de los visitantes-, hay en la zona.

Bergós tiene algunas expectativas ambiciosas pero claras. "Esperamos encontrar el puma, porque hay varias versiones de avistamientos y árboles marcados por las garras. Hace mucho que se dice que el norte del Queguay aparece el puma", indica el director del área.

El puma es una presencia muy elusiva en el país, aunque esta registrado para el Uruguay. Bergós conoce personalmente a un cazador de jabalíes que le aseguró haber tenido a un puma en la mira telescópica, en el área del Queguay, y le llegaron además versiones de un puma atropellado en la carretera. "Nada de eso puede ser usado como prueba", admite.

Para Enrique González, responsable de mamíferos del Museo Nacional de Historia Natural, las historias son plausibles. A su oficina llegó la foto de un puma llevado en una jaula, en la caja de una camioneta, presuntamente atrapado en montes del Queguay en 2011. "Yo tiendo a confiar en la información que brindan los paisanos", contó a Montevideo Portal, tras explicar que según lo que le dijeron ese mismo animal fue soltado luego en el área.

A partir de la búsqueda bibliográfica, revisión de colecciones, entrevistas y relevamientos, el trabajo ya citado de González y compañía registró 262 especies de vertebrados para Montes del Queguay: 16 especies de anfibios, 17 de reptiles, 187 de aves y 42 de mamíferos.

Enrique considera que si bien se trata de un área sometida a gran estrés, por sus características inundables (no son humedales lo que se inunda periódicamente sino el mismo ecosistema boscoso), es lo suficientemente extensa como para permitir la presencia del puma, que entre sus posibles presas tiene en la zona a los ciervos axis o los carpinchos.

"Los corredores para el puma están compuestos por hábitats favorables para su presencia, aunque pueden incluir en cierta medida áreas desfavorables (tierras cultivadas, carreteras y zonas semi-rurales). Estos felinos prefieren áreas con cobertura boscosa para vivir y trasladarse, pero son capaces de movilizarse a través de cortas distancias sin una cobertura apropiada o en terrenos desfavorables", indicaba el trabajo de González, Pereira, Hernández y Rocha.

Aullidos en la noche

El puma no es el único animal poco frecuente en el país que puede esconder Montes del Queguay. "Otro que han dicho que han visto pero no tenemos verificación es el aguará guazú", cuenta Bergós. Este fascinante canido, el más alto de Sudamérica, es conocido como el "zorro con zancos" por sus largas patas, con la parte inferior de color negro. Aunque el último ejemplar capturado (y muerto) en Uruguay apareció en la zona de Paso del Centurión (Cerro Largo), también hay avistamientos en el Queguay.

Esta especie "fue registrada mediante el testimonio de un lugareño que describe su aspecto, tamaño y comportamiento de manera fidedigna", indica González, que considera que es posible que el aguará -conocido también por sus extraños aullidos- aparezca cada tanto en el monte del Queguay pese a los problemas que le presenta la inundación frecuente de la zona.

"Proteger los bosques ribereños como corredores tal vez haga posible que especies como el puma y el aguará-guazú recolonicen áreas donde fueron extirpados previamente", señala el trabajo realizado por González y compañía, hecho tras una estadía de 15 días en el área.

Muy cerca del punto de acceso al área se encuentra también la Cueva del Tigre (llamada así por los jaguares que habitaban la zona), que alberga una colonia importante de murciélagos vampiros. El Rincón de Pérez supo ser, además, uno de los últimos hogares del guacamayo azul, ave extinta ya a nivel mundial y que solía refugiarse en los palmares yatay de la zona.

Otras amenazas para la fauna y flora nativa del país, como la presencia de especies invasoras, están bastante controladas, según considera Francisco Bergós. Cada tanto aparece alguna gleditsia, así como paraísos y fresnos, pero mientras la canoa atraviesa el Queguay, es flora nativa la que uno ve inclinarse sobre el río.

Entre los animales invasores más problemáticos están el ciervo axis y el jabalí. Dentro del área protegida está prohibida la caza (aunque con el jabalí se haga la "vista gorda" por tratarse de una plaga). El problema, dice Bergós, es que muchos cazadores furtivos entran por el río y "sueltan la perrada por fuera" para que los carpinchos se tiren al agua, donde los matan con más comodidad. Con un solo guardaparques trabajando en un área tan extensa, el control de la caza furtiva para proteger el área se hace difícil, aunque el fenómeno no presente una amenaza grave por el momento.

Como contrapartida, el área recibe también a animales nativos liberados. Bergós pidió a la división Fauna que se liberen en la zona algunas especies que se recuperan en el bioparque Mbopicuá: yacarés, ñandúes y patios criollos, lo que se hará ni bien se autorice por parte de la Dinama.

El visitante frecuente sabe que el río alberga también otra clase de fauna. Cuando el Queguay está más crecido, las "flotadas del Queguay" permiten ver a Homo sapiens deslizándose a buena velocidad por las aguas con chalecos salvavidas y casco, disfrutando los rápidos del río. Al igual que al resto de los animales que visitan la zona, les interesa especialmente que las aguas del Queguay sigan siendo las más limpias del Uruguay.

Por información de visitas: Club Queguay Canoas 
Alojamiento cercano: Salinas del Almirón 

Martín Otheguy/motheguy@montevideo.com.uy