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Medioambiente

Alas de libertad

14 especies de aves están en alto riesgo de extinción en Uruguay, según nueva publicación

"Si no se aplican medidas para contrarrestar sus amenazas pueden desaparecer en el corto y mediano plazo", dijo a Montevideo Portal el biólogo Adrián Azpiroz, uno de los editores del Libro Rojo de las Aves del Uruguay.

19.01.2018 10:30

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2018-01-19T10:30:00-03:00
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Por Martín Otheguy

Uruguay cuenta ya con su Libro Rojo de las Aves, volumen que evalúa el estado de las especies de aves en situación más precaria. En el caso de la versión uruguaya, coeditada por los biólogos Adrián Azpiroz, Sebastián Jiménez y Matilde Alfaro, se centra en la biología y conservación de las aves categorizadas como "En Peligro Crítico" y "En Peligro".

El trabajo de evaluación sobre el estado de conservación de nuestras aves había comenzado ya en 2012 con la elaboración de la Lista Roja de las Aves en Uruguay, que sirvió de insumo para la elaboración de este libro. Aquella lista categorizaba por primera vez el estado de las aves en Uruguay con los criterios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Con la edición del Libro Rojo, los autores presentan información sobre la biología de las especies, mapas de distribución, análisis de amenazas y medidas prioritarias de conservación que deben implementarse para evitar que estas especies sigan avanzando hacia la extinción.

El libro analiza el estado de 16 especies. Dos de ellas están extintas a nivel regional (el Guacamayo Azul y el Playero Esquimal), dos se consideran "En Peligro Crítico" (Gaviotín Real y Tijereta de las Pajas) y 12 "En Peligro" (Pato Criollo, Albatros Real del Norte, Albatros Errante, Albatros Pico Amarillo, Petrel Atlántico, Burrito Plomizo, Chorlo Cabezón, Playero Rojizo, Gaviota Cangrejera, Lechucita Canela, Cardenal Amarillo, Loica Pampeana).

Según explicó a Montevideo Portal el biólogo Adrián Azpiroz, uno de los editores del libro, las especies listadas en las categorías más altas tienen mayores posibilidades de desaparecer en el corto y mediano plazo (diez o veinte años) "si no se aplican medidas para contrarrestar sus amenazas".

El principal problema para las aves uruguayas, continúa Azpiroz, es el mismo que a nivel global: la pérdida de hábitat. En el caso de Uruguay eso es visible en la pérdida de pastizales naturales, afectados por las actividades productivas del hombre. En especies marinas, otro factor importante es la captura incidental asociada a la actividad pesquera que afecta a albatros y petreles, aunque según el biólogo actualmente se están tomando medidas para mitigar los efectos.

Cambia, todo cambia

En los últimos cinco años, desde que se publicó la Lista Roja, se produjeron cambios en el estatus de algunas especies que motivará una pronta evaluación y recategorización debido al empeoramiento de la situación para algunas especies y la mejoría en otras.

Por ejemplo, señala Azpiroz, el Playero Rojizo hace cinco años era considerada una especie de "Preocupación Baja" a nivel global pero ahora se la reconoce como "Casi Amenazada". Un caso contrario es el de la Gaviota Cangrejera, que se consideraba una especie "Vulnerable" a nivel global y ahora pasó a ser "Casi Amenazada".

A nivel general, la situación de Uruguay es similar a la región y la tendencia global. Azpiroz explicó que "aproximadamente un 10 % de las aves uruguayas están en peligro de extinción mientras que un 12% lo están a nivel mundial".

Los que se van

Hay dos especies que ya no están en nuestro territorio pero figuran en el Libro Rojo. Una de ellas, el Guacamayo Azul, está incluso extinta a nivel mundial, aunque en algún tiempo supo poblar nuestras tierras. Según el biólogo, en este último caso es difícil establecer las razones de su extinción, ya que el proceso de su desaparición comenzó hace ya mucho tiempo (siglo XIX) y existe muy poca información concreta sobre el mismo. "Se cree que era una especie poco común y se apunta a una especialización importante de los frutos de la palmera yatay; a medida que la agricultura y ganadería afectaron los palmares, eso repercutió en las poblaciones", indica sobre una de las teorías. Otras apuntan a la incidencia de patógenos o la destrucción de los bosques ribereños en los ríos Paraná y Uruguay. Lo cierto es que este guacamayo se perdió para siempre, en Uruguay y en el mundo.

Entre las aves listadas "En Peligro", Azpiroz cree que "todas están muy complicadas". En algunos casos es difícil generar cambios desde una perspectiva individual. Algunas amenazas como la modificación de pastizales nativos (de los cuales muchas especies amenazadas dependen) necesitan de cambios profundos a nivel de políticas de Estado y esto a su vez depende del compromiso de una parte importante de la sociedad.

Por otro lado, está el caso muy concreto del Cardenal Amarillo, sobre el cual es más fácil incidir a nivel individual. ¿Cómo? No fomentando el tráfico de aves de jaula -que afecta a esta especie en particular pero también a muchas otras- y denunciando a quienes se dedican a la caza del cardenal.

No sólo la actividad productiva local o el tráfico de fauna están generando cambios en las aves del Uruguay. Algunos biólogos apuntan también a las incidencias del cambio climático, que provocan que en Uruguay estén apareciendo numerosas especies que no solían verse. Si bien Azpiroz no conoce estudios específicos que aborden este tema en nuestra región, considera que "hay evidencia circunstancial que sugiere que la aparición de estas aves ‘subtropicales' está asociada al calentamiento global". Muchas de estas aves necesitan condiciones o recursos (temperatura, alimento) característicos de latitudes menores. Hoy en día muchas de estas aves llegan a Uruguay, establecen nuevas poblaciones y se reproducen.

A desalambrar

En Uruguay hay varios proyectos destinados a la conservación de aves que intentan modificar su suerte. Uno de ellos es el de cría y reintroducción del cardenal amarillo, que lleva adelante Vida Silvestre. El propio Azpiroz impulsa el proyecto Aves Pampeanas en Salto, que se enfoca en la Loica Pampeana y otras aves de pastizal, y tanto Alfaro como Jiménez (co-editores del Libro Rojo) tienen sus propias iniciativas.

Matilde Alfaro, por ejemplo, coordina los Censos Neotropicales de Aves Acuáticas (que incluyen a las aves playeras migratorios), en los que participan muchos voluntarios. Jiménez está centrado en las especies pelágicas, tanto albatros como petreles. Además hay otros siete técnicos que figuran como coautores colaboradores (Martín Abreu, Andrés Domingo, Natalia Martínez-Curci, Diego Caballero-Sadi, Gonzalo Cortés, Natalia Cozzani y Javier Lenzi) que también llevan adelante trabajos de investigación y conservación de las especies incluidas en el libro.

En el Libro Rojo de las Aves se dan datos precisos de las áreas de distribución de las especies. Sin embargo, en dos casos, los autores prefirieron omitir esta información: el Cardenal Amarillo y la Loica Pampeana, que son muy susceptibles al tráfico ilegal de aves de jaula. En estos casos se optó por no especificar las localidades precisas de manera de no facilitar la actividad ilícita de los cazadores de pájaros, indicó Azpiroz.

El biólogo reconoce que el equilibrio entre no revelar las ubicaciones y la necesidad de dar datos científicos importantes es difícil y fue motivo de discusión. "En general en los Libros Rojos se da esa información, pero en Uruguay, donde la captura para el comercio ilegal es todavía una actividad importante, nos pareció que no era prudente dar tales detalles para el caso de estas dos especies", señaló Azpiroz, aunque aclaró que ésta quedará disponible para iniciativas de conservación.

El Libro Rojo de las Aves puede descargarse gratuitamente en este enlace o verse a continuación. Es, como indica Francisco Rilla en el prólogo, una obra reconfortante para todos los que confían que un mundo más sostenible y biodiverso es posible.

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Por Martín Otheguy